The Mitchells. vs. Machines


 





The Mitchells vs. the Machines 
es un drama cómico que esconde una genial crítica a la tecnología 
como lo hiciera WALL-E, Foucault y la novela El mago desinventor






Por EdSQ

Es un discurso muy potente el que encontré en Los Mitchell vs. Las máquinas, sobre todo por la cuidadosa construcción tanto de personajes como de las intenciones que implican la trama de la película. Pero con “potente” no me refiero a la temática en sí, abordada anteriormente, sino por el tratamiento tan completo que le dan. Es un hecho que las cintas animadas nunca abandonarán la comedia, tanto por el público infantil como por el hecho de que el público adulto quiere despejarse, no estresarse. Entonces, yo considero que el reto de una cinta de tipo familiar siempre enfrentará el reto de crear un equilibrio entre tema, tono, enfoque, ambientación y, sobre todo, atmósfera.



Para dejarlo simple y sin misterio de por medio: “Los Mitchell son una familia atípica, algo disfuncional pero también cariñosa. Cuando realizan un viaje por carretera, este se ve interrumpido por un inesperado levantamiento tecnológico que amenaza a la humanidad. Y es que, en todo el mundo, los dispositivos electrónicos que la gente ama, desde teléfonos hasta vehículos sin conductor además de una nueva y elegante línea de robots personales, comienzan a rebelarse contra los humanos. Será entonces cuando los Mitchell tendrán que superar sus problemas y trabajar juntos para salvar el mundo.



Sirve de referencia técnica que esta comedia de animación está producida por Christopher Miller y Phil Lord, los creativos detrás de la genial Spider-Man: Un nuevo universo (2018) y LEGO: La película (2014), por lo que estoy ante una película bien pensada y con mucho más trasfondo del que podría pensar que esta película ofrece. Me encuentro con referencias clásicas, personajes trascendentes y un mensaje verdaderamente orgánico, especialmente en los tiempos actuales: aprovechar los lazos de calidad humana. Eso es lo que yo veo, o lo que podría “distinguir” en el discurso de la película para <separarla> de las propuestas con las que se hermana teórica e históricamente.


Y aunque WALL-E le lleva la delantera en términos de drama humano, Los Mitchell vs. The Machines es un cóctel de comedia y aventura que es imperdible tanto por la idea de que lo natural pesa por sobre lo artificial, de lo que lo “inorgánico” es pasajero y solamente lo emocional tiene importancia esencial en esta vida. La escena de la convivencia en plena merienda y cómo, por hábito, ocio y gusto banal, nos escudamos en la tecnología, da una idea de hacia dónde se dirige esta propuesta. Es algo tan cercano, tan real y a la vez tan actual que la empatía con los personajes y el sentimiento de familiaridad con la escena es fácil de obtener.

 En este contexto en el cual aprecio la “barrera” entre prestar atención a un igual y estar absorto en la tecnología surge la lectura tan sencilla y apreciable del papá como representación “de la vieja escuela”; un ser humano tan habituado al contacto humano que no sabe lidiar con los cambios más recientes en la humanidad; una premisa muy presente en la película y que va matizando todo el entorno. Su entendimiento/aproximación del mundo actual es palpable, íntimo y divertido, porque en él se reflejan nuestros padres. Tan solo la escena en la que batalla con YouTube es genial.

Y aunque la película aborda tangencialmente otros conceptos como la envidia y la reputación, la verdadera historia está ante mí y es bellísima: un papá que sacrifica un proyecto por el amor a su hija y una hija con un sueño “imposible” que debe lidiar con un papá que teme por ella. Los caminos, las diferencias y las cosmovisiones de dos personajes unidos se entrecruzan, repelen y componen esta divertida, dramática, cruda, realista y valorada cinta de ciencia ficción con la tecnología como trasfondo crítico de algo que ya sabemos: nos dirigimos hacia el technum

La pregunta es ¿haremos algo por evitarlo o nos fusionaremos con él?

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