Pienso en Fish Tank e inevitablemente me recuerda a A los trece (Dir. Hardwicke, 2003) en la tonalidad que reina en su
primer acto donde la adolescente protagonista simplemente está inconforme con
el mundo que la rodea. Tiene problemas con sus amistades, lidia con sus
hermanas precoces y, encima, aguantar el rudo trato que recibe de su madre,
quien tiene un novio llamado Connor (Fassbender en un papel que podría aludir a
Shame).
Las hermanas y la mamá están presentes en
la historia como un modo de terrenizar la vida de Mía, pero lo cierto es que en
Fish Tank lo realmente importante es
el vínculo que poco a poco forjan ella y Connor, su posible padrastro, con
quien convive más, estableciendo un vínculo emocional inesperado.
La cinta, dicho esto, gira alrededor de la
desilusión que llegamos a sufrir los seres humanos con nuestras respectivas
relaciones, donde el temor a convivir y compartir va de la mano con el riesgo a
experimentar, todo desde la perspectiva de Mía, quien tiene miedo de hacerlo y
por lo mismo cuando interactúa con los demás, su mecanismo de defensa es la
agresión para ocultar el dolor, el temor a la pérdida y las ganas auténticas
que tiene de amar y ser amada.
Y en este punto, su mancuerna con
Fassbender es buena, pícara y emotiva cuando se da. Es evidente que sus
talentos combinados sobrepasan al resto del elenco, provocando que la mamá
pase, en ocasiones, a ser un mero adorno y no la “novia” en cuestión. Las
miradas de Mía son pesarosas, lúgubres, transmiten la soledad que la carcomen
por dentro, contrastando con los atisbos de esperanza que podría tener si se
abriera, pero encontrando una vía negativa en Connor, y ejemplo de eso es la
escena de canto, donde tienen relaciones.
Me parece una cinta medianamente
interesante, que estrenada en 2009 en Europa, se antoja como un mapa transitivo
de la adolescencia, optando por la sutileza que por hacer una denuncia social.
Y, eso sí, le sobran al menos 30 minutos de duración, pues a pesar de contar
con dilemas comunes, ni los desarrolla ni los resuelve, dejando al espectador
en una nube de confusión.
No sé qué planes tenía la directora y guionista
Andrea, pero el final nos deja como lo que ella quiso comunicar, nos deja
desilusionados.
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