Cuando los créditos iniciales de Star Trek: sin límites (o Star Trek: más allá, como fue bautizada en Europa) se presentan ante nosotros, en mi caso tuve la duda de si era el cierre del ciclo o si la producción nos entregaría eventualmente una cuarta entrega. De la primera, estrenada en 2009, a esta, no hay mucha diferencia en cuanto al argumento. Se trata del mismo individuo que busca acabar con la Federación; no obstante, si bien la saga y el universo creado por Gene Roddenberry allá en los 60 tenía intenciones más profundas a nivel cultural, la más reciente cinta de Star Trek no innova mucho al respecto.
Las dos primeras entregas, que fueron dirigidas y producidas por el asombrosamente hábil JJ.Abrams se convirtieron en un éxito en crítica y taquilla. Y como este habilidoso director se pasó a realizar exactamente la misma labor con el séptimo episodio de Star Wars, obviamente se mantenía la duda de si Star Trek: sin límites podía estar a la altura de sus predecesoras. La respuesta, hasta donde lo veo, es un tentativo no. Star Trek: sin límites es una cinta muy entretenida y, hasta donde puedo entender, refleja con fidelidad y estilo la historia original, esto al menos en lo que concierne a sus componentes básicos: el argumento, los personajes, el misterio, el conflicto, el contexto y la moraleja detrás. Porque la idea de viajar a las estrellas para descubrir lo desconocido, o como dice Kirk "lo que está aparentemente oculto", siempre ha sido parte de la naturaleza humana. La idea de ir más allá, des descubrir y entender el universo -desde la ciencia ficción, claro- ha sido una idea fascinante, atractiva, y fue parte de este concepto lo que impulsó y logró que las sagas de antaño se quedaran en el corazón de la gente. Star Trek: sin límites muestra un respeto entero por esto. Lo homenajea, pero hasta ahí.
En la entrega tenemos a los personajes, el Capitán James T. Kirk, Spock, Leonard McCoy y al resto de integrantes del USS Enterprise, así como nuevas adiciones en el elenco que incluyen a Idris Elva como el villano [en turno] Krall y a Sofía Boutella como Jaylah, que será un aliado para la corporación y sus tripulantes. También tenemos la inclusión de algunos sucesos que hemos visto en las entregas pasadas, sólo que aquí éstos ejercen una influencia emocional sobre los personajes, permitiendo prolongar las subtramas como un intento de rellenar la narrativa. Me parece que lo más importante de la saga en general, tanto en su origen como en su desarrollo, fue la crítica y el mensaje que proponía a las audiencias, a las sociedades y al mundo en general (con base en lo que percibo y me han platicado): pasamos de conquistadores de mundos a seres vivos en favor de la enseñanza, amantes del saber, del trabajo en equipo, y de estar dispuestos a crecer e ir más allá, a madurar como especie en el universo. Y así como la saga, y esta cinta por supuesto, se encargan de modelarse y posicionarse a través de estas valores, mismos que se alimentan de la naturaleza humana y de algo que nos caracteriza en lo más básico: la curiosidad por lo desconocido, también encontramos hipótesis sociales (el resentimiento, la injusticia) que no son precisamente lo más destacado aquí.
Como suele pasar, o cabría esperar, la cinta se desarrolla en su mayoría en un planeta lejano, donde toda la acción (y sus posibles problemas) tiene lugar. A través de un engaño que se da por ahí todo comienza, porque claro, ¿qué sería la historia sin conflictos?, pero una cosa sería proponer un conflicto novedoso, retador e interesante y otra presentar el mismo problema de siempre; así que de nueva cuenta tenemos a la tripulación liderada por Kirk enfrentándose a un sujeto del pasado que tiene un odio especial contra la Federación porque ésta lo abandonó (¿podemos verlo como la metáfora del individuo que le tiene coraje al gobierno?) y que buscará destruirla. Una vez misma, Kirk y sus acompañantes deberán salvar su mundo y, quizá de paso, al universo.
A diferencia de las entregas anteriores, esta no tiene mucho desarrollo de personajes, no sustituye conflictos ni propone algo distinto. Y digo, de la primera estrenada en 2009 a la de 2013, donde disfrutamos de un magnífico trabajo por parte de Benedict Cumberbatch como Khan, aquí el personaje de Elba se siente relegado, tradicional, sin algo nuevo. Dudo que sea su culpa, más bien cuestión del guión, que mil perdones, fue escrito por Pegg y Jung; pero repito, ¿realmente es necesario tener un desapego, un espacio, una distinción entre las cintas? Si la primera se encargó de presentarlos, caracterizarlos, desarrollarlos y mostrarnos su mundo, la secuela de 2013 nos permitió ir un poco más allá, con impresionantes efectos visuales y actuaciones de primera que respetaban el espíritu de la historia (cortesía Abrams); es así que para la entrega actual no degustamos el desarrollo en ningún aspecto de la cinta. ¿Era necesario? No lo creo, pero la aportación sí lo era. No la veo. Los valores que la historia original presentó al mundo aquí los vemos, como fondo, como centro, como marco, expresados en cada rincón, ángulo, plasmados en los personajes, casi como estatuillas, pero más allá, Star Trek: sin límites sigue siendo lo mismo con la propuesta (a detener al malo antes de que destruya todo); sobra decir que la edición y el ritmo -factores técnicos- podrían ser el negrito en el arroz, pues aun cuando sabemos que la historia, la que nos ocupa, es una completa vicisitud (sus secuencias van y vienen, lo que nos ofrece una mínima lectura de la historia), no le da mucha oportunidad al espectador de seguir el hilo de la historia (a mi lado tenía a un señor quejándose y preguntando todo el tiempo por qué pasaba lo que pasaba), y el ritmo no es el favorable. Entretenida, con algunos chistes para comodidad del público, buenos efectos visuales, acción al por mayor -mucha, a decir verdad-, y personajes simbólicos, con metas y dimensión, es una cinta que puede sentirse como un cierre brusco y apresurado, suponiendo que lo sea.
Voy a aclarar que no soy ni remotamente fan de la saga, y hablo desde sus orígenes televisivos. No obstante SÍ he visto bastante material, del viejito pues, tanto de la serie original (con unas actuaciones terribles y penosas), un par de películas derivadas del reparto original (La Ira de Kahn y En Busca de Spock) y hasta unas episodios de la serie noventera con el Capitan Piccard y su respectiva primera película "Star Trek: Generations". Y neta, juro que no soy fan, es MERA casualidad.
ResponderBorrarDicho esto, tengo muy pocas referencias del re-lanzamiento de JJ Abrahams y hasta donde sé ha sido bien recibida por los fans. No me extraña que aún con un buen guionista como es Simon Pegg el cambio de dirección haya quedado corto, en especial si la referencia curricular de Lin es Fast and the Furious, perdón por los que gustan de esa pirotecnia vehicular pero carece de la profundidad temática que pueda desarrollar cualquier cinta de ciencia ficción.
Y es que cuando se canjea el contenido por acción gratuita, los resultados suelen ser malos, o por lo menos decepcionantes.