No manches, Frida. 'che maestro pitero.



¡Puff! Y No manches, Frida llega a salas de cine. Bueno, desde la semana pasada. Y que me arriesgo a verla. ¿El resultado? Un viaje lleno de risas, algunos momentos predecibles y una ingeniosa revoltura de clichés, pero la mezcla es tal, que la cinta termina agradándote. Te cuento en breve de qué va: Omar Chaparro interpreta a Zeki Alcántara, un convicto recién salido de prisión, que para cubrir una deuda que tiene, debe recuperar el dinero que alguna vez dejó enterrado...en donde ahora es una escuela secundaria. Sin muchas opciones, decide tomar uno de los empleos que dicha escuela ofrece y, en secreto, recuperar su pertenencia. 

Ésta es la columna vertebral de No manches, Frida. Al lado de Omar está la muy bonita Martha Higareda (yo la recuerdo mucho de Fuera del cielo), quien interpreta a Lucy, una convencional maestra de blancos principios que rápidamente contrasta en personalidad con la indiferencia "de huevos" de Alcántara. El primer acierto de esta cinta es que te entretiene y con ganas, además de que presenta un muy palpable desarrollo de personajes, experimentas la comodidad mientras eres víctima empática de los momentos sociales que atraviesa cualquiera que haya estado en una secundaria con abuso social todos los días. El cliché del maestro rebelde es presentado con estilo e ingenio, aun a costa de la autoburla (presta atención al momento de la escapada de la policía). Estos elementos contribuyen a que, aunque ves claramente los estereotipos y los clichés de "esto ya lo he vivido", lo cierto es que el humor trabaja muy bien todas las escenas de la película, y esto conduce a que, por momentos, no veas venir los chistes que caracterizan a nuestra cultura. La pasas bien. No manches, Frida es un viaje redondo versión ligera. Tiene momentos bastante predecibles, pero endulzados con buenas actuaciones. A pesar de que el mensaje de la película es muy obvio, no te defrauda y eso es gracias al carisma de sus protagonistas; un acierto adicional es que el tema romántico lo maneja con soltura pero no de manera central, sino como excusa para darle un final feliz a un drama telenovelesco, cierto toque de suspense que te mantiene con la intriga y el estómago revuelto de tanta risa que seguro te avientas. Tiene diálogos mexicanos típicos que son únicamente reflejo de las diversas facetas del mexicano modelo. 

Fuera del entretenimiento ocasional, entre pedos, "¡chinguen su ma...!", cigarros, mota, y uno que otro chupe, la cinta se ocupa de profundizar levemente sobre el personaje principal a través del resto de integrantes que componen esta comedia. Quizá parece que busca subir de tono la adrenalina emocional, que busca ir más allá de lo que pretende, pero el guión está tan bien pensado que fija el tono con firmeza, fluyendo con la narrativa. Perfecta no es, pues tiene elementos exagerados y que hacen ver la transición como algo forzado, pero no completamente inverosímil. Es una película más larga para lo que propone, pero su duración coadyuva a ver el derrotero narrativo de una manera sencilla y creíble, al mismo tiempo que el asunto dramático es pormenorizado y el intento de ironizar los dramas americanos lucen improbables (presta atención a la escena del pago). Fuera de esto, el filme es interesante, es una respiro y te diviertes con cada ocurrencia. 


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