Batman, de Matt Reeves,
es un espectáculo muy distinto
a lo presenciado antes.
Por EdSQ
“El
miedo es un arma. Cuando la señal aparece en el cielo, es más que una llamada,
es una advertencia”. Con esas palabras la nueva entrega de Batman vertebra —por
medio de la visión de su director Matt Reeves— lo que será la primera parte de
una potencial nueva trilogía. Y es una visión sutil, inteligente, novedosa y
con mucho discurso, mezclado con las distintas referencias a los 80 años del
personaje. Y como he dicho antes sobre mi posición en DC, tal vez te preguntes
“¿Qué haces tú aquí hablando de Batman, si dices que te gusta Superman?”,
bueno… la verdad el avance de esta versión de Batman sí me gustó. Me intrigó y
atrapó.
Quería
saber más, conocer más. Porque, personalmente, quería ver qué tal lo hacía
Pattinson en el papel del Caballero Oscuro. Y… me resulta un poco difícil si lo
que ganó es su muda expresión o realmente me encuentro ante un trabajo de
dirección sutil que respeta la inteligencia del espectador al no ofrecer
escenas, diálogos o secuencias “sobre-explicativas”; Matt Reeves es un director
que lentamente va ascendiendo en Hollywood por la calidad de las historias que
propone. Desde las dos entregas finales de
El Planeta de los Simios,
Déjame entrar,
Cloverfield,
Madre Androide y varias más. Y
Batman resulta ser la llamativa cereza de un pastel que
prometía mucho desde hace tiempo. ¿Cumplió? Sí, lo hizo.
The
Batman
relata no el origen del héroe, pero tampoco el de los villanos (al menos no de
todos), lo que esta cinta cuenta es el desarrollo psicológico en la dualidad
del personaje protagonista: Bruce Wayne/Batman. Ahí está el centro narrativo,
teniendo como ejes alternos al resto del elenco. Y hablando de… Andy Serkis
como Alfred es conmovedor, distinto a las encarnaciones anteriores, pero
igualmente eficiente; y aunque en mi opinión tengo el “área gris” con Pattinson
en su interpretación del héroe, no puedo descartar el formidable desempeño de
los secundarios: Zöe Kravitz como Gatúbela, Collin Farrell como el Pingüino,
Jeffrey Wright como James Gordon y demás cumplen en sus papeles; lucen
orgánicos con sus personajes.
Habiendo dicho eso, la idea de que la película dure casi tres horas no
parece determinante en el sentido de que agote o abrume al espectador, ya que
el guion está prácticamente bien desarrollado como para darle el peso correcto
a cada elemento de la historia, cumpliendo la doble función tanto de entretener
como de ofrecer un comentario crítico social bajo el cobijo de la propiedad
titular; es decir, Reeves aprovecha a Batman como personaje, recurso y símbolo
de un universo específico para hablarnos de la sociedad casi de un modo muy similar
a como lo hizo Nolan en su trilogía gótica. Resulta verdaderamente sorprendente,
e incluso obvio, hasta dónde ha permeado la trilogía del británico en el cine de
superhéroes como para que veamos destellos o “vestigios” de personajes emblemáticos
en algunos ya presentes en The Batman.
Y en
este sentido de la inspiración o incluso semejanza de franquicias bajo la
visión del creativo es preciso mencionar algo: la versión de Reeves se siente
MUY REALISTA. Porque todo elemento presentado en pantalla realmente puede tener
lugar en la vida real; es decir, lo presentado es verosímil, creíble. Y si
desde esa óptica lo veo, la actuación de Pattinson es más que creíble, aunque
(como escribí arriba), me genere dudas porque no sé si es cuestión del
actor o de que Reeves supo perfectamente cómo plasmar su visión en pantalla,
gracias a un guion ingeniosamente armado y mismo que llevaba trabajando desde
tiempo atrás.
Y pues al final The
Batman captura la esencia del personaje: su dolor, su profunda psicología y
su moralidad. Y sí, habrá más Batman para rato; no me molesta esta versión porque,
después de todo, aunque tengamos murciélago para rato… como buen fanático del Roji-Azul me quedo con Superman
& Lois en HBO Max…
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