Crítica a Dragon Ball 100 años después





A manera de epílogo, Dragon Ball 100 Años después, es un digno homenaje a una saga que emocionó a millones en todo el mundo. 


Con el narrador habitual, el episodio de casi 44 minutos nos llenó a muchos de nostalgia y alegría. Dirigido por Osamu Kasai con guión de nuestro afamado Akira Toriyama, éste es un viaje que reúne todos y cada uno de los elementos que definen a Dragon Ball, pasando desde las primeras sagas hasta el GT. 

En términos cronológicos, la historia se logra ubicar después de la derrota de los dragones y la despedida de Goku (100 años después). Tenemos a Pan, hilo conductor aquí, y a su nieto, que viene siendo el tatara nieto de Goku, Goku Jr. El niño pasará por un sin fín de aventuras que inmediatamente nos recordarán a la primera Dragon BallDecidido a salvar a su abuela Pan, Goku Jr se ve inmerso en una aventura para reunir la legendaria esfera de cuatro estrellas, herencia de sus abuelos, y así poder salvar a su abuela de una enfermedad. 

La música es realmente conmovedora, más que atinada, al hacernos recordar los "viejos tiempos" de la serie. Los personajes incluidos para esta ocasión corresponden con el estilo extravagante e ilógico del programa en cada uno de sus matices. Ojo: No es crítica negativa, sino un reconocimiento de que encontramos los diversos elementos que hacen de Dragon Ball un programa televisivo muy particular. Dicho así, no resulta descabellado pensar que las peripecias no ofrecen parte de la frescura y originalidad que tanto caracteriza a Toriyama. 

Si bien la historia (guión) es redonda de manera aceptable, a mí me habría gustado ver un final con más segundos de duración, pero toma tiempo entender que la historia le pertenece al nieto, no Goku clásico. Y aquí tenemos otro factor sobresaliente: tanto director como guionista parecen ser muy cuidadosos con el desarrollo de personajes, pues aunque el Goku niño que vemos aquí es físicamente igual al clásico, su personalidad lo distingue de un modo sutil pero impecable, y más aún, logra que empaticemos con él. Es en el clímax donde advertimos que, aunque es saiyin por igual, no necesariamente sigue el mismo camino que sus antepasados. 

Las sub-tramas pueden refutar la hipótesis, más si vemos el ingenio y la agilidad, contra-partes de su inocencia, que hacen de este Goku una "presa difícil". En virtud de lo cual, es un episodio en general disfrutable, con nostalgia incluida, pero con emoción y optimismo. El único punto ligeramente negativo es el ritmo, pues en más de dos ocasiones ralentiza la historia, sin embargo, es algo común en esta saga maravillosa. 

Dragon Ball 100 Años después es un digno homenaje a una saga que emocionó a millones en todo el mundo. 

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