STRANGER THINGS: 4


 




La cuarta parte de Stranger Things, con sus dos mitades, emocionará a los fans al preparar el terreno para su inminente final.









Por EdSQ

La primera temporada fue genial. La segunda fue interesante y la tercera marcó un camino estrafalario y exagerado en sus matices. Por esa misma razón me parece un hecho que Stranger Things se ha levantado en su cuarta entrega, apostando tanto por la eficiencia en sus apartados técnicos como en la idea de desarrollar más a sus personajes, retomando arcos dramáticos que habían quedado a la deriva e introduciendo algunos nuevos, que sin duda amaremos u odiaremos. Esto complejiza la historia, pues nos permitirá conectar más con lo que ocurre: nos importa lo que vemos.

Esta cuarta parte, dividida astuta y maliciosamente en dos mitades (que bien pudo haber sido una sola muy extensa), amplía el universo creado por los Hermanos Duffer y que está situado en el pueblo de Hawkins. Aquella historia iniciada con Will y sus amigos ahora es más siniestra, más peligrosa, más oscura... y más emocionante. Y como pasa con toda mitología geek, el villano en turno siempre tiene conexiones directas con el origen del/la héroe/heroína vencedor/a, estableciendo lazos más íntimos y una batalla más personal, porque al final se trata de perspectivas.  


Y eso es algo con lo que aquí se ha jugado bien: perspectivas morales. Porque el villano tiene un fundamento, una visión y una motivación (no importa la calidad de la misma para estos fines) que lo conduce a destruir a quienes lo crearon y decepcionaron. Una premisa subyacente interesante, pero endeble; no hay mucho más que sacar de la psicología de un personaje macabro que es poco profundiza-ble y cuyo rencor a la vida se alimenta de la botánica. Termina adquiriendo habilidades sobrehumanas gracias a personajes se interesaron por él sin saber lo que desataron... 

Que nadie venga a decir que lo planteado aquí es nuevo porque no es así, sabemos que lo visto aquí siempre es una mezcolanza de algo previo. ¿Cómo le damos el giro? Es parte de la creatividad de la producción involucrada. Pero el meollo es cómo unir ambas líneas temporales, porque si entendí bien, los sucesos aquí ocurridos son de FINALES de los 70 o así decía el margen introductorio, ¿que no la primera temporada comenzó en 1980? 


Ahora, independientemente del contexto y la ambientación de la historia, el proceso de edición en la narrativa es muy evidente con el fin de "alargar" una sencilla historia de buenos contra malos. Cada vez que una escena continuará en su desarrollo, hay corte y pase a otro personaje... No es necesariamente algo malo, pero llega a aturdir en su sobreexposición visual al tratarse de un recurso creativo que termina agotándose en un punto y buscando renovarse en otro. 

Todo esto resulta en una serie de reinvención narrativa que puede pecar de tramposa o de genial, efectos visuales y diseño de producción mediante, potenciando o entorpeciendo el discurso de la historia y los personajes, porque, de nuevo, motivación... Stranger Things 4 es la extensión de un camino explorado en su primera y, tal vez, segunda parte. Es la manera de retomar una historia original cuando las secuelas parecen llevar por derroteros dudosamente files a las ideas que inspiraron a la franquicia televisiva desde un principio. Que OJO, gustó, pero algo en la ejecución de las ideas plasmadas en el guion daban la sensación de desgaste o poco aprovechamiento de creatividad. 


Como dijeron los Duffer en una entrevista "¿Es válido justificar que les ocurra algo cada año?" y puede que no, pero (lo sabemos) sin conflicto no hay historia. Entonces, la brillantez del guion radicará en la complejidad del obstáculo a vencer. Y la premisa de una compañía jugando a ser Dios que causa estragos en un pueblo estadounidense porque, simple y llanamente, NO saben lo que hacen, da pie para una o dos temporadas, pero si terminas extendiendo la historia, inevitablemente saldrá una mezcolanza de ideas que pueden cuajar, a niveles exagerados, o estropear todo tu inventivo universo. 

Amén que hay humor y personajes audaces que sirven como telón de fondo y vehículo para entretener a la audiencia (carisma de por medio), pero no son, creo yo, elementos lo suficientemente sólidos para justificar la actual extensión de la historia, por más emocionantes giros y circunstancias que ofrezcan.  


Indudablemente hay algo cautivador en Stranger Things; una fórmula que ha sabido combinar personajes comunes y carismáticos con la nostalgia ochentera, la ficción, las tramas de conspiración y una noción de peligro que resulta más en un suspense efectivo. Y aunque no puedo negar que ese final de temporada me satisfizo profundamente, queda la duda de hasta cuándo la reinvención será solamente una regresión creativa maliciosa y cuándo será una chispa original. El tiempo dirá. 

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