Una aclaración antes que nada: yo no buscaba ver esta película. La respuesta es sencilla: es la única novela que no he leído del famoso y controversial Dan Brown. Sin embargo, heme aquí. Aún me acuerdo cuando salió El Código Da Vinci, allá en 2006, mi época de preparatoria. Y como muchos, me sentí presa de la curiosidad por saber si una novela TAN polémica habrá sido bien adaptada. Salí pensando, como en la mayoría de los casos, de que el libro es mejor, y es que sinceramente: ¿puede el director/a competir contra nuestra imaginación? Claro que no. Con todo y el paquete, la película no fue una pérdida de tiempo: terminó siendo un entretenido viaje que constantemente se esforzaba por emular el misterio religioso de la novela, Tom Hanks personificó -y todavía lo hace- al personaje por excelencia de Brown; en aquel entonces fue una revelación la bonita Adrey Tautou.
Y tres años después llegó su segunda adaptación, Ángeles y Demonios, que resultó más avispada, pero igual de intrincada, no obstante, en esa ocasión -que fue un día caótico para mí-, tuve la oportunidad de ver un lado oscuro y convincente en Ewan McGregor. Ahora, este 2016 Langdon regresa y, así como El símbolo perdido, Inferno se centra, no sin recurrir a simbología, religión e historia universal, en problemas ambientales y sociales actuales. En este caso, al reparto se una la muy bonita Felicity Jones (si viste, por ejemplo, El sorprendente hombre-araña 2 la ubicarás bien) como la villana haciéndose heroína.
Es la hora en que sigo preguntándome por qué no hacen adaptación de La Fortaleza Digital o incluso de La Conspiración, novelas que sí leí y que, contrario a esta, siento que pegarían más en la conciencia colectiva por su temática, pues cada una aborda perspectivas semejantes a Inferno pero apoyándose de elementos, creo, más veraces. Infierno, como es propio en Ron Howard gracias al sello novelístico de Brown, te mete diálogo tras diálogo aderezados de fragmentos de historia que apelan a una cultura general cuyo tono es previsible en sus intenciones: impactar con datos que todos deberían conocer; y si lo hacen, terminarán aburridos. Aunque es muy evidente que su tema base fue La divina comedia, de Dante Alighieri, una historia que todo fan de la literatura debe leer, la película, como sus antecesoras, se estanca en su clásica travesía de "salvar el mundo". Es cliché el mensaje: somos demasiados y debemos detenernos o terminaremos muertos por la sobre-población. O sea, ¿qué película no ha abordado este tema? Y, como Hollywood es transigente, a punto de que la cinta caiga en lugares oscuros -como la extinción de la humanidad-, están los héroes para salvar el día, perdón, salvar la noche y a la humanidad.
Es entretenida y sus valores de producción (toda locación en Europa) presume sus costos; Hanks se siente cómodo interpretando a Langdon y la firme presencia de Omar Sy es caricaturesca pero entretenida. Si leíste la novela, la disfrutarás más que yo; si no, puede que te parezca demasiado larga.
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