La llegada. El lenguaje a través de la exploración.



Hace no mucho, cuando realicé mi tesis de licenciatura, abordé el lenguaje desde la concepción social. En ella explicaba, con base en las teorías del autor que manejé, que el lenguaje constantemente está sujeto a interpretación al ser una herramienta de carácter social siempre al servicio del individuo. Buscar puntos en común no es tarea fácil, especialmente por el contexto. A esto se suma el hecho de que el lenguaje es la forma pura de la versatilidad: siempre cambiante y dinámico, es el principal reflejo de la cultura humana como demostración de lo complejos que podemos llegar a ser. 

Y es que si bien La llegada aborda el tema lingüístico de una forma sumamente interesante, me gustaría agregar el sutil hincapié que realiza en la cuestión etimológica para argumentar sobre el planteamiento general de la cinta. En una particular escena, Banks (Adams, estupenda) profundiza en la importancia conceptual de tener claras las funciones de una pregunta descomponiéndola en sus diversos sintagmas, astucia intelectual que sin duda la lleva lejos en su misión. El lenguaje es visto como un todo. El lenguaje es un todo; a mí me interesa sobremanera, especialmente como un fenómeno social (si no fuera así, mi tesis habría sido de otro tema). 

Banks establece, por momentos, que el propósito de los visitantes engarza su origen, pero rumbo al desenlace, que puede tornarse confuso en la psicología transmitida, ambos destinos (humanidad y alienígenas) parecen cohesionarse. ¿Hasta qué punto? Es una pregunta que la cinta no abandona. El que fuera director de Intriga (Prisoners, 2013) y de la aclamada y comentada cinta Tierra de Nadie (2015), presenta en La llegada un interesante viaje de suspense en el que se permite explorar las posibilidades del lenguaje utilizando la ciencia como vía narrativa. En Banks, Delleneuve encuentra un punto de retorno al origen del lenguaje, a su porqué, llevándonos por una propuesta filosófica verdaderamente interesante al insertarlo como masa de plastilina moldeable no entre culturas humanas, sino culturas universales. Es de esta manera que la sensibilidad de la protagonista nos permite acercarnos a interrogantes psico-lingüísticas que, en otro contexto, no habrían hecho mella, no con una invasión como telón de fondo. Porque aquí, más que el pánico, el conflicto político entre Europa y Oriente, hablamos de una cuestión reflexiva sobre la capacidad intelectual y sensible que el ser humano puede tener para hacer contacto -eso sí, inteligente- con el exterior, con otras especies y qué grado de vinculación se puede construir. 

Banks, como lingüista y curiosa, siempre va más allá, aunque tenga que desafiar la autoridad, transgredir las reglas que se le han impuesto, priorizando la curiosidad como valor y no la prudencia o la precaución, y esto es elemental en la ciencia. 

Con el tema del lenguaje como vehículo social, me llegó otro tema a mitad de película. La interpretación simbólica, que para los teóricos hará de esta cinta una muy placentera por la cantidad de información a procesar. A mí me interesa un punto: la interpretación a partir de lo estático. En filosofía del lenguaje se plantea una sencilla pregunta: ¿en qué consiste el significado? Si la palabra se usa, es connotativa; si se aplica en referencia a una convención y función pre-establecidas, es denotativa. Yo estoy convencido de que tiene un significado (denotación), pero hay quien opina que el significado lo determina el uso (connotación). Repito: ¿en qué consiste el significado si la interpretación y el momento pueden cambiar a base de intenciones? 

Ejemplificaré con una muestra que mi autor de tesis solía usar para motivar la reflexión (mismo ejemplo que está disperso a lo largo de mi ensayo de titulación): tienes a un conjunto de turistas que exploran una selva. De pronto se encuentran con un grupo de nativos y al momento todos ven pasar por entre unos arbustos a un conejo. Al instante, los nativos exclaman "¡Gavagai!". "¿Qué puede significar el vocablo?", se preguntan los turistas. "¿Conejo? ¿Pata de conejo? ¿Conejo saltando? ¿La blancura del conejo?" Ellos no lo saben, sólo les queda interpretar el acontecimiento y formular las teorías que puedan.  

Algo similar pasa aquí con Banks interpretados el lenguaje visual y de "pedo" que los alienígenas le comparten. 

Cuando Banks comienza a progresar en su vínculo con la otra especie, piensa en las posibilidades más cercanas, acordes al momento y lugar, que pudieran congeniar con los vínculos básicos de su cultura. Ahí encontraría una traducción radical, que sería una metodología diseñada para sacar conclusiones fáciles a problemas complejos. La protagonista pronto entiende el lenguaje como un factor atemporal, pues la inserción del verbo ser crea espacios de tiempo entre sintagmas u oraciones, y eso es algo que identifiqué a raíz de mis clases en Filosofía del lenguaje. Es un puente atemporal, un reflejo de entendimiento. Así, conforme la película avanza Amy Adams construye un personaje que sirve como fundamento de la epistemología reflexiva entre civilizaciones. Lo que importa es el término aplicado, no el objeto al cual se endosa el concepto. Es algo casi ontológico, pero complejo e interesante. 

Es en su tercer acto que la cinta se complejiza un poco más, llevando al espectador a un viaje redondo que puede dar mucho para discusiones teleológicas, incluye drama familiar para sentirse como en casa, y el resto del elenco, entre quienes están Jeremy Renner y Forest Whitaker, cumplen en sus papeles. Pero los verdaderos protagonistas serán Adams como la lingüista y los visitantes verdes, cuya forma física encuentro original, y en un par de planos, intimidante. Al final, La llegada es un viaje social, individual, personal, teórico y familiar, que nos muestra pincelazos ficticios como excusa para ahondar en la importancia del lenguaje, de la vida misma, por más dolorosa y nostálgica que pudiera ponerse a veces, y de lo que podemos hacer con nuestro camino como seres humanos. 

Puntos extras para la música, que incrementa el grado de tensión y ancla nuestro interés a la historia. 



2 comentarios:

  1. Sabía que pondrías algo asociado a Quine, en especial dado la naturaleza de la cinta. Pensé claramente en lo Gavagai, a la mención de 'Kangurú', que si bien es un dato inventado, sí ocurrió algo así con la expresión Yuz K'atán.

    Personalmente la escritura de los alienígenas me recordó más bien a la eyección de tinta de un calamar. Pero el punto más interesante es el diseño de las 'palabras', porque su concepción combina elementos grafico-fonéticos como el registro digital de las ondas sonoras, con codificaciones binarias y se vuelve un entramado visual abrumador y apasionante.

    Por otra parte, está el principio de que el aprendizaje de otro idioma (y esto es un hecho), reconfigura conexiones ínterneuronales que permiten un nuevo pensamiento, o una nueva forma de pensar. En ese sentido, es lógico —aunque para muchos resulte descabellado— que si un lenguaje posee una interpretación diferente del tiempo, la precepción del mismo, invariablemente se modifica.
    La connotación-denotación de la comunicación entre ambas especies es enriquecedora precisamente porque el lienzo está en blanco, todo se define y re-define a cada paso. Cada parte aprende a connotación dentro y fuera de la denotación. Supone sin mucho exagerar, una posibilidad maravillosa que seguramente experimentaron todos los exploradores de nuevas tierras en su viaje por el mundo.

    Algo que quisiera agregar es la apuesta intelectual. Aquí el contacto se da, no por un vehículo místico como en Encuentros Cercanos, o por una situación bélica como en Marcianos al Ataque, aquí impera el talento intelectual, se establece que el mejor camino para afrontar un evento de tal magnitud y naturaleza debe partir las dos grandes bases del saber humano: lenguaje y matemáticas.
    En ese sentido, el miedo y la ignorancia son los mayores enemigos del desarrollo humano, y tristemente eso es lo que con mayor frecuencia se encuentra en las personas.

    No quiero cerrar con el pesimismo de siempre, porque casualmente, dado su tratamiento y la manera de abarcar la hipótesis, salí de esa sala de cine, sonriente y esperanzado.

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    1. Jajajajaja, sí, era predecible.
      Definitivamente es una cinta muy buena, muy bien hecha y que dará de qué hablar por su planteamiento y el contexto en que el director lo sitúa. Es, desde luego, de esas cintas que vale la pena ver varias veces teniendo la seguridad de que en cada nueva ocasión, algún inesperado mensaje nos aguarda.

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