Stranger Things...3



La tercera entrega de Stranger Things es dispareja, pues funciona en unos aspectos, pero otros los deja inconclusos. 

7.5
Tipo de artículo:
Análisis-Veredicto

Si algo me ha parecido la nueva temporada de Stranger Things es tramposa porque juega con mis propias expectativas sobre su final y, más que nada, porque me mueve el tapete a mitad de temporada. Esto sucede porque escritores/productores/directores decidieron empezar leeeento, con poco qué contar, para al final arrancar con todo en esta nueva temporada. Yo imaginaba al inicio "¡Vaya! Es Stranger Things como siempre debió ser!", pero si algo me dejó baboso —y también me agradó, no lo niego— es el hecho de cambiar los elementos, de hacerme ver que el que suponía iba ser el tratamiento de la temporada, terminó siendo únicamente el prólogo respecto a una historia que, parece ser, aún no termina de contarse.

Alguna vez un amigo me dijo en la preparatoria "Un escritor debe ser capaz de explotar/extender la premisa de su historia al máximo". Esto es justamente el tipo ejecución y ejemplo que encuentro en la nueva temporada, porque, voy a decirlo de una vez, Stranger Things 3 tiene el cariz y el suficiente truco "mágico" —o confeti pues— para extender las escenas, las subtramas de manera que no me aburra del todo, pero sí para dejarme con la idea de que lo que veo tiene un porqué y una consecuencia que eventualmente le explotará a "x" personaje; y es esa suposición la que me deja picado; ahí lo tengo: SUSPENSE.


Si las temporadas pasadas jugaron a mi parecer con ideas pertenecientes a otro tiempo, momento, contexto (y lo que le siga), también se interesaban por inyectarle a sus guiones toda la imaginación posible para espantarme o bien mantenerme al filo del asiento con la galería de creaturas que circulaban por el pueblo de Hawkins, que es donde todo tiene lugar. Ahora bien, asumiré por momento que, independientemente de las múltiples referencias a los años 80 que veo desfilar en cada episodio, los Hermanos Duffer NO copiaron a las creaturas de King, ni mucho menos los nombres (Desuellamentes) porque, y en la primera temporada no me lo pareció, los dientes de la imponente y espeluznante criatura me recuerdan mucho a la mostrada en Cazador de Sueños, del famoso escritor de terror contemporáneo. 

Bajo la premisa de que las fronteras no han sido traspasadas y de que la originalidad y creatividad de cada territorio (mundo de los autores, pues) sigue intacta es que puedo continuar. Porque, sí, ahora el factor humano está más presente y el misterio que antes giraba en torno al pueblo y sus diversos habitantes (inconscientes del peligro alrededor), ahora estriba en la manera de conectarse con los protagonistas y cómo éstos le hacen frente. Debo admitirlo: uno de los aspectos más positivos que encuentro en la nueva temporada es la exploración psicológica —y su consecuencia, obviamente— del crecimiento que pesa sobre los protagonistas. Sí, me tomó UNA escena entenderlo, ya que francamente no lo recordaba, pero no importa: los guionistas de la serie me lo dan a entender a base de urgentes diálogos que expiran emoción al máximo en al menos tres capítulos: Finn, Eleven, Dustin, Lucas, Max y el resto ha crecido, dejando a Will sin la oportunidad de explorar su juventud por haber estado atrapado en El Otro Lado (Upside Down). 


Por lo tanto, como espectador no solamente debo preocuparme por la criatura, los necios rusos buscando el fin del mundo o a Joyce (Wynona Ryder) preocupándose más por la electricidad de su casa que por el peligro inminente, aunque en esta temporada su sutil recreación como sexy-soltera-ama-de-casa es un poco refrescante y hasta cómico le queda el papel, la verdad su subtrama únicamente tiene peso porque Jim Hooper (David Harbour) tiene el talento para actuar como niño pequeño sin confesar que la quiere. Y esa "tensión" sexual (que también surge entre Robin —Mayan Hawke— y Jonathan Byers —Charlie Heaton—) aporta comicidad, una más limpia que la que aprecio en los momentos más "juveniles" de la trama. Eso sí, el criterio propuesto por guonistas/directores para acomodar varios elementos risa/peligro me resultan en un astuto y genial sello pintoresco que, en manos de otros creativos, terminaría siendo aburrido. Por ponerlo de otro modo: es el talento de los Duffer Bros., lo que me arranca risas al por mayor en instantes donde la trama exige un tono acuciante y de angustia cuando termina siendo irónico y hasta memorable. 


Y toda esa capacidad y talento fílmico para construir algo que en el peor de los casos podría haber resultado desastroso, es uno de los mejores aciertos de una serie que, rindiendo homenaje a su título, no pierde la paciencia, porque, de hecho, esta tercera temporada funciona muchísimo en los instantes de misterio, poco de comedia, pero sí bastante de acción, o incluso en los ratos donde desborda incredulidad y hasta ridiculez. Harbour tiene madera para hacer de polizón e incluso de protector de sus seres queridos, pero su curva emocional, su arco dramático aquí no lo compro del todo porque me lo venden, en los primeros capítulos aquí, como un tipo sin propósito ni metas específicas más allá de fumar/beber y flojear todo el día. Digo, es algo que su personaje ha hecho y en la segunda temporada su participación fue un tanto más activa, pero aquí pasa de lastre a tener que solucionar las cosas porque no queda de otra. Antes su personaje presentaba más matices, había algo interesante, una chispa que lo caracterizaba. 


En esta ocasión el factor humano está muy presente, pero a mi gusto la trama en sí tiene más protagonismo gracias al misterio, a la atmósfera de suspense construida. Una vez E.M. Forster dijo "En la novela, lo que importa no es qué ocurre, sino a quién le ocurre". De acuerdo, una serie televisiva NO es una novela, pero maneja los mismos elementos: historia y personajes. Y si una serie que recientemente lanza su nueva temporada, pacientemente ansiada, lo mínimo a esperar es un equilibrio en sus partes.

Aunque Stranger Things 3 tiene sus atributos (misterio, acción, más cuidado en algunos personajes, repercusiones reales, exploración de personajes, un vistazo de pasada al Otro Mundo), sigue teniendo lastres a mi parecer que ya deberían mejorar, y es su tono (funciona irregularmente como comedia, pero como historia de misterio o terror mantiene el ancho), considerando de paso el criterio de exposición de ese mal latente. Eso sí, la serie rinde tributo con creces a su título, porque los acontecimientos son cada vez más extraños, más... sobrenaturales.

Puntos EXTRA a la escena coral de Dustin y Suzie. 

Conclusión:
Si la historia me explica más El Otro Lado, qué es y por qué existe, además de los potenciales enemigos en la serie a corto, mediano o largo plazo, por mí échense hasta 5 temporadas más. Pero sí ruego que mejoren los puntos negros, porque la segunda temporada rompió la expectativa pero ahora se quebró la esperanza. 

1 comentario:

  1. Ésta es una temporada que me ha dejado con sentimientos encontrados: por un lado es una delicia el desarrollo de personajes en los chicos, que crecen, son adolescentes y sufren esa edad de ridiculeces emocionales, —por supuesto lo mismo aplica a los adultos—por otro lado es una temporada repleta de clichés baratos y hasta aburridos: los rusos son malos, el típico héroe sacrificado, giros “inesperados”, melodrama melcochero en la recta final previo al epilogo.
    Hay una cierta calidad de lazy writing que se siente como una bruma de hastío en lo referente al lado sobrenatural de lo que originó a la serie. Retomando “viejos enemigos” y alterando los móviles a un tono de venganza que claramente no corresponde a la naturaleza del personaje (es un puto monstruo sin motivaciones y de pronto quiere venganza, no mam…). Quizás por ello los escritores se volcaron al desarrollo general de los protagonistas, con sus excepciones: Dustin y Will se fueron a la banca y se volvieron relleno de mueble. Incluso cuando Will forma parte de ese lado inclusivo tan característico de los últimos tiempos al insinuar que el chico es gay, se hace de pasada, sin consecuencias en el personaje y relegándolo al telón de fondo. Mismo caso para Dustin quien pasó del chico majadero y activo que orquestó el ataque de la segunda temporada, al chico majadero y resentido con una novia a distancia de la que debe probar a sus amigos que es real. Lazy writing.
    La aparición de personajes que no añaden mucho y entran y salen a cuadro al más descarado estilo deus ex machina es un tanto fastidioso, siendo los más obvios Suzie y Alexei. Again, Lazy writing.
    No obstante hay cosas muy respetables y que hacen de la tercera temporada una maratón familiar:
    Nuevos personajes entrañables; así como Max se añadió al elenco en la temporada anterior con gran acierto, una nueva chica nivela la balanza de género con Robin (increíble Maya Hawke) y su contexto en el lado inclusivo como la chica lesbiana cool, lo despliega con una naturalidad encantadora. Erica no es nueva en la historia, pero sí su desarrollo y se vuelve una maravilla de escritura como embona con el resto de los chicos sin perder su esencia. Muy bien ahí.

    Fieles a su sello característico, la representación de los años ochentas sigue siendo encomiable, enganchando en el lado “nostálgico” desde momentos íntimos como el beso al tono de REO Speedwagon hasta la suprema escena de la chica material. Chuladas. La payasada de Limahl es cómica pero aturde lo cliché de su elemento, eso sí, la burla posterior es atinada e hilarante.
    Ese cierre con Peter Gabriel de fondo como dando broche a un ciclo que inciara en la primera temporada como símbolo del vínculo entre los chicos es conmovedor. Simplemente se agradece.

    Al final se cumplió la profecía de la inicial ‘B’ —Bárbara, Bob…—y con una baja sorpresiva, lo malo es que el post- epílogo hace pensar que esa baja sorpresiva ni es baja ni es tan sorpresiva. Y si se desarrolla una cuarta temporada en el contexto sugerido deberá ser la última porque la sola premisa es aburrida como suéter navideño.

    Esperemos que al menos vuelvan a darle un tratamiento justo a todos los chicos sin relegar a ninguno a la banca (como ha hecho hasta ahora), se añadan nuevos personajes tan grandiosos como los que han llegado a afiliarse y permitan que la esencia ochentena siga siendo la directriz que lleve a esa serie a buen puerto. Esperemos…

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