FREDDIE MERCURY (Bohemian Rapsody)


Una voz como ninguna otra.




Para los que sabemos muy, pero muy poco de música es un gusto y un honor presenciar una pieza fílmica de este calibre. Especialmente si, como yo, tienes el gusto culposo de escuchar We Will Rock You por lo menos dos veces al día. Por razones como esta, además de aventurarme a conocer el "detrás de cámaras", es que la historia que explora a Freddie Mercury (Bohemian Rapsody) me ha parecido una muy interesante, una con la cantidad de viveza, nostalgia, pasión e impulso emocional necesarios para vibrar con sus estribillos, con sus pasiones y, ¿por qué no?, con las desventuras de sus protagonistas. 

Tengo que decir que me parece evidente el esfuerzo de su director (Bryan Singer) por aligerar el tratamiento que hace de la vida privada de Mercury, en parte gracias a las anécdotas que comparten los dos integrantes reales de la banda (acreditados aquí como consultores creativos). Incluso me ha parecido que Singer da un poco de su cucharada para influir en el producto final, suposición que es solamente eso y no un hecho que conste, pero sobre el que reposa la irremediable duda. 

Sobre la fórmula narrativa en sí, la cinta recorre los caminos habituales en toda cinta que explique el ascenso de todo visionario. Sale de casa, se independiza de la familia conservadora, tiene un trabajo promedio, lo deja, conoce a sus futuros compañeros de éxito, conoce al amor de su vida, se enamora, comienza su ascenso a la fama..., la fama lo ahoga, lo embarga la soberbia, se pierde a sí mismo, se re-descubre en su sexualidad... en fin. 

Lo diferente aquí (y creo que es un asunto totalmente de edición) es que percibo muy apresurado el avance de la trama, de la evolución psicológica de la famosa banda de rock, y eso me provoca una especie de "artificialidad" en torno a la esencia del grupo; en otras palabras, el ver tan rápido el crecimiento de Queen (llamada al inicio "Smile") me impide creerme que les puede ir tan bien, que no tengan tantos "obstáculos" en su camino como lo puede tener cualquier visionario en su disciplina. 

Adicionalmente, puede causar suspicacia que la edición incluya el "playback" en el protagonista; me atrevería a suponer que la producción entera no quiso arriesgarse a pedirle a Rami Malek (Mercury) que cantara por temor a "arruinar" la magia de la película; ir a lo seguro en vez de desmitificar a una gran figura en la industria musical. No obstante, es poco perceptible este detalle y escuchar el "origen" de las canciones más representativas del grupo es un beneficio que vale el precio del boleto, que mitiga sus ya mencionados pormenores y que deja con ganas de más Queen, más Mercury (no evitarás llorar de la emoción, sobre todo al final). 

En suma, Freddie Mercury es una cinta con mucha pasión y sutileza en los aspectos escabrosos que lidia con soltura el ascenso de Queen; no obstante, apuesta por lo seguro, restándole viveza al riesgo esencial que caracterizó al protagonista.

2 comentarios:

  1. En lo personal, como fan de la banda y de Freddie Mercury, la película me encantó. He leído críticas en otros lados donde se menciona que faltó que se mostrara más acerca de la homosexualidad de Freddie o de sus últimos momentos de vida. Para mí no era necesario el morbo respecto a esos temas. Como fan no necesito saber la manera en la que murió mi ídolo, me agrada que la película mostrara la manera en la que convivía la banda y cómo componían sus canciones; porque ese es el legado realmente importante de una de las mejores voces de todos los tiempos, no su sexualidad. En estos tiempos se cree que porque en una película tenga escenas de sexo gay, ya la hace una buena película y a los actores excelentes, dejando de lado las otras cualidades que un actor nos puede brindar.

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  2. A ver, empecemos por establecer que para los fans de Queen —fans acérrimos dedicados de principio a fin—no será muy de su agrado, ¿por qué? Ah, pus nomás por todas las inconsistencias narrativas y anacrónicas que se representaron a modo para condensar tiempo y forma en un producto de fácil digestión. Para los no fans o fans de reojo será una gran película. Y para los otros que faltan, da igual.
    Me reconozco en el primer grupo, siendo presentado por mi madre a escasos nueve años de edad, totalmente embelesado por el magnetismo ochentero de Radio Ga Ga.
    Rami Malek hace que me calle el hocico y venere tal encarnación tan magistral del músico. Si bien es una versión de leche condensada con motas de vainilla y dramatismo fastuoso, no se aleja del todo de la escencia del cantante. El único problema es que sí lo hace del hombre, del artista; puesto en otros términos, si ésta fuera una película de superhéroes y Mercury el mero-mero, Freddie Mercury viene a ser el Superhéroe y Farrokh Bulsara el alter. Así pues vemos un excelente Freddie pero un pobrísimo Farrokh.
    Lo mismo ocurre con el resto del elenco: Gwilym Lee como Brian May guarda un parecido fenomenal, mismo caso para Joseph Mazzello como John Deacon. Ben Hardy no es tan igual pero se adapta a la personalidad aguerrida de Roger Taylor haciendo de su participación un excelente aporte. El problema con ellos es que aunque sean tan acertados, aunque sean tan bien retratados, no son lo suficientemente estudiados, narrativamente se vuelve de pronto dispensables.
    Se meten eventos dramáticos muy simplistas creando tensiones donde no las hubo, "villanos" que no existieron —o sea sí existieron las personas, pero no eran esos malos del cuento que nos quieren retratar—, y quizás de la cosecha mágica lo que rescato es el fragmento de Mike Myers como Fay Thomas autoparodiándose con todas las referencias irónicas a la rola. Imposible no reírse.
    En lo que sí hay que darle todo el mérito a la producción es el esmero que pusieron al recrear los conciertos y momentos claves en la trayectoria musical de la banda. La copia-calca del Live Aid es un punto cumbre en todo término: como evento climático, como ícono musical, como representación/recreación cinematográfica, como clímax narrativo, como momento de euforia colectiva. Y de verdad es una calca cuadro por cuadro, con la omisión de tres rolas, pero peccata minuta. Mismo favor en cuanto a los vestuarios y trabajo de maquillaje para cada etapa de los integrantes. Si hay una razón por la que Mercury destacó en el medio a nivel rockstar es por su propia visión creativa: Bulsara no sólo fue un gran cantante con un timbre de hasta tres octavas, fue un músico talentoso, un brillante ingeniero de sonido, un diseñador de modas que confeccionó muchas de sus prendas más representativas (esa pinche chaqueta amarilla, chingá), un director de teatro y un showman capaz de mover y dirigir estadios enteros. Un hombre renacentista en todo término reducido al mundo por el morbo de su muerte por enfermedad, sus “fiestas legendarias” y un resabio pernicioso a su sexualidad. Es por ello que apaludo la desición de Taylor y May por ignorar los deseos de Baron Coen y demás morbosos por enfocarse en la vida tórrida y dedicarla a la música, siendo su arte el legado más absoluto.

    Me parece muy apropiado el subtítulo “Una voz como ninguna otra” porque efectivamente en 27 años NADIE ha podido siquiera acercarse a la capacidad vocal de tan extraordinario cantante. Ojalá hubieran dado pauta a ver un poco más de Farrokh: ese hombre tímido y retraído con ganas de vivir y entrega, cuya pasión lo hizo crear hasta su último día.

    No es la mejor bio-pic, ni siquiera es una película de Queen, es más bien una embarrada somera y ligera de lo que fuera un evento musical sin precendentes, pero lo hace con tanta euforia, con tanto cariño y tantas ganas de contagiar que no puedes evitar salir del cine con la canción a flor de piel.

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