Crítica a Spotlight


La cinta dirigida por Tom McCarthy profundiza en los delitos eclesiales con un toque de cine periodístico clásico. 

En primera plana (Spotlight) es una cinta que debes ver. Primero porque reúne a un gran elenco; segundo, porque la combinación que éste tiene con la historia logra uno de las películas más trascendentes, entretenidas e ilustradoras en años; tercero, porque presenta de un modo distinto uno de los conflictos más conocidos de la iglesia desde hace años: el problema del abuso sexual de ciertos sacerdotes hacia menores de edad y cómo la vida de varios de ellos quedó afectada con el tiempo. 

La cinta no se toma la molestia en desaprobar la conducta de la religión, sino que simplemente se enfoca en cómo se procuró hacer justicia sobre aquellos presbíteros que, por determinada causa, abusaron de personas hasta el punto de arruinarles la vida. Esto incluye el daño psicológico que varios elementos del clero recibieron, una cantidad que, acorde con los hechos reales que narra la película, llegó a superar los ochenta casos. "Spotlight" es un grupo interno que trabaja dentro del periódico Boston Globe que, por razones específicas, abandonó muchos años antes el caso y con ello, la denuncia hacia estos delitos. Según la cinta, han pasado años y ahora los personajes encarnados por Michael Keaton, Mark Ruffalo, Rachel McAdams, junto con Liev Schreiber, logran un equipo que, en un inicio, está deseoso de sacar a la luz esta terrible verdad, pero conforma la cinta se desarrolla y las causas van surgiendo, cada uno construye motivos diferentes para continuar o desistir. En este sentido, aunque la cinta no pierde el camino y se centra en presentar algunos ejemplos de las víctimas de esta situación eclesial, gran parte del guión se enfoca en la inicialmente lucha profesional del personaje de Ruffalo, y que termina volviéndose personal, generando mucha mella en su entorno. Todo el elenco entrega actuaciones totalmente creíbles, comprometidas y sus personajes rebosan lógica, sentido común e intenciones ocultas, no por concepto de traición, sino por principios morales. 

Puede que el primer acto de la cinta resulte confuso en la construcción de la premisa, pero conforme el filme avanza, la claridad toma lugar. Dentro del cine, en este género enfocado en el periodismo, la película por excelencia -que desgraciadamente todavía no veo y que pronto haré- es Todos los hombres del presidente (Alan, J. Pakula, 1976), considerada la referencia principal a este género cinematográfico. 

La cinta atrapa, y esto se debe en gran medida a los giros de tuerca que presenta la trama, convence porque presenta con honestidad -pero no con "lupa"- las consecuencias del abuso sexual desde la postura de la investigación, sus repercusiones morales y cómo reaccionan las "grandes esferas" cuando son confrontadas con las respectivas acusaciones; la cinta reta al espectador a plantearse qué haría para cambiar la situación (en el caso de verse involucrado); cuestiona el poderío de la institución más famosa del mundo y logra que contemples con poca subjetividad el problema social que esto implica. La película te sumerge tanto en la situación, que hacia su tercer acto regala la impresión de que estar alargándose mucho, aunque en realidad no es así. Si te gusta el pensamiento crítico, no puedes perdértela. 

1 comentario:

  1. La verdad la vi por curiosidad pero se me hizo demasiado aburrida, estaba tan desesperado de que terminara que cerré mis ojos para descansarlos incluso se me hizo más divertido aventar palomitas. al final fueron dos horas de tortura.

    La moraleja es que no hay que dejar que los niños vayan solos a la iglesia y cuando estén con los sacerdotes siempre tienen que estar supervisados de algún familiar de confianza.

    -Tacos al Pastor.

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