Discurso 2016: Retribución.

Discurso 2016.

Siguiendo esta reflexiva tradición, desde mi última vez, me ha quedado claro que la vida tiene sus jugarretas, sin embargo, a diferencia de otras ocasiones, este año me mostró un lado más amable con respecto a lo que significa construir el camino rumbo a los sueños personales. Dicho esto, entendí que la perseverancia es básica en un proyecto de vida. Después de un año donde me percaté de la inseguridad, de la inestabilidad cuando de tener un trabajo se trata, además del obvio panorama de que la competencia es cada día más reñida, tengo mucho que agradecer, y mucho que aprender.

Tras un año donde había luchado mucho con el hecho de que conseguir empleo es sumamente difícil, entré posteriormente a un trabajo medianamente prometedor (2015), en el cual mantenerse en la búsqueda de ofertas laborales dignas seguía siendo una dura labor. A base de voluntad, paciencia y esmero, logré obtener una nueva oportunidad, no sin antes culminar el proceso de mi preparación académica. 2015 fue, habiendo dicho esto, un año de realización académica y pesar laboral, un año donde la búsqueda profesional me llevó a contener la frustración y tratar, por difícil que fuera, de mantener la calma y entender lo tiempos complicados que nos rodean.

Así, pasando el año 2015 entre mi titulación y la noticia de un futuro empleo, inicié 2016 con ánimo, optimismo, la promesa de un futuro mejor, pero también con el miedo de perder lo alcanzado. Estamos en una época, con tintes capitalistas críticos y angustiantes, que no cede a la adversidad, no cede al esfuerzo y que nos demanda más soluciones, más esfuerzo y creatividad a cada respiro, ante el abrir los ojos a un nuevo día. Y es así que, dicho de un modo teológico, nuestra humanidad es puesta a prueba, bajo las circunstancias más arduas que nos puedan tocar, para ver de qué estamos hechos y en qué creemos.

Pese al año levemente escabroso que fue 2015, el año 2016 se presentó ante mí con fuerza, con caídas y resultados, con pérdidas y ganancias, con anhelos y enseñanzas; llegó a mí diciéndome que la perseverancia, el porfiar en una meta tiene su fruto, su recompensa. 2016 fue un año “libre”, donde gocé de los beneficios de mis acciones, del fruto de mis esfuerzos, no sin tener uno que otro descalabro, aun producto de un mundo que se antoja ya demasiado preocupante para nosotros en sus ámbitos político y social.

Sin embargo, también me ayudó a conocerme más, me enseñó que soy un amante de la libertad, un secreto admirador de la voluntad de ser y hacer. Porque fue un año en el que, aun cuando entré a trabajos que en otros momentos deseé haber tenido, este año los disfruté y los sufrí, con todo, sabiendo que di lo mejor que pude, y que el entrante viene con mayores y mejores retos. Así, disfrutando de una constante libertad, manifiesto eterno de que mis acciones son secuelas de mis decisiones y que nadie más que yo decide su futuro, abrazo la promesa de 2017, un nuevo año que se anuncia inquietante, interesante y difícil, ¿pero qué mejor forma que recibirlo con todo, sabiendo que seremos capaces de superar los obstáculos que nos ofrezca? ¡Brindo por algo mejor! ¡Feliz Navidad y Año Nuevo 2017!