Maligno


 


Te guste o te desagrade, hablarás de Maligno

 por tratarse de una cinta dirigida por James Wan.






Por EdSQ

Maligno es, sin duda, una película que destaca rayando la línea entre comedia y terror “inexplicable-mente lógico”. Cuando entré a la función, como espectador mi primera intención fue ver cómo podía conectar con los protagonistas; encontrar el mismo tipo de historia rica en matices, tal y como pasó con El Conjuro. Y la completé; no perfectamente, claro está, pero lo conseguí. Conecté con la protagonista por su humanidad plasmada a modo de mujer vulnerable que sufre distintas dolencias, sin saber que éstas tienen una particular causa atroz e inimaginable. Sin embargo, Maligno tiene más que decir en su totalidad. Porque no sólo es cuestión de la protagonista como herramienta herramienta; hay un pasado en clave que la rodea, uno con el misticismo necesario para interesarme por ella.  Hay un misterio que rodea a todos, invariablemente.   


No importa la perspectiva desde la cual sea examinada. No importa —no mucho, la verdad— la cantidad de referencias de género que Wan dispone en el film, porque sabemos que, invariablemente tendrán relevancia en la película, narrativamente hablando. Éstas "vertebran" la narrativa de forma que le dan un cuerpo adicional a la historia en turno. Pasó con El Conjuro 2. Ahora bien, aquí el punto es que Maligno es de esas cintas de género tramposas. Mucha de la idea construida en torno a cómo sería la cinta viene, en parte, por su publicidad. 

Mi asombro ante los giros de trama fue equiparable a los que vi en la otrora cinta de terror 
La Huérfana (Dir. Jaume Collet-Serra): una película con más suspense que terror que logró dar un enfoque muy interesante al género combinando ciencia con un giro inesperado que, al menos, a un servidor sorprendió. Algo similar pasa aquí: no hay cuestiones "demoníacas" como aparente el desarrollo del metraje; todo es "real" (con la respectiva base seudocientífica por supuesto). 


Me iré por partes. Primero, la música. Sensacional y satírica a ratos. Increíble, emocionante y patética en algunas escenas. Desde luego la música aquí se convierte en un elemento cuyo principal objetivo es incrementar el miedo en la audiencia, pero en algunos puntos parece que ironiza lo que vemos. Es como si ahora mismo, en 2021, viéramos un programa de miedo de los años cuarenta: nos morimos de la risa. Y de esto han hablado mucho algunos críticos: la polémica o discutida aproximación de Wan al cine y TV de series B. ¿Es bueno? ¿Es malo? Cada quien dirá.

Segundo. La trama. La película dirigida por James Wan (a partir de un guion escrito por Akela Cooper que, a su vez, se basa en una historia de Ingrid Bisu) es, a final de cuentas, un producto final narrativo que sube y baja en distintos momentos. Sí, a ratos luce un tanto predecible —por lo menos en los primeros treinta minutos (también, culpa de los avances…)—, pero conforme la trama avanza, se desarrolla y los personajes lidian con eventos que no pueden explicar, las piezas poco a poco van cayendo. 

En cierto sentido, es de agradecer el prudente uso de luces y sombras, a contraparte del elemento que gore (que abunda en la película). Si bien la estructura narrativa está hecha para que el misterio vaya siendo desvelado lentamente, todo apunta a un final increíble y casi “fantasmagórico”. Y para que toda la magia surta efecto en mí como espectador es esencial una cosa: empatizar con la protagonista. Y... ¿cómo no hacerlo si los matices presentados están ahí? Huye de un "pasado inexplicable" y vive con un novio de tendencias abusivas, Derek Mitchell (Jake Abel ¿recuerdas Soy el número cuatro?—). Annabelle Wallis se mete en la piel de la Emily May con creces. 

La bondad de su personaje me hace ver que hay más de fondo, pero pocos medios para averiguar la verdad; excepto, claro, su voluntad de seguir adelante. A todo su empeño se integra el resto del elenco: Maddie Hason como su hermana Sidney Lake, George Young como el detective encargado de resolver el misterio y así nos seguimos... El elenco cumple. Ni hay sobreactuación, pero tampoco es un conjunto HÍPER memorable. Menos los efectos prácticos de la cinta, PERO esa música… resulta inolvidable, la ames u odies y con ella Wan construye esa atmósfera de cinta clásica, apoyado en una narrativa que a ratos parece sátira sin caer en excesos y, en otros instantes, una película de TERROR CONTEMPORÁNEO. No importa a final de cuentas, pues el director regresa a  liderar una historia con el estilo que lo hizo famoso. 

Lo más acertado es que provoca tensión (quizás no sustos o brincos del asiento) y eso permea durante todo el relato. Carcome y gusta, tensa pero atrae y Maligno goza de una extraña combinación que definitivamente dará de qué hablar. Eso sí: la película NO es para todo el público, menos cuando el giro del segundo acto hace presencia. 


Al final... termino aplaudiendo en silencio: James Wan me entregó un producto fino, recatado en ciertos momentos y con una temática deliciosamente tramposa, con fábula amorosa hacia el final que digamos promete una secuela. La taquilla decidirá si una hipotética segunda parte llegará, pero independientemente de eso, habría poco qué explorar en una secuela. La historia actual provoca estremecimiento, sí, pero sería un chicle gastado al comprarlo por segunda ocasión. Labor es cumplidora aquí. ¡Gracias!


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