Venom: Let There Be Carnage


 


Venom: Let There Be Carnage es una muy divertida excusa para profundizar en la simbiosis entre Eddie Brock y Venom





Por EdSQ

¡¡Habrá matanza!! ¡¡Y decepción!! ¡¡Y emoción!! Y mucha risa, tanta que pensarás que quizás Andy Serkis (director de la cinta) se pasó de la mano y se burló de la película. Si en la primera Venom existió esta exploración a Eddie Brock y cómo se encuentra con el simbionte, ahora tengo esa relación a fondo y con espacio para desarrollarla, tanto que Carnage es CASI un secundario.


Sí… disfrutas la película. La verdad sí, aun cuando ves sus huecos argumentales y por tanta risa decides ignorarlos; pasa. Porque ocurre que Venom 2: Habrá matanza es una cinta que decide apostarle más a la química de sus protagonistas, dejando pocas, poderosas y contundentes escenas al villano/rival de la película, interpretado por un fenomenal Woodye Harrelson. Sabemos que eventualmente pelearán, que Carnage aparecerá y todo eso ocurre en el tercer acto con sus respectivas "soluciones". Mientras llegamos a eso… vemos fricciones, enemistad y peleas entre Eddie y Venom, que en conjunto son entretenidas y que, sin embargo, permiten entrever huecos argumentales que dejan reflexionando mucho si el guion “respeta” las reglas planteadas en la película anterior.


Eddie Brock está en el punto más bajo de su carrera profesional y vida personal: su ex novia está por casarse con el médico soñado, su empleo como periodista está muriendo, no tiene dinero y cuenta con Venom para animarlo a salir de la “depresión”. El divertido problema planteado entonces es que Eddie es tan soberbio, arrogante e idiota que no se da cuenta de la INTENCIÓN de Venom: apoyarlo. El desarrollo de la cinta entonces se ocupa de mostrarle a Eddie la aportación que el simbionte siempre le dio. Venom protagoniza divertidas escenas por su cuenta mientras Cleytus Cassidy hace de las suyas, convirtiéndose en un “fenómeno” del que ni Eddie ni Venom están enterados (más que la policía) mientras se dirige a rescatar a su “amor”.
 

Y por estar "en lo más hondo" de su vida, Eddie Brock se muestra en su peor etapa, lo que me enseña el peor aspecto de Venom 2: Habrá matanza; en esta ocasión Eddie Brock NO quiere saber de Venom, quiere una vida tranquila y buscando eso expulsa todo lo "bueno" de su vida. La secuela explora los puntos bajos y chistosos de la pareja, pero exhibe los momentos independientes, lo que a mi juicio DESTROZA todo lo conseguido en la primera parte. 

No hay realmente mucho más que decir de la película fuera de que cumple visualmente, de que Carnage luce atemorizante, de que Tom Hardy como Eddie Brock/Venom es UN GRAN ACTOR que ha sabido interpretar la dualidad de sus personajes, de que Andy Serkis apuesta por una narrativa ligeramente más gráfica que la de Ruben Feischer y consigue sacar más risas que “tapan” los huecos de la película, que son varios.

Aun así, ¡gracias!


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