El talentoso Sr. Ripley. Suplántame; conviértete en mí.


Lo primero que pensaría al ver el film El talentoso Sr. Ripley (The Talented Mr. Ripley, Dir. Minghella, 1999) es que su desarrollo narrativo nos llevará lentamente por los caminos que mostrarán a Ripley (Matt Damon en un papel asombroso) resolviendo el dilema inicial de la cinta: traer al hijo de un adinerado sujeto de vuelta a su casa. Pero antes debe saber que el joven, encarnado por un convincente Jude Law, disfruta su vida de ensueño al lado de su bella prometida Marge (bellísima y encantadora Gwyneth Paltrow). 

Y pues mis impresiones cambian conforme la trama se desarrolla; yo habría esperado, por igual, una confesión al final, con todo y el aparente profundo talento de Ripley por imitar a quien lo rodea, sea por voz, actitud o mentalidad -aspecto que únicamente enaltece la capacidad de Damon como actor-, sino que en lugar ir directo al punto, el guion se encarga de mostrar diversos conflictos como parte de un núcleo más esencial: la multiplicidad de quién es Ripley. 

Así, en vez de llevar las mentiras a niveles insospechados, estirar el misterio, más bien decide llevarlo por otros rumbos, mismos que no me molestan del todo si no ofrecieran la sensación de relleno. Digo, Paltrow sale impresionante, y su papel de la novia víctima es bueno, a ratos inocente pero que conforman el rompecabezas en que incidentalmente los sitúa Damon, quien con Law comparten una química escolar agradable que velozmente contrasta y los conduce inequívocamente al giro de tuerca que será el conflicto central de la segunda parte de la película, casi como si habláramos de otra cinta. Otra temática o tono. Lo que comenzó como una misión casi al estilo Ethan Hunt, rápidamente se transformó en una película que fácilmente vería estelarizada por Leonardo DiCaprio, a quien de volada le compramos el papel de estafador; más allá de que DiCaprio siempre hace el mismo personaje, habría sido más convincente. No le quito el mérito a Damon, lo hace bastante bien y encarna una psicología como pocas, pero estoy habituado a verlo como héroe. 

Como lo dije antes, en mi recorrido por cintas más "clásicas" como son Metrópolis o Cinema Paradiso, vengo a platicar que el Talentoso Sr. Ripley es buena como una cinta de intriga con pequeños toques de espionaje, pero muy al estilo de La provocación, nos encontramos ante un viaje de sospecha elaborado a partir de mentiras, donde el camino falaz no conduce más que a la perdición, o a la locura. Y si sumamos a la depravación psicológica creada por Ripley, en la que caen Marge y Freddy (Seymour Hoffman), la presencia de la guapísima y sorprendente Cate Blanchett, aunque agradable, se siente fuera de lugar. Casi como si fuera la dosis necesaria de luz en un mar de oscuridad, creado únicamente para escapar de un enredo cuando logra justo lo opuesto. 



Eso sí, caos a un lado la película goza de una producción que permite disfrutar un poco Italia y otras zonas de Europa, distintos encuentros en locales público y, evidentemente, la asombrosa capacidad de Ripley para zafarse de la incomodidad. Una incomodidad a la que no estamos exentos, y menos con más de dos horas de duración. Pensé en varios cortes a la cinta, maneras de terminarla abruptamente y aun así creo que habría quedado bien, especialmente porque el permanece intacto y, lo quiera Ripley o no, la verdad sale eventualmente, aun si la elabora en el mar como en tierra firme. Una buena cinta, pero muy larga para mi gusto, aun con el espléndido talento de Damon y sus compañeros de reparto. 

1 comentario:

  1. Voy a confesar un evento... penoso. Ésta cinta la vi allá por el dosmil luego de ver su nominación en los premios MTV Movie Awards (sí, vergonzoso) a mejor escena musical. Porque parecía, en esa escena cantando 'Tu vou fa'l americano' en un bar de segunda con onda beat, divertida, sugería una historia diferente... o qué sorpresa.

    A la fecha estoy convencido que es de los papeles más menospreciados de Damon, porque siendo el compa-brother de Affleck, no se le veía como actor serio, de hecho creo que ese status sigue vigente. Y aquí se despoja de toda prudencia y se avienta al ruedo sin paracaídas para interpretar a un sujeto, violento, mezquino, destructivo, seductor, embustero y homosexual.

    Quizás la intensa competición de protagonismo con sus co-estelares opaca el esfuerzo de Damon, y es que con el brío anterior también decidió probarse ante un ensamble de talento poco usual al lado de Jude Law, Philiph Seymour Hoffman, Jack Davenport y Cate Blanchet.
    Tarea nada fácil para nadie, pero que sin embargo encausa sin salirse del flujo del río, como parte orgánica y pieza fundamental en el thriller psicológico, cuyo móvil principal es el deseo y la posesión de lo deseado. La enmienda del padre es apenas la excusa para juntar a estos dos jóvenes: Dickie Greenleaf y Tom Ripley. El primero un hijo burgués despreocupado y sin aspiraciones reales más allá de la buena vida es la puerta de acceso para Tom a ese universo opulento, pero más allá de las bondades del status se teje el deseo por ser Dickie, un ansía de poseerlo que culmina en malos términos.

    Y aquí debo añadir que Meredith es un enigma para mí. Su presencia es siempre por demás inoportuna, acorralando a Tom entre la verdad y la mentira, entre lo correcto y lo incorrecto según los términos sociales de la época, rompiendo el comfort de Tom al grado que me hace pensar ¿será real? No es Meredith una manifestación esquizofrénica de un homosexual de closet psicópata. ¿Será una especie de consciencia Vogue?

    Desconozco al personaje literario y no tengo mayor referencia que la versión de Minghella, pero al menos en el apartado de las actuaciones es una cinta recomendable con bastantes marañas enredosas que si bien no terminan de cuajar, sí ayudan a definir un anti-héroe nada convencional.

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