ANNA: El peligro tiene nombre


 


                                                  Dirigida por el legendario Luc Besson,                                                                                                  Anna: El peligro tiene nombre,                                                                                                              es una propuesta entretenida por                                                            encima de la media.




Por EdSQ

Solamente hasta que vi los créditos de Anna: El peligro tiene nombre y vi “Directed by Luc Besson” es que entendí por qué la película tiene una estructura tan inclinada al género de la acción y por qué la construcción/desarrollo de personajes sirve a un propósito particular: entretener a la audiencia con temas de espionaje. Y qué mejor para fundamentar el camino del argumento con el elenco que sirve para tener como punto de partida una historia que si bien no es novedosa sí busca entretener con sus giros de tuerca (algunos esperados, otros previsibles).

 


Aquí lo importante es la heroína, que a ratos parece una mezcla entre Mila Jovovich y cualquier héroe de acción genérico cuyo fin último es vivir una vida normal. Ya no me resulta interesante el proceso de transformación psicológico porque, a estas alturas ¿qué puede ofrecer de nuevo eso? Así que el contenido que habrá de valer la pena aquí es ver cómo lidia con su doble vida mientras se forma como la agencia que la contrató quiere que, mientras ella se rehúsa a formar, temporalmente, algo digno y a largo plazo. Pero no sirve porque, ¿qué sería de una película de espionaje sin un toque de drama?



Es de agradecer que los galanes en la película sean interpretados tanto por Cillian Murphy como por Luke Evans, siento éste último mucho más natural en su papel que Murphy, pues el personaje de éste otro resulta muy obvio a ratos y pues provoca gracia, no intriga, cuando aparece a cuadro. Pero bueno… en términos de reparto, quien se lleva el papel principal por la sofisticada creación de su personaje es Helen Mirren como Olga, cuyo personaje construido a base de miradas sutiles, inflexiones de voz y un lenguaje corporal que hiela la sangre la vuelven un estupendo antagonista (que no villano completamente) para hacerle un digno frente al creciente potencial de la protagonista Anna (Sasha Luss).

 

En ese sentido la película se defiende bien, tanto por la meticulosa actuación de su reparto que hacen posible y “legible” lo intricado que el guion es en ocasiones, buscando confundir a la audiencia con las motivaciones “recién surgidas” o los giros de tuerca, todo en torno a la vida de Anna. Digo, a pesar de que a ratos puede perder al espectador, la verdad es un deleite visual la producción: toda locación vista en la película es agradable, exquisita.

 


Ahora bien, en cuanto a la filosofía del argumento, pues como dije anteriormente no toca nada nuevo: una chica es reclutada por una agencia británica que busca ser la mejor en su negocio y para ello debe eliminar a la competencia. No estamos ante un qué, sino ante un cómo. Y pues éste llega de una forma simpática y, sí, un tanto adrenalínica, pues la conjunción de personajes y mundos vistos aquí. Todo se junta. Todos se reúnen. Todos tienen algo que decir, ¿y Anna?

Muy lejos, fuera de su alcance. Lista para vivir la vida que siempre quiso. Gracias Besson por una entretenida cinta de acción que si bien no ofrece enteramente algo distinto, sí pudo regalar buenas dosis de acción. 


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