Creo que por el hecho de ser escritor es que me sentí identificado, en cuanto a sentimientos se refiere, con la naturaleza de la historia. Esta historia. La misma tiene varios sellos emocionales (moralejas), de fábrica (cortesía de Laika) y de concepto (la recreación ideológica del mito), los cuales son importantes y deben ser recalcados, alabados y considerados parte de la trascendencia cinematográfica. En síntesis para este primer párrafo, Kubo y las dos cuerdas mágicas (que para nuestro continente se tituló "Kubo y la búsqueda samurái", en cuyo epígrafe hay algo de verdad debido a la propuesta narrativa) es un deleite principalmente emocional, después sentimental, familiar, individual y místico.
Seré honesto: estoy al tanto de que es la cuarta película del estudio, no obstante, aunque me rodeé de la publicidad de las cintas previas, no llegué a verlas, por lo que hablo de la presente cinta de una manera única, individual y quizá un tanto descontextualizada en términos de lo que el estudio acostumbra ofrecer al público. Ahora bien, no descarto el aspecto visual (no lo menciono arriba), mismo que incluso para los más ignorantes en el medio digital -como un servidor- resulta ser un deleite sutil, cuya elaboración esconde su belleza y misticismo, pero la historia es lo que más me interesa aquí.
Sé que a estas alturas ya has de haber visto la película por lo menos tres veces, y no te culpo, pues no hablamos de una historia cualquiera, no de productos constantemente riesgosos con sello "infantiloide" ni de historias pletóricas de CGI, no. No. Estamos hablando de una historia que se distingue por su corazón, por su alma y por sus auténticas ganas de contar una aventura verdadera humana. Y, ¿cuál es? Kubo es un pequeño niño que perdió un ojo al nacer, consecuencia de un pasado familiar. Ahora, cuida de su madre moribunda, cuya enfermedad reside más en la psicosomatía producto de un pasado oscuro que la afecta cada día más; Kubo tiene un talento mágico: con tocar su (¿guitarra?) le da vida a sus figuras de origami y realidad a sus historias, mismas que tienen un atractivo para el pueblo donde las relata. Todo va bien hasta que el pasado de su familia lo alcanza, dejando a su mamá sin más opción que salvarlo sacrificando su propia vida. Ahora Kubo, con todas las preguntas del mundo en su cabeza, viaja en una misión por encontrar elementos que lo ayudarán a recuperar algo que no ve venir: su propia existencia.
Probablemente discrepes, y si es así, nuevamente no te culpo, pero la lectura que yo saco de esta historia es que, además de la conservación del mito como arquetipo de la narración, es que hay momentos en la vida en que debemos detenerlos a apreciar nuestro entorno, nuestra familia, nuestra vida y, más aún, apreciar lo que somos. Esto nos lleva a entender que, por momentos, la película gira en torno al concepto de recreación que hacemos de nosotros a partir de la visión ajena; nos formamos ideas sobre lo que somos a partir de otras percepciones, o incluso nos hallamos en la mirada ajena. ¿Sartre? Cruzó mi mente. Pero nos seamos melancólicos. La película es bella, así que no tengo razón para despojarla de su gracia. Sólo tengo derecho y oportunidad de engrandecerla.
Además de su cuidado diseño de personajes y construcción de los mismos tenemos una inusitada banda musical, cortesía de Dario Marinelli, quien logra sumergirnos en este mundo con música vernácula, y eso le ofrece un punto más profundo de originalidad a la cinta. Como dije un poco más arriba, la concepción que se hace del mito aquí no es una novedad: no en vano se considera una tradición humana desde siglos atrás, y esto recobra fuerza a partir de un concepto psicológico actual, misterioso y seductor: la memoria (que aquí se aborda desde lo "colectivo"). La idea del recuerdo como anclaje del pasado no me parece novedosa, pero sí importante, porque al mismo tiempo nos recuerda que debemos perder el miedo a lo que fuimos, a lo que somos y seremos, que debemos confiar en quien nos cuida, porque lo que nos cuente o comparta forma parte de un sentimiento. Y tener ojos para verlo y disfrutarlo es una grata sensación. Por eso, el recuerdo de lo que sentimos y quienes están a nuestro lado es una lección consistente en el cine. Bien lo decía Aristóteles, ¿o no? "Saber es recordar", y con la reminiscencia de nuestro lado, pues el mensaje cobra mayor fuerza.
Entender de manera alterna que somos humanos, y que lo que hacemos y decimos proviene de la fuerza de nuestro corazón, o de la simpatía que personajes como el escarabajo -elemento cómico de la cinta que de verdad te saca carcajadas debido a sus naturales diálogos- tienen, hace que la cinta brille constantemente por sí misma. Ya sea con su carisma insectoide o con la del "señor simio", cuya mirada protectora y fortaleza son incuestionables. Apuesto por más lecturas humanas, con el tema de vivir con la pérdida y la importancia de seguir nuestro camino, y aunque en apariencia es con soledad, recordar que el corazón "almacena" el cariño de nuestros seres queridos, lleva a conocer y comprende que en el momento en que Kubo y las dos cuerdas mágicas trasciende; se humaniza tocando tu mente, corazón y alma, y se queda contigo. Es cuando lloras y comprendes el significado de la película, que no es cualquiera.
Como último dato que podría ser la tierra en la montaña de oro, no todo personaje puede ser del agrado de los más pequeños, pero al final, la película es honesta en sus intenciones y eso se agradece.
Quisiera empezar por agradecer tan encantador retrato de la historia mágica de este niño tan noble, y agregar que si te pareció buena la historia, ParaNorman podría ser tu próxima parada sin que te descepcione en lo absoluto.
ResponderBorrarCreo que la película carece de ese trofeo de cinco estrellas porque peca de occidentalismo, o por lo de ser una es una película animada con una temática reflexiva en un mercado que aún no logra despojarse de la etiqueta que la animación es para niños. Es una cinta familiar que posee ciertos momentos oscuros y que exigen una atención más devota que el público promedio (niños Y adultos) normalmente no tienen.
También creo que la cinta merece más visitas a fin de comprender por completo las diferentes capas con que se forma la historia. Las metáforas son ríquisimas en contenido narrativo, y desmenusarlo es algo que dificilmente se termine de hacer con una sola pasada.
Ojalá y la gente voltée a ver proyectos de esta magnitud que le aporten la frescura y el candor que de pronto se pierde en salas abarrotadas con "historias pletóricas de CGI". Que acertada descripción.
Jajajaja gracias por lo último ^^
BorrarPues sí, ver varias veces una película ofrece perspectivas diferentes, y en cada ocasión se torna más profundo. No dudo de que esta sea la excepción. Algo semejante a lo que me pasó con TDK, de Nolan, cuyo mensaje ni es sencillo ni completamente difícil, pero sí hay que mirarla con lupa.
Y pues la presente cinta es un deleite, coincidimos en eso. Habrá que esperar a que salga en DVD, o BD, para disfrutarla plenamente.