Aunque entretenida, Personas Desconocidas no destaca TANTO
como otras obras del autor.
Por EdSQ
Una niña de trece años desapareció una noche. No importa cuánto apoyo surgiera de familia, amigos o incluso la comunidad en que vivía. Nadie logró dar con ella... Ni siquiera la policía, detectives asignado al caso o cualquier otra persona que viviera kilómetros alrededor. Pero ocurre que siempre hay quien maquina planes, que sabe algo, por minúsculo que sea o quienes sospechan la verdad detrás...
Personas desconocidas se erige sobre una premisa clásica (un crimen, en este caso, secuestro) dotándola de matices humanos y comunes que pueden o no llevarme a conectar con la trama: los personajes que actúan la historia (detectives famosos y olvidados o detectives fracasados que no se rinden hasta dar con la verdad). Es una novela bastante entretenida que goza del característico misterio sello del autor, pero... sigue faltando algo, a pesar de tener una premisa que como base, resulta intrigante y por demás absorbente, porque ¿quién no quiere saber qué le deparó a una niña desaparecida tiempo atrás?
Para darle más riqueza a su historia o bien tensar los cordones necesarios, Katzenbach ha de construir detalles particulares en su historia, como el tiempo que transcurrió entre el suceso catalizador y el presente, qué tipo de personajes rodearán la trama y de qué forma todo embonará, porque claro, si pensamos en un misterio que finalice cada capítulo, dosificando las pistas contextuales entre lo que los personajes viven y lo que yo como lector voy deduciendo, tengo ante mí, entonces, una historia que se limita a sí misma, y no ayuda tampoco el viejo recurso de "dejar todo implícito" para el lector.
De acuerdo, está el recoger los detalles anodinos y los que no, pero aun así la historia sigue pareciendo recatada, quizá por el margen histórico en que la trama está ambientada o bien como un esfuerzo por hacer que lo que el autor aquí quiere contar no sea algo irrisorio que tenga un valor narrativo literario digno de leerse numerosas veces. Personas desconocidas tiene varias virtudes, pero también varios lastres que son convenientes remover para pulir un producto que, probablemente, tendría más brillo de haber arriesgado más en su clímax.
En lo positivo tengo personajes muy humanos (digo, tampoco son alienígenas) pero son seres humanos con los que podría conectar. Una mamá con un pasado convertido en cicatriz que la acecha como sombra nocturna y que define sus traumas y miedos al punto de redefinir su vida, y un ex policía cuya crisis existencial le valen los suficientes peligros y desinterés para ignorar las normas y hacer lo que el corazón (o su cerebro adormecido por el alcohol o las experiencias de vida) le indican. Ambos comparten el rasgo de la marginación, atractiva cualidad que podría ocurrirle a cualquiera, pero aquí hay algo más: ni ellos se creen a sí mismos, ni se confían la vida a sí mismos; los guía un auténtico sentimiento de Deber Ser y de completar ciclos, como les pasa en sus propias vidas.
Personas desconocidas no es, ni mucho menos, una lectura aburrida, pero dudo mucho que se convierta en un clásico de Katzenbach al no poseer los elementos narrativos que El Psicoanalista, El Hombre Equivocado, La Historia del Loco, La Sombra, Juegos de ingenio y más sí poseen. Y esto es mucho decir, siendo que todavía tengo pendientes dos nuevas obras del autor.
Al final, como lector me llevo un rato entretenido y con un buen sabor de boca más por su epilogo brillantemente estructurado que por su desenlace o desarrollo, que si bien tienen puntuales momentos bien construidos, siento que palidecen ante una premisa que sí tiene potencial pero a la que le faltó más elaboración de parte de su autor. Y no me refiero a la cantidad de páginas, sino a lo meticuloso de la trama, considerando incluso que hubo personajes cuyos arcos dramáticos quedaron... a la deriva (¿o a la imaginación del lector?), además de que solamente estuvieron ahí para acentuar el impacto emocional de los protagonistas y solamente un poco.
Esa sequedad a medias es la que también me llevo con esta obra como producto general. Ni modo, ya revisaré las obras que faltan.
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