Escándalo. Cuando los buenos dilemas surgen.


Es verdaderamente un gusto encontrar buenas cintas de thriller psicológico, películas que reúnan grandes elencos, una trama ética compleja y clara, y giros interesantes. Escándalo (Notes on a Scandal) es el perfecto ejemplo de cómo el género sí tiene historias qué ofrecer.

Conoce a Bárbara (Judi Dench, magnífica), una estricta maestra de secundaria que resulta ser escrupulosa, disciplinada y temeraria por el pasillo escolar en el que deambule. La historia, narrada con su voz en off en los momentos explicativos, cuenta cómo relata la llegada de una nueva maestra al instituto, Sheba Hart (vulnerable y encantadora Cate Blanchett), quien resulta ser su opuesto: inocente y amable.

El conflicto de la historia surge cuando Bárbara descubre que Sheba mantiene una relación prohibida con uno de los alumnos, colocándose en una posición moral en la que debe decidir si decir la verdad a las autoridades o ser cómplice del delito.

Escándalo es, afortunadamente, uno de los mejores filmes de suspense psicológico que he visto en varios años, por su manejo de las circunstancias, la química de sus protagonistas y los obstáculos que se les pone enfrente. La cinta nos permite ver los dilemas emocionales que enfrentan Bárbara y Sheba a lo largo de la película. La primera, temida, respetada y odiada, es una lesbiana perturbada y compulsiva, egoísta y conducida por sus ególatras deseos de tener con quién vivir, que encuentra en Sheba la candidata perfecta para “hundirla” en su locura psicópata. Mientras que en Blanchett hallamos el blanco fácil de manipulación, tortura, inocencia y vulnerabilidad. Interpreta con esmero a una maestra de aparente firmeza que pronto se ve envuelta en un dilema sexual con uno de sus alumnos, y lo que al inicio parecía estar bajo control pronto se convierte en una complicidad prohibida, donde tener la última palabra y la verdad, son la diferencia.


Seamos cómplices nosotros de las asombrosas, terribles y espléndidas actuaciones de dos mujeres en una historia donde la manipulación se apoya de la hipocresía de una mujer, del estudio obsesivo sobre la “novata”, desembocando en un final que merecidamente coloca a esta película entre las cintas de suspense psicológico mejor hechas en varios años. Tanto Dench como Blanchett han demostrado en diversas ocasiones sus talentos, y pues aquí los llevan a otro nivel. Su moralidad es puesta a prueba, y la conveniencia, sumada a la hipocresía, hacen de los momentos dramáticos algo ricamente satisfactorio. ¿Cómo proceder? ¿De qué manera debe reaccionar Sheba cuando se entera de las verdaderas intenciones de Bárbara? ¿Admitirá ésta sus problemas personales? ¿Dejará de añorar lo que no puede tener y respetará su entorno?

El ritmo es delicioso y algunos detalles, aunque predecibles, totalmente lógicos y aportadores de una coherencia interna espectacular. Es, rotundamente, una cinta que conviene ver. Para dar una idea de la magna calidad narrativa y psicológica que esta película tiene, algo muy semejante pudimos ver en Perdida (Dir. Fincher, 2014), lo que indica qué tipo de film es el que tenemos aquí. Estupendo. Increíble. 

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