The Flash: temporada 3


Cumpliendo ciclos.



Después de una segunda temporada que definitivamente dejó con ganas de más, que capturó la parte más humana del personaje, con sus problemas, centrada en el dolor de Barry Allen, los acontecimientos llevaron la serie a uno de los arcos más famosos del velocista escarlata rumbo a su tercera temporada: Flashpoint. Así, la emoción por la llegada de la tercera era prácticamente alta, con dudas, con preguntas, hipótesis y demás factores que solamente nos tenían con un nudo en el estómago. ¡Iban a adaptar el famoso cómic en la exitosa serie televisiva! Y la gran pregunta que quedaba por responder era: ¿sería durante toda la temporada o solamente un par de episodios?

Tengo que admitir que las resoluciones narrativas propuestas por los guionistas fueron buenas: Flashpoint fue, de una manera práctica, los primeros dos episodios, pero para que la serie fuera congruente con sus principios, encontramos el concepto de causa-efecto a lo largo de los 23 episodios. Toda decisión, buena o mala, tiene una consecuencia, positiva o negativa, y las repercusiones persiguen a Barry Allen desde el momento que se convirtió en Flash. La tercera temporada consistió, entonces, en explorar la psicología de cada uno de los personajes, por medio de él, para comprender las ramificaciones del destino, del azar, jugar con el poder y confrontarlo hasta las últimas consecuencias. 

"Conoce a tu enemigo" fue el tagline de la presente temporada, y basándose en eso los escritores idearon una temporada que, en sus primeros capítulos, no me había convencido del todo. Se percibía una "flojera narrativa", poco contenido, la sensación de agotamiento creativo y relleno por consiguiente. Esto se vio del episodio 3 al 11, especialmente. Daba la sólida impresión de que la serie necesitaba un buen aire, un empujón creativo, y tras unas cuantas semanas de capítulos repetidos y una espera peligrosamente suspicaz, todo el equipo creativo nos sorprendió con una renovada fórmula que incluía acción, una psicología más delineada, efectos visuales a la altura, drama y comedia, todo a partir del episodio Intocable, que volvió a elevar las expectativas al máximo. Desde entonces, esta nueva temporada me ha dado de qué hablar, me maravilló con su chispa, incrementando la emoción, y utilizando, quizá de un modo mañoso, el recurso de crear nuevos conflictos. Porque para la mitad de la actual temporada, la preocupación no solamente era qué problemas trajo consigo la decisión de Barry tras cambiar su pasado, también se trataba de que un nuevo villano, surgido de su futuro, buscaba matar al amor de su vida: Iris West (Candice Patton). 

Puede que haya desacuerdos, que haya quien habría querido que realmente muriera, argumentando que de la tragedia nace el romance, que lo épico surge de la oscuridad, de lo peligroso (citando, claro, a Romeo & Julieta), que las decisiones nos forjan, y aquí la serie tiene un peso argumental importante. Desde el principio, y por lo mismo desde el cómic base de Flash, los viajes en el tiempo se convierten en un recurso continuo para escapar a nuevas soluciones, incrementando el nivel de complejidad y trayendo, a su vez, nuevas consecuencias. Como ya dije, a partir de Intocable, el conflicto se renueva y las necesidades narrativas de la serie encontraron nuevos cauces, nuevas preocupaciones. Si bien se ha recurrido constantemente al talento de los actores principales para sacar adelante una serie con claro potencial, también queda preguntarse hasta dónde podría llegar el nivel creativo de los guionistas. Contamos con la presencia de Grant Gustin, cuya interpretación es estupenda, en un balance justo entre vulnerabilidad, fortaleza y perseverancia, así como del resto de los personajes, mención aparte al inigualable Tom Cavanagh como Harrison Well o "H.R.", quien con cada segundo en pantalla nos maravilla con su talento, ingenio y presencia. 

Rumbo al giro narrativo -primero, reparar los errores de la línea de tiempo alterna, ahora salvar a Iris de la muerte-, todo evidentemente cambió. Las prioridades se alteraron y los personajes se rehicieron, y como todo en la vida, el dolor nos fortalece, nos entrena para los peores tiempos posibles. Pero (y es un PERO grande) lo más importante, trascendente, y de lo cual hay que dar crédito a los guionistas, ha sido la complejidad psicológica que al final se planteó: Barry Allen lucha contra sí mismo. Puede haber discrepancia con respecto al origen de Savitar en los cómics, pero plantearlo a él mismo como el villano a vencer, aun a pesar de las buenas y malas circunstancias, del excelente giro de tuerca en el final de temporada, las cosas siempre encuentran, un equilibrio, el universo tiene restablece el balance, y eso es algo importantísimo, más allá de las historietas. Por eso, en parte, me gusta DC Cómics: se apoya de la realidad para elaborar su narrativa. Y aquí, esta premisa la llevan a límites inimaginables. Siempre cuidando la coherencia interna más profunda, la serie hace de Barry Allen un muchacho, un hombre dispuesto a pagar por sus errores (como Spiderman de MARVEL), y aquí aplicas las reglas no es la excepción. De este modo, presenciamos un final de temporada que me resulta excepcional en todos los sentidos, que encuentra una congruencia imparable, emotividad, sentido épico, drama del bueno, un giro de tuerca que abre nuestra mente a toda posibilidad, toda capacidad de ser y para ser. 

Así, lo que pensé que sería un final cualquiera, sin ingredientes especiales ni motores narrativos particularmente notables, se transforma, de un momento a otro, en un instante donde la gloria, la oportunidad de redención, se vuelve un panorama de lo que siempre ha sido The Flash: hacer lo correcto. No importa el costo. Barry lo sabe y afrontó sus consecuencias. Se rumora que ya hay villano para la cuarta temporada, pero pienso que sería mucho más intenso, emocionante y dramático dejar el regreso de Flash para el final de la cuarta, y permitir que Wally tenga el centro de atención un buen rato. Así, el tono de la posible nueva temporada cambiaría, sería más realista, más creíble, más "tangible". Una serie con sus pequeños altibajos, que a ratos peca de monótona, es y sigue siendo al día de hoy, una de las mejores series de súperhéroes que hay

Deja varias incógnitas en el aire, y tal vez me hayan faltado cosas por comentar, pero ha sido una serie estupenda.

¡Viva Barry Allen! ¡Viva THE FLASH!

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