Cruella


 






Interesante propuesta. 
Distinta, magnética y... es protagonizada por 
Emma Stone y Emma Thompson. 
Suficiente. 






Por EdSQ

Algo es seguro. Tanto Emma Stone como Emma Thompson están impresionantes en sus papeles. Ahora una aclaración: Cruella no es una adaptación de las cintas animadas, no parte de un universo complementario que aporte algo, es una precuela de los eventos ya conocidos. Casi como lo visto en Joker de Todo Phillips. Cruella se encarga de narrar los orígenes de la villana de los perros dálmata. 



Dicho eso, puedo decir que la película me gustó. Se sale del margen; no repite fórmulas ni se apega del todo al material preexistente, destroza su zona de confort; crea algo distinto, algo poderoso; da motivos mientras delinea paulatina y contundentemente las bases psicológicas del personaje. Y nadie mejor que la carismática y cautivadora Emma Stone para conseguir que el guion escrito por seis personas (sí, seis) y llevado a la pantalla por Craig Gillespie tuviera una consistencia particular, una chispa y un tratamiento lo suficientemente humano, bien matizado y narrado como para que yo espectador empatice con la protagonista (eventual villana) de la historia. 


El diseño de producción es portentoso y acorde a la época, además es soportado por el talento histriónico de Emma Thompson, quien demuestra una vez más que el papel quisquilloso de “vanidosa narcisista” nadie se lo quita. Los personajes secundarios cumplen y contribuyen a darle a la atmósfera un aire de comicidad, drama y sencillez. Porque —es preciso— la cinta carece de tono, no así de buenos personajes o buena trama; ésta queda intuida en la primera media ora de metraje. 


Entonces, a medida que Cruella (Stone) muestra sus dotes para la moda y va opacando a La Baronesa (Thompson) la cinta crea un paralelismo con cierto subgénero actual a raíz del plan de Cruella para destronar el “poderío” ecuménico de la autoridad artística: la doble identidad. De día, trabajadora; imponente y brillante figura que trasciende los paradigmas de la moda, de noche. Y, por supuesto, están los dálmatas, aunque estos son sanguinarios, furiosos, aparecen poco a cuadro precisamente por la necesidad de la película de narrar el “Antes de que Cruella De Vil los odiara…”. 


Más allá de la dinámica trama, de que son dos o tres momentos en que la cinta cae, no hay mucho que demeritar. Las actuaciones cumplen, el reparto es casi coral y los escenarios majestuosos, hay final feliz y, tal vez, Cruella puede ser verdaderamente un inesperado acierto para Disney en su constante fijación por revivir clásicos. Bien. 


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