THE FLASH. My name is Barry Allen, and I´m the Fastest Man Alive...



Aprovechando que terminó recientemente la segunda temporada de la exitosa serie The Flash, es conveniente, al menos a mi parecer, hablar un poco de la misma. Comenzando por su protagonista, un muy carismático Grant Gustin, es claro que los productores principales Greg Berlanti y Andrew Kreisberg han sabido, hasta ahora, darle el toque dramático y épico a una historia basada en un cómic de la editorial DC

Los seguidores de cómics sabemos que Flash es uno de los miembros fundadores de la Liga de la Justicia, y por ello, las expectativas en torno a esta serie eran altas. Afortunadamente el resultado ha sido bastante satisfactorio, claro, con ciertos elementos o detalles que no convencen del todo, pero en general el show ha podido desarrollar una premisa con eficiencia, para el gusto del público, y la mezcla exacta de elementos narrativos para hacer THE FLASH, una de las mejores series televisivas basadas en un cómic

"My name is Barry Allen, I am the Fastest Man Alive, when I was a child I saw my mother killed by something impossible, my father went to prison for her murder, then an accident made me the impossible. To the outside world, Im an ordinary forensic cientist, but secretly, I use my speed to fight crime and find others like me and one day I´ll find who killed my mother and get justice for my father. I am the flash". 

Empecemos con la temporada uno. 

Con esa introducción que tiene todos los tintes dramáticos, épicos, de aventura, y que al mismo tiempo respeta la fidelidad al cómic, es que tenemos la serie sobre Barry, un chico que, tras una explosión premeditada, le cae un rayo y se convierte en el Hombre Más Veloz sobre la Tierra. Lo interesante es que los guionistas preparan las piezas del juego de manera que incluso el espectador más avezado no advierte todos los detalles que la trama encierra. Es una serie hecha, sí para fans, pero también para disfrute del público general. De esa manera se nos presentan los primeros episodios sin mucha acción, o la adrenalina y destreza visual necesarias para apreciar la forma como los efectos visuales serán presentados para las audiencias (habrá quien tenga sus reservas en este apartado técnico). Tenemos el pasado, el trasfondo, y lo más importante: la dirección de David Nutter en el piloto y el segundo episodio ofrecen la dosis justa, necesaria y emocionante para entender rápidamente el arco narrativo-dramático-principal: la mamá de Barry, Nora Allen (Michel Harrison) fue asesinada, y Barry hará lo posible por hallar al asesino y sacar a su padre de prisión. 

Desde la premisa, el argumento siempre fue claro. Ahora el reto era convertirla en algo sustancial, creíble y como un rompecabezas que cuidara sus elementos narrativos, contuviera las referencias al Universo DC y, simultáneamente, no traicionara el canon del personaje. Así, la serie nos mostró al elenco principal: Barry Allen, su "hermanastra" Iris West (Candice Patton), su padrastro Joe West (Jesse L. Martin), Caitlin Snow/Killer Frost (Danielle Panabaker), Carlos Valdés como Cisco Ramón y, además de participaciones secundarias; en este rubro, la serie ha gozado de la estupenda, magnífica y atinada participación de Tom Canavagh como Harrison Wells a.k.a. Reverse Flash/Eobard Thawne

 The Flash arrancó; el suspense, la acción y el ritmo entre episodios fueron elementos grandiosos. Y para ser el inicio de algo que seguro será épico la serie nos regaló capítulos realmente memorables, como The Flash is Born, The Man in The Yelow Suit, Plastique, Flash vs. Arrow, Revenge of the Rogues y Nuclear Man. La serie, en concreto la temporada I, nos condujo por la historia recurriendo a acertijos apoyándose de un elemento narrativo importante: siempre nos puso de su lado, pues por el lado del drama y misterio, los directores y guionistas supieron cómo engancharnos: mostrarnos al villano, cómo engatusa al héroe y lo hace parte de sus propósitos, sean buenos o malos. Claro que no todo nos fue revelado de golpe, hubieron cosas que debimos averiguar, intuir, pero la emoción permanecía y las ganas de seguir viendo la serie aumentaron con cada capítulo. 

La construcción del villano, mas no todos sus motivos, pareció ser una de las preocupaciones centrales del show, pues además de convencernos de su posición como el villano/rival a vencer, ni productores/escritores/directores descuidaron un aspecto esencial: su humanidad. Un motivo. Una causa. Una circunstancia. Una libertad creativa...pero al final un elemento narrativo básico en cualquier historia, porque así nosotros como espectadores tenemos la oportunidad de decidir si empatizamos con él o no. Y en ese sentido la serie jugó bastante bien sus cartas. Con ayuda de los flashbacks que muchas veces vimos logramos entender una sincronía narrativa coherente, que ayudara a explicar detalles que parecían aislados, pero que al final tenían un sentido. 

En términos de elenco, todos han cumplido en sus papeles, tienen psicologías bien delineadas y roles definidos, dándole a la serie el correcto balance entre comedia, acción, drama y sentido épico. Ahora, si aplaudiéramos a alguien, serían a los principales Grant Gustin y Tom Cavanagh como Barry y Harrison Wells/Eobard Thawne respectivamente, pues ambos dotaron de dimensión a sus contrapartes televisivas. El primero se ganó al personaje, lo ha hecho suyo (ya veremos si en el ámbito cinematográfico Ezra Miller logra un buen desempeño en 2017 y 2018...); le creemos el personaje atormentado, sufriendo por las pérdidas, le compramos su entusiasmo, su carisma, sus ganas de vivir, su corazón. Gustin dotó al personaje de una gran humanidad, con tanto esfuerzo, que es poco probable imaginar a alguien más encarnando al personaje. Por su parte, Cavanagh es brutal, es extraordinario, es eficiente, un actor de primer nivel: calculador, brillante, estratega, asertivo, elegante, cómico. Un pasado, una motivación, una capacidad de reflejar la psicología de dos personajes distintos, un ejemplo a seguir el actor. 

Y si bien por el lado científico tenemos la presencia de Caitlin y Ramón, cada uno muchas veces fungió como el elemento cómic ("comic relief") de la serie, ayudando a aligerarla mucho, pues a veces el drama resultó ser un excesivo; detalle de guión. Así las piezas encajan. Las disponen. Barry atrapa, descubre al villano, lo enfrenta, por eso los últimos episodios, los más cercanos al final de temporada son cardíacos, porque si para los personajes es todo un misterio que descubrir, para nosotros es un "¡¿Qué esperas?! Ahí tienes la clave. ¡No dudes!". Pero todo conservó un ritmo sabio, más en favor de una historia visual que se cocinó sabiamente que por un drama que tuviera prisa en consolidarse. La temporada uno había concluido, y no terminó de la forma esperada, dejando cabos sueltos y una que otra inconsistencia, pero lo más importante, a nivel de moraleja, estaba ahí: aceptemos nuestra vida del modo en que se ha desarrollado. ¿Por qué cambiar lo que nos ha hecho quienes somos? Si pensamos que no tenemos, nos falta todo, pero si pensamos que tenemos, nos sobra el mundo. Eso Barry pareció entenderlo al final de la temporada uno, dejando paso a consecuencias, en forma indirecta, más allá de su control, y eso nos condujo, varios meses después a la siguiente aventura... 

Temporada dos. 

Si bien el arco argumental de la primera parte giró en torno a la justicia, en la segunda el marco creció un poco más. Ya no era salvar a la mamá, liberar al papá, ahora es proteger al planeta de cualquier amenaza. Era Barry Allen poniendo a prueba su capacidad como héroe. La temporada dos jugó con elementos reciclados, pero bien justificados: el telón de fondo ya no era el ser querido, sino una de las premisas más famosas y clásicas en DC, El Multiverso, o como lo conocemos en el cómic: Crisis en las Tierras Infinitas. ¡Un espléndido acierto! Las repercusiones narrativas que deja la decisión son infinitas, y eso amplía considerablemente la coherencia narrativa en la serie. Todo es creíble. Todo es posible. ¿El límite? La imaginación de los escritores. 

Ya con una narrativa más grande y realista (tan realista como sus efectos...), The Flash: Season two nos trajo nuevamente capítulos memorables: Flash of Two Worlds, The Fury of Firestorm, The Darkness and the Light, Enter the Zoom, Welcome to Earth-2, y la batalla final contra Zoom. Las aportaciones de la serie: Wally West. Sí ¡la tercera encarnación del velocista escarlata! Además de Violette Beane como Jessy Quick. La nueva temporada se centró en detener al Zoom, teóricamente más poderoso que Professor Zoom y con una ambición más grande: conquistar cada Tierra del Multiverso para convertirse en el velocista definitivo. Aunque es creíble y del cómic hay inspiración, lo cierto es que para al serie no resulta en algo tan impactante. Teddy Sears interpreta a un Jay Garrick icónico, pero cambios de caracterización sacan de onda. 

Eso sí, esta temporada gozó de más subtramas científicas, lo que adorna la atmósfera de la faceta de científico de Barry. Hay momentos cómicos, claro; momentos de lección moral, también; momentos donde Barry tiene que poner su razón sobre sus emociones, por supuesto, y son esa clase de conflictos personales las que logran separar esta temporada de su predecesora, enriqueciendo el conflicto de forma diferente, distanciándose de aquella temporada que cimentó exitosamente The Flash

Aun con todos sus aciertos: la presentación de los villanos, las referencias al cómic, las actuaciones y uno que otro cambio de fidelidad, creo que nos resultará evidente que no todos los efectos visuales lucen creíbles, y algunos incluso parecen mal diseñados, poco pulidos. Y si a esto agregamos que el personaje de Candice Patton (Iris West) está mal construido en la serie, es evidente que la serie necesita ese impulso, ese arranque que verdaderamente lo eleve; nada le quita el ser de las mejores series de súperhéroes en mucho tiempo, pero elementos así le impiden alcanzar la perfección, pues la historia de amor sigue siendo un punto débil aquí, y no sólo con Barry, sino con todos los personajes. Con el protagonista han desfilado varias actrices que agradan a la pupila y al mismo tiempo se mantienen como fuertes opciones amorosas para el principal: Malese Jow (Linda Park) y Shantel VanSanten (Patty Spivot). Sí, correcto, en el cómic Iris West es el amor por excelencia de Barry Allen, pero ciertamente, y quizá para disgusto de algunos, en la serie no han sabido colocarla, mostrándola más como un obstáculo que como un "agradable destino". 

Y con todo, la adrenalina jamás se separó -ni parece que lo vaya a hacer- de nuestro lado, dejándonos con la sensación y certeza de que The Flash, con sus detalles, tiene mucho qué recorrer, muchas historias que explorar y, sobre todo, mucho qué ofrecer, porque es una serie que vino para quedarse. La temporada dos, optando más por una psicología silenciosa que detectivesca, se desarrolló oportunamente, demostrando por qué Barry Allen (o más propiamente Grant Gustin) es el mejor para portar el traje del Corredor Escarlata, por qué es el mejor para reflejar las fortalezas y debilidades del personaje, por qué es el mejor para mostrarnos la humanidad inmersa en el funcional héroe de DC Cómics

¿Y ahora? Pues al parecer, The FlashPoint: Paradox. ¿Qué sorpresas nos deparará la Temporada 3?


2 comentarios:

  1. Me dejas dubitativo. Por un lado esta es apenas la segunda recomendación positiva que he oído de la serie. Por otro lado enaltece el elemento que de facto me pareció menos convincente al anunciar la serie: Grant Justin.

    Y si bien ya me cayó el veinte que 'The Flash' es a la fecha interpretado por algún actor gay: John Wesley Shipp, Ezra Miller... Justin además me hace mucho ruido en la identidad de Sebastian Smythe de la serie 'Glee'. Reconozco que es un mal prejuicio, pero es que por la edad estoy más familiarizado con la imagen más musculosa y más masculina de Shipp en su encarnación noventera. Grant es a mi parecer muy joven, o no sé...

    Agregaría que me desconcierta saber que Francisco Ramón está en el staff de Flash, pues se supone que de Vibe reemplaza a Aquaman dentro del Justice League... pero como dices, entrando a los cruces truculentos del Multiverso TODO es posible, amén de que les permite generar cuanto cross-over se les ocurra con las series hermanas como 'The Arrow' (donde ya ha pasado hasta donde sé), SuperGirl, Legends of Tomorrow, etcétera.

    NO desestimo la calidad ni el contenido de la serie. Desde 'Smallville' Warner ha demostrado saber capitalizar y bien, a sus personajes de comics en la pantalla chica, quizás mejor que en la pantalla grande. Debo enfrentar primero mi prejuicio inicial y darle una oportunidad a la serie. Como bien dices, la serie sigue creciendo y ya se avecina la tercera temporada, so... binge watch... XD

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    1. Pues la serie es bastante buen, y sumada a Supergirl, es incluso más fiel al cómic de lo que jamás lo fue SMALLVILLE. En las primeras entradas publico mi opinión sobre la serie que duró 10 años. La disfruté como muchos, pero siendo objetivo, tuvo cosas que no gustaron.

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