LIBRO: De perfil. Y ahora, ¡a chupar!

De perfil, y por delante, y por detrás, y de espaldas, y en la fiesta, büey. Te lo juro. Mis papás son Violeta y Humberto, tengo un hermano menor que siempre anda de 

    chismoso, pero la Queta Johnson es la mera neta, carnal. Palabra. Te lo juro, ¿me das un billete de $1o? Veré a unos amigos en la Colonia Del Valle, y no quiero que me cachen, neta. Esta ciudad es de cuidadito, ay, tengo hambre man, dont you get something? Oh, bueno pues, yo que quería ser tu flais, enserio. Palabra que sí. Bueno, ya me voy porque si no la Queta se requeteencabrita. 

Si piensas que lo de arriba no tiene ni pies ni cabeza, estás en lo cierto. La novela De perfil, de José Agustín, pilar en la ficción, es una novela que está muy por debajo de otros títulos de la ciencia ficción cuyo ingrediente principal es la verosimilitud. Y la verdad, un título que la deja muy pero muy atrás es El Guardián entre el Centeno del autor D.J. Salinger, obra con mucho mejor estructura, más entretenida y, sobre todo, una tensión más elaborada en su argumento que encanta desde su primera página. De perfil...creo que incluso la revista TV Notas es más interesante, y eso ya es decir mucho. 

De perfil fue una novela taaaaan básica, que incluso podría decir que no tiene argumento por sí, y por esta razón la dejé como dos veces en pausa, sobretodo por mejores lecturas como una de las novelas de Jo Rowling y por la obra ya comentada de Victor Hugo. La presente obra, del renombrado autor jaliciense José Agustín, quien la escribió en 1966, y dado el año, se puede entender perfectamente la construcción atmósferico-emocional de su obra, tiene poco que decir y mucho por lo qué dejarla. Un muchacho que vive su transición de la niñez a la adolescencia, esto implica: alcohol, sexo, cigarros, descubrimiento de la identidad, mentiras, hacerse pipí en los pantalones, fumar junto a la mamá, mentirle a tu hermano menor y hacerte büey frente a tus amigos, quedarte callado en un "sangrons" y quién sabe cuántas cosas más. 

De perfil se muestra demasiado ligera en sus pretensiones, tanto que casi roza la categoría de aburrida, sin embargo eso no es lo peor. Ahora llegamos a ese punto. Entre sus cualidades está la formidable construcción de una atmósfera mexiquense, un lenguaje taan natural en nuestra nación que no es necesario pensar en desarrollo de personajes -bueno, no tanto-, ni en consecuencias ni...nada más. Es hacia su final que la química entre Protagonista y la diva Queta Johnson agarra un poquito de vuelo de una manera "divertida", especialmente por el empleo de un ingrediente famoso y habitual en nuestra cultura : el humor negro. La idea de usar el sarcasmo como método humorístico levanta tantito una historia demasiado presuntuosa que no tiene ni pies ni cabeza, interesando sólo un poco al lector, especialmente por las travesuras que los protagonistas viven. 

Y de acuerdo, se le puede perdonar lo predecible, lo patética que la narrativa es en general, la absurda solución a las subtramas, pero con todo, la historia peca en lo más importante: la caracterización del protagonista. ¡No conocemos ni su nombre! La historia está narrada en primera persona, método convencional, pero ni es suficiente para conocerlo de manera que nos sintamos identificados con él. Sólo nos enteramos de cómo piensa y actúa tomando como referencia sus amigos y familia, pero no hay nada que lo describa. Mal. La verdad, habría preferido explorar otros títulos del autor. De hecho, lo haré, aunque la decepción tome tiempo en alejarse de mí...