James Bond 007: No Time To Die





No Time To Die es el cierre emotivo de Daniel Craig 
como 007: James Bond










Por EdSQ

El viaje de Daniel Craig como James Bond concluye tras quince años en el rol y cinco películas, Casino Royale (2006), Quantum of Solace (2008), Skyfall (2012), Spectre (2015) y Sin tiempo para morir (2021). El viaje de Daniel Craig como James Bond ha dejado muchas opiniones, gustado y disgustado por igual, pero ahí está su aportación, su trabajo. 

Y ocurre que el Bond de Daniel Craig resulta profundamente humano (no olvidar que este servidor creció con las películas de Brosnan) y dimensional; su Bond es encantador, ágil, astuto, inteligente y por demás, con un sentido del peligro y el humor  marcados que completó cinco películas del personaje.


Daniel Craig se despide del personaje con honores, acompañado por los personajes que caracterizaron la saga que él lideró rumbo a un final muy polémico, sentimental, rompe-corazones pero, sobre todo, romántico. Y tengo que decirlo: No Time To Die me parece la entrega más emocional del personaje a partir del actor en turno, porque las entregas a cargo de Brosnan mostraron ese toque de espionaje incrédulo, frío y ese mundo en el que todo está conectado y no puedes confiar en nadie porque te mueres. 

Aunque las películas de Craig mantienen este espíritu, hay cierta calidez en la atmósfera, cierta ternura con la que cada director parece tratar a la franquicia del agente más famoso del mundo (las sagas de otros agentes como John McClane e Ethan Hunt son alternas).


Por lo mismo, la mirada de interés por este ciclo final está puerta en Bond, James Bond y con ciertos honores referentes a su ejecución final y la manera en que cada personaje brinda su grano de arena para hacer de este último capítulo algo digno de ver y a la altura del legado de Ian Fleming y sus más de 10 obras sobre su personaje. 

No Time To Die presenta al héroe en su mejor y peor momento, en su definición más sólida, en su estado más puro, en una cinta con poco espacio para la acción pero sí para delinear al personaje con sus decisiones contundentes, enfrentándose al villano encarnado por Rami Malek que si bien se antoja CLICHÉ, tiene sus méritos actorales mas no así de argumento o psicología de personaje. 


Pero nada pasa, nada malo. Malek es BUEN actor, igual que el resto de los presentes: Ralph Fiennes como M, Ben Whishaw como Q, Naomie Harris como Miss Moneypenny, y dando en esta ocasión espacio a Ana de Armas y Lea Seydoux como Paloma y Madeleine respectivamente, para presentar dos caras de una misma moneda; dos personajes fascinantes e impresionantes que sirven como metáfora en el camino del protagonista.


Y aquí creo que Cari Fukunaga parece darse el tiempo de decidir (o de contribuir con ello al estudio MGM) sobre qué actriz podría suplir al 007: si De Armas o Harris, ambas con talento y seriedad para el espionaje. Más que nada porque en los momentos en que sus vidas peligran, demuestran curiosamente cómo ser chistosas, eficientes y letales para derrotar a los malos. Y como anillo al dedo porque serán el apoyo más valioso para Bond en su aventura más grande o culminante. 


La premisa de la historia es la de siempre: salvar al mundo. Para salvarlo hay que vencer al villano, para hacerlo hay que entenderlo y aquí Bond encuentra su obstáculo, porque ocurre que ni sus aliados más cercanos parecen conocer al malo del cuento; todo es misterio y cualquier pista de información es como oro en una isla desierta. Que tampoco es algo novedoso no saber nada del enemigo a batir, pero sí lo es su motivación: ubicuidad biológica. Y tenía que ser multimillonario; claro, porque un vago no orquestaría algo tan "macabro". 

Pero aquí entra el «el poder del guion» al yo entender rápidamente dos cosas: no hay personajes inocentes y nada es casual, todo está conectado. Blofeld (Christopher Waltz, siempre estupendo) aparece brindándole a Bond la última pista posible sobre el pasado universal para cerrar con su personaje de la mejor manera.


Y una forma emotiva. No Time To Die cierra el arco dramático de su personaje protagonista, dándole un final que más de un fan cinematográfico y purista (quien haya leído las 12 novelas de Fleming) odiará o que criticará abiertamente. Deja epílogos con el propósito de “respetar” el qué pasó con X o Y personaje, pero CIERRA la historia que Daniel Craig lideró como James Bond desde Casino Royale.

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