Belzebuth



Con una aproximación similar a El Conjuro, esta propuesta mexicana de terror es bastante disfrutable como concepto en el género desde la cinta de Wan.

7.8

Tipo de artículo:
Análisis.

Como ya tiene algunos días que la cinta se estrenó, me expresaré al respecto sin contener mi análisis. Sobre el tema, aclaro que es la primera cinta de su director (Emilio Portes) que veo, por lo que entro sin estar condicionado a sus temas de interés creativo-cinematográfico. Para comenzar, la primera escena-secuencia de la película en la que una enfermera, sin aparente motivo, apuñala sin piedad a bebés recién nacidos; el momento en que los papás sostienen a sus hijos es enternecedor; al momento de la masacre, todo se vuelve una mentada de madre.

Yo pienso: ¿Qué le pasa a esta mujer? ¿Cómo se atreve a asesinar a infantes recién nacidos? ¿Qué la motiva a ello? Pasado el fenómeno y viendo cómo le afecta a las gente cercana, la historia inicia de la mano de  Joaquín Cosío como Emmanuel Ritter siendo papá, hasta que un terrible accidente lo priva de su bebé y, al menos psicológicamente, de su esposa.

Con una simple escena basta para empatizar con él. No necesité mucho para saber que era un jefe de policía con una prometedora vida familiar que terminó desapareciendo. Así, consumido por la ira y el rencor rápidamente retoma su labor como agente de la justicia solamente para presenciar una serie de asesinatos en masa que, descubrirá pronto, están conectados de la forma menos esperada. Hasta aquí debo admitirlo,  todo está narrado con pasión y detalle, pero sobre todo, con intensidad. ¿Por qué? El director logra crear una atmósfera que combina suspense, terror, desgracia real, verosimilitud, angustia y, más que nada, misterio. ¿A quién se enfrenta Ritter? ¿Qué sucede realmente? ¿Es un cuento de terror situado en temas políticos reales? ¿O es una crítica al vandalismo social que impera en nuestros días, revestido de terror para acentuar la gravedad de nuestra realidad?

Todo esto construye en Belzebuth un tono que predomina en casi dos tercios de la cinta es, básicamente, un aire detectivesco por demás interesante que va hilando las reglas de un universo que no lidia con cuestiones fantásticas sino hasta el desenlace, cuando la verdad revela un tema que sería un debate interesante para cualquier sacerdote en la vida real. 


Justamente por la idea que Portes siembra en mi mente, la de enemigo imparable y prácticamente invisible que, indudablemente, parece cernirse ante Ritter (Cosio), es que logra interesarme más en la historia. Porque, a la par de sus astutos y bien integrados simbolismos religiosos, me sumerge en la vida y trasfondo psicológico (sí, bien elaborado, por cierto) del policía que, de acuerdo, no es gris, no fue un villano, pero tiene sus vicios y es emocionalmente inestable. Lo veo y lo creo, pero también le compro la hipótesis de que juega en la delgadísima línea entre la lascivia y la contención, luchando, mediante el recuerdo, por no caer en el lado oscuro, por más tentador que éste sea. Y es justamente esa pelea interna, en conjunto con su intención por resolver el crimen, lo que más me atrae de la cinta. 

De ahí que sienta que merece un lugar especial tras El Conjuro. Está bien, aquí no veo una cinta donde una familia esté siendo acechada por un demonio ancestral, pero sí veo a un hombre que lo perdió todo por verse inmerso, incluso sin saberlo al inicio, en una profecía milenaria aue va más allá de sí, de su comprensión. Es un hombre que quiso tener una vida normal, una familia y, sin embargo, la perdió. Así que, matizado por la incipiente oscuridad, producto de la impotencia, se embarca poco a poco en una batalla campal de —ahora sí— tintes sobrenaturales

Porque primero fue averiguar el origen de los atentados (representados de diversas maneras y con un diseño de audio que hiela la sangre), ahora es enfrentar a un demonio que posee cuerpos con alma fuerte para matar al nuevo mesías. Entonces, de contarme Portes una historia de toques detectivescos pasa a narrarme una historia divina con pinceladas sobrenaturales (la escena con el Cristo en movimiento es un momento inesperado y loable, por ejemplo) que, aunque me convencen y sombran, desentonan un poco con lo que voy viendo. Porque, como toda historia, el giro debe aparecer, pero aquí la heterogeneidad aparece y no para bien. Me explicaré...

En sus dos primeros actos la cinta deambula con acierto y elegancia por el terreno de "un misterio que resolver", pero ¿cuál es? Pronto y como película de terror, la cinta me explica, por medio de un inesperado personaje, que todo se debe a la lucha del Maligno por asesinar al Nuevo Mesías. El hecho, en términos de narrativa en sí, es que pondera una historia cuando ya estaba contando otra antes. Eso o, quizás, usan la historia de Ritter como telón de fondo para acentuar la gravedad de la segunda; explicarme que, en realidad, todo lo que veo y que el personaje experimenta es, básicamente, parte de una lucha milenaria entre el Bien y el Mal. 


Sin embargo, para contarme todo esto, Portes recurre inteligentemente a una serie de llamadas espirituales y simbolismos que, la verdad, si no mastico la película, los paso por alto. Como todo buen cineasta, el creativo recurre a paralelismos puramente visuales para asemejar etapas de la vida o la conciencias, las emociones, los sentimientos o incluso ideas divinas. Los simbolismos, en este caso, entran en la primera categoría, y se encuentran, principalmente, en el arco dramático de Ritter. Su caída como padre de familia, su viaje errático como policía, para finalmente, encontrar un nuevo propósito al proteger al Nuevo Mesías. Esto es lo que Portes me cuenta hacia el final de la cinta y usando el sacrificio de un personaje para la compensación y conversión de otro. 

Y aunque hay mucho más por desmenuzar en la cinta, esto es lo que yo te contaré. Esto es lo que vi: vi la caída emocional de un personaje, su distracción emocional, cómo recurre a los vicios para tapar sus propios demonios para, finalmente, encontrar una redención inesperada y milagrosa en un personaje más relacionado con su pasado de lo que él mismo podría imaginar. ¿Es interesante la cinta? Mucho. ¿Es escalofriante? Sí, tiene escenas brutales. ¿Es lo mejor de terror en el cine mexicano? No, no ES LA película de terror mexicano, pero sí de las más. ¿Tiene buena historia? Vaya que sí. Y si la viste, acabaste con tanto interés como yo. Si no la has visto, y el género del terror es lo tuyo, ¿qué esperas?

Conclusión:

Belzebuth es una cinta mexicana de terror dirigida por un cineasta que, según veo, está probando suerte en el género. Debo anticipar que tiene un exitoso sustancial tanto por su casi cuidadoso guion como por las impecables actuaciones que rebosa en el proyecto. No será perfecto, pues tiene sus detalles, pero sin duda es una película que me demuestra lo siguiente: el cine mexicano es capaz de mucho. 

1 comentario:

  1. Me pareció una película bastante buena, es interesante la historia. Los efectos especiales del “cristo hablando” me parecieron un poco risibles. Todas las actuaciones me parecieron bastante buenas .

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