X-MEN: DARK PHOENIX



Una trama que se separa en tono, atmósfera y escenas de acción al resto de sus antecesoras, sacrificando con ello la fidelidad al impreso.


6.2

Tipo de artículo:
Análisis crítico. 

Esta es la opinión de un fan promedio en lo que concierne al universo X-MEN. Dicho esto, lo que aquí escriba puede no ser del gusto de los puristas; es una postura más, pero una lo más objetiva posible. Sabes muy bien que el "sub" género de los súperhéroes comenzó con el lanzamiento de un par de películas: X-MEN (2000) y Daredevil (2003), para que, posteriormente, pudiéramos tú y yo recibir la trilogía arácnida. Así, la ola de cintas heroicas lentamente fue apareciendo, acaparando la cartelera y haciéndose un lugar en el corazón del público, de la audiencia. Hoy, tras más de 20 años de cintas de súperhéroes, llegamos a la "culminación" (al menos, bajo la tutela de Fox) de una de las sagas más queridas por los fanáticos de cómics: X-MEN. Pero ¿es adecuada? ¿Rinde homenaje o es un churro más?

He aquí mi impresión al respecto. Para comenzar, esta cinta busca —si lo logra queda al gusto personal— enmendar la recreación del que es un personaje increíblemente poderoso en el universo Marvel: la Fénix Oscura. Kinberg tuvo, pues, la oportunidad de enmendarse con un personaje terriblemente empleado en La Batalla Final (Dir. Ratner, 2006), pero ¿realmente lo hizo bien? ¿Está a la altura del reto? Para la ocasión, el tratamiento es similar, pero también visualmente distinto. Porque no es una Jean completamente guiada por su deseo de destrucción o descontrol... ¿verdad? Digo, en la cinta todo el catalizador psicológico es el accidente que "despertó" los poderes de Jean y la razón por la que ella, sin pretenderlo, acabó con su madre. 


Ahora ella vive con los X-MEN bajo la tutela y guardia de Charles Xavier (James McAvoy) y contribuyendo al bienestar de la humanidad, a gusto de unos y disgusto de otros. X-Men: Dark Phoenix está ambientada en los años 90, un momento milagroso donde los Hombres X ayudan al mundo con sus poderes en servicios de rescate, algo que nunca antes vi en toda la saga (el cordial y diplomático aviso de tregua liderado por Xavier al presidente en la Casa Blanca en X2 fue otra cosa). Un día, un lanzamiento de la NASA sale mal y el presidente acude a Charles para evitar que el incidente mate a los astronautas. Entonces, uniendo el trauma psicológico surgido en la infancia de Jean con el inesperado evento que acaece durante el rescate de la misión, la poderosa mutante pronto se vuelve el "vehículo" de una poderosísima entidad cósmica conocida como el fénix.

Y no solamente eso, sino que los sobrevivientes de una raza (fanáticos puristas de los X-MEN, no la mienten todavía, por favor...) casi extinta por esa misteriosa fuerza cósmica llegan a la Tierra buscándola (aquí es cuando entra a escena la siempre admirable Jessica Chastain —pero terriblemente desperdiciada en dirección y estética—). ¿Con qué fin? Lo explican, sí, pero no lo justifican. Jean, cada vez más aterrada por lo que le ocurre, llama la atención de Charles, quien le pide permanecer en calma hasta averiguar qué está pasando, pero el intenso resurgimiento de los traumas de la chica la conducen a tener indeseados enfrentamientos con sus amigos y familia; poco después Charles es cuestionado por su ética humanitaria.

¿Qué importa más: proteger a los X-MEN o al mundo? ¿Qué son ellos realmente? ¿Importa más la aceptación del mundo o la mera integración y consumación de lo que ellos son? ¿Es posible la evolución? ¿Es necesaria? Estas preguntas  son el eje central de una historia que siempre fue, es y será la metáfora sobre la discriminación social, el temor a lo desconocido; aunque, aquí, este importante análisis socio-político es recreado más con diálogos que con escenas, rayando en lo superficial y demeritando la película. 


Así, la unión de ambos conflictos (Jean lidiando con su nuevo e increíble poder y la llegada de una raza alienígena aparecida a la Tierra) es lo que da "cuerpo" a Dark Phoenix; los X-MEN enfrentarán la condición de Jean (de lo cual Charles apenas tiene idea) y las intenciones de una imparable raza (la escena del metro en el bosque, rumbo al clímax, es de las mejores en acción de toda la saga). Conforme Jean va adentrándose en su origen y descubriendo la razón verdadera de su acogida por los X-MEN entra en shock, aturdimiento y decepción, provocando la muerte de un miembro importante de los héroes.

Puesta de esta forma, la cinta aborda muchas ideas, pero ¿están correctamente planteadas? ¿Estamos ante un buen trabajo de guion y dirección? El proyecto, inflado con buenos efectos visuales, algunos chistes y un poco de drama, va tomando forma a medida que la personalidad latente de Jean Grey toma control de su "vehículo"; todo para justificar el conflicto; el fénix y la invasión alienígena. ¡Ah! Y la furia de Magneto, con quien Jean sostiene una efímera pelea con todo y poderes y en medio de civiles y soldados... Veo más acción, más participación de los X-MEN en la política y el mundo, pero también observo a un Charles con doble postura.

¿Realmente protege a los suyos o está más preocupado por cómo los perciba el mundo? ¿Qué papel juega aquí? ¿Es miedo al rechazo u opresión personal? Esta cinta, a mi juicio, explora planteamientos que antes no vi en esta franquicia. Por ello la sentí fresca, distinta y, aunque la fidelidad está ausente, es un giro inesperado para una película de súper-héroes. 


Mezcladas ambas líneas argumentales (Magneto y Bestia camino a matar a Jean y la entidad cósmica que alberga; Charles, Tormenta y Nightcrawler tratando de detenerlos y salvar a Jean de una raza misteriosa) todo "explota"; aquella raza engatusa a Jean para acceder a su propósito, argumentándole que nadie la entenderá nunca, ni como fue ni como realmente es. Así, al entender Jean qué le ocurre, decide acceder al plan de sus "nuevos" amigos, buscando recuperar su persona, su esencia. Comienza a liberar sus emociones, su poder. ¿A costa de qué? Un segundo enfrentamiento tiene lugar, y con él Charles da cuenta de lo que se avecina: una invasión sin precedentes.., a menos que Jean acepte el nuevo poder y salva a su familia de algo que los supera.


Como lo escribí antes, la cinta tiene grandes secuencias de acción y diálogos para reflexionar, pero el tratamiento del personaje titular, si bien no es idéntico al interpretado por Famke Jenssen, tampoco es completamente fiel a los cómics, pues aquí es representado como fuego azul-rojizo, con rayas en las mejillas y un tácito deseo de control, poder y caos. ¿Nada más? Y si a ello le agrego la impasible interpretación de Chastain —mediocre dirección de Kinberg—, es claro que la cinta queda como un mero y regular intento por mostrarme (y a ti) a un personaje que es, básicamente, legendario en el Universo X-MEN.

¿Qué raza es la invasora? ¿Realmente el fénix fue responsable de su destrucción? ¿Por qué, entonces buscan apropiarse de ella? ¿Qué ha pasado con Magneto? ¿Por qué Charles, a pesar de su disculpa en el tercer acto, sigue anclado en viejos ideales? ¿Realmente vendría una guerra cósmica? Y más importante, para la continuidad cronológica: ¿Estaba Charles ya inválido cuando Jean llegó por primera vez a su vida?

Me entretuve con la acción y los diálogos político-moralistas, con los efectos y con los conflictos de verdad-mentira, tergiversación, perspectiva e introspección, pero la cinta no va más allá ante su pobre adaptación al impreso por culpa del guion y dirección a cargo de Simon Kinberg. 

Conclusión:
Ya con la inminente adquisición de los súper-héroes por parte de MARVEL gracias a Disney, me queda esperar para ver el tratamiento de los X-Men en el MCU

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