El enfrentamiento del año llega de la mano
de Adam Wingard, responsable de
The Blair Witch Project...
Por EdSQ
Tengo
que ser honesto contigo y comentarte, desde ya, que estas palabras las plasmo a
partir de mi fervor, mi encanto y mi “emoción” ante lo que fue la cinta de 2001
de Emmerich, en la que Matthew Broderick encarnaba al científico civil que
salvó a la humanidad. Sí, vi algunas de las versiones japonesas esperando encontrar
algo de la emoción que la versión hollywoodense me había provocado en aquel
entonces. Recuerdo haber visto a Mechagodzilla y quedarme de a
cuatro pensando que qué estaba viendo (aun siendo niño).
Así
que esto no va como fan purista de este universo, sino como un cinéfilo (¿o
cinemano?) que ha visto estas películas (o varias de ellas) y disfruta de su
universo sin realmente ir más allá de las evidentes metáforas sobre el ser
humano como agente invasor de la naturaleza. Porque debe quedar claro: aquí,
ahora, Godzilla vs. Kong es la cuarta y última película de la “franquicia”
de Legendary en colaboración con Warner Bros., gracias a Toho, y que inició en mayo de 2014 con Godzilla, seguida de Kong: Skull Island, aumentando la emoción con Godzilla II: King of Monsters para finalmente desembocar en la cinta actual.
Busco
el enfrentamiento y, a decir verdad, lo encuentro. Pero busco los motivos, el
desarrollo y la épica conclusión. La novedad es que ahora el factor humano no
es TAN banal como en las anteriores entregas; aquí Alexander Skarsgård, Rebecca
Hall, Kyle Chandler Millie Bobby Brown, Brian Tyree Henry, Shun Oguri, Eiza
Gonzalez, Demian Bichir, Kayle Hottle y más, encabezan un elenco un poco más
elegante y aceptable que en las cintas pasadas. Sólo que al ser la “cinta cruce”
de tres anteriores, los encuentros están fragmentados y apenas gozan un protagonismo
en conjunto, pues no hay mucho tiempo (de hecho, es poco) como para “¿Y tú quien
eres? ¡Ah, mucho gusto! Fíjate que…”. No, aquí lo importante es calentar motores
rumbo a… ¿quién ganará? ¿El chango o la lagartija? ¡Digo! ¿Godzilla o King Kong?
Sí,
Wingard me ofrece teorías científicas a medias y, cortesía de los VFX, varias secuencias
decentes gracias a un debido manejo de la cámara. Skarsgård, el ex Tarzan, hace
lo que puede con sus diálogos y Rebecca Hall (a título personal la actriz tiene
una carrera artística regular) funciona como el intérprete y puente emocional
diplomático entre Jia (Kayle Hottle) y Kong. Y la verdad, la relación simbiótica
emocional entre Jia y Kong es de los elementos más destacados, profundos e
interesantes de esta película. Es un momento para detener la cámara y que,
pese a que el foco es el pleito de las bestias, esta peculiar relación llega a
interesar mucho más.
Ver
esto en una película de monstruos francamente me pareció refrescante,
principalmente porque de nuevo hay villano al qué inesperadamente combatir ([SPOILER]
Mechagodzilla, que en realidad es Gidorah, buscando vengarse de Godzilla; la
escena eléctrica me pareció un poco forzada) y el mismo es tanto artificial
como humano. Igual que pasó en Kong: Skull Island, el resto del elenco humano
es unidimensional: están en escena para morir, para “acentuar” la sensación de
peligro. Y mientras hay gritos aquí y allá, burlas de personajes por las decisiones
que otros toman, aguardo impaciente a los rounds de Kong y Godzilla, a
ver quién aguanta más los rugidos del otro, los arañazos, los golpes, los “¡Te
aviento a ese edificio lleno de gente, pedante pedazo de…!”, que ciertamente no
está mal. Eso sí, la batalla en Hong Kong es estupenda, colorida y emocionante.
Lo
ÚNICO que me deja con una sensación no particularmente agridulce, pero sí un
poco “¿Es neta que así vas a resolver esto?” [SPOILER] es que la participación
del villano fuerce a los monstruos a aliarse en un intento desesperado por no
causar más destrucción de la “necesaria” y por el bien del planeta… y la humanidad,
claro. Caramba, eso me recuerda a BvS. “¡Oh, no! Ha surgido un villano común… y
ahora debemos enfrentarlo juntos… o morir. Bueno, vamos…”.
¿Que
si el enfrentamiento del año lo vale? Sí, está entretenido. La ventaja ahora es
que, aunque hay escenas de pleito que son “meros calentamientos”, agradezco no
tener que chutarme dos horas de trama humana plana para aguardar a la batalla
final. Sí, hay subtramas humanas que sirven como un contexto explicativo de
cara a la batalla titular, pero no TAN desperdicio como antes. Además de que el "surgimiento" del villano es intuitivamente claro, pero... si te pareció confuso (dentro de la parafernalia hollywoodense, el sinsentido es algo común), aquí puedes entrar para apreciar la "captura" de la ciencia disparada en la película.
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