Rumbos Paralelos. Intercambiando los bebés...



Otra película que tiene algunas semanas de haberse estrenado, pero a diferencia de otras, a ésta entré sin pensarlo, aun sabiendo más o menos de quiénes se componía el elenco. Lo primero a comentar es la facilidad de la narrativa. Todo comienza a partir de una vicisitud; dos historias paralelas que tienen mucho en común. Desde los primeros minutos puedes advertir de qué va la historia. Entonces intuyes que lo interesante será el desarrollo. 

Fue cuando la película me dio una grata sorpresa... 

Sí, verás. La historia que narra efectivamente es como la supones, tanto por título como por el prólogo, pero la misma tiene sus giros y matices emocionales, especialmente en los personajes. Todo comienza a raíz de la vicisitud arriba mencionada, pero ágilmente el guión nos coloca desde la posición de sus dos protagonistas: Gaby y Silvia, quienes sin saberlo, tienen al hijo opuesto. El día que dieron a luz, el hospital inexplicablemente intercambió a sus hijos, y 10 años después se rencuentran debido a que uno de los chamacos padece una grave enfermedad. Es cuando los papás deciden tomar cartas en el asunto. 

Sobre esta premisa se sustenta la cinta en general, pues deriva en temas lógicos (la custodia legal de ambos, su completo desarrollo, el amor que se les puede dar...) que igualmente despiertan y mantienen la atención del espectador en favor de un suspense realista donde esperamos que "todo salga bien", frase que repiten en la cinta varias veces y que llega a cansar un poco. 

La principal reflexión que encontramos a lo largo de la película es sobre la maternidad, pasando después por el concepto de familia en diversos contextos (detalle que matiza y desarrolla por igual la psique de los personajes): desde una vida con los recursos necesarios hasta otra donde el esfuerzo es precario y el amor y la voluntad deben sobreponerse en las adversidades de la vida. Sólo así parece que podemos entender las diferentes vidas de los niños (víctimas pasivas) de la película; uno es conservador y frágil, el otro es sociable, popular, carismático y aventurero; uno es tímido y el otro expresivo. Estas diferencias encuentran base en la ideología de los papás (o las mamás, siendo justos), al mismo tiempo que se preocupa por empatizar, paulatina y sanamente, con nosotros. Habrá quien haya llorado, pues el filme sin duda toca fibras sensibles y mezcla el drama con el realismo sin perder sus atinados toques de comedia. 

Con la frase publicitaria "¿Madre ¿sólo hay una?", la película a su vez explora, aunque brevemente, la moralidad en la medicina, los conflictos que un hospital puede enfrentar en graves errores del tipo. Sería un error pensar que el tono es medicinal, pero no, es maternal y con todas las ganas. Ahora bien, si de un error puedo hablar, al menos desde lo que vi, es en el poco arranque emocional de las protagonistas, reclamo que le arrojo al director Rafael Montero al pedirle a las actrices contención en los momentos en que más deberían ser intensas, pues lo máximo obtenido son lágrimas consoladoras... 

¿Qué es la familia? Al final nos podemos preguntar, y el tercer acto de la cinta, a través de los protagonistas, nos plantea los diversos argumentos en dos bandos sustanciales: la naturaleza y la crianza. ¿Qué significa cada una? ¿Cuál es mejor? ¿Cuál es más sana?, las respuestas están en cada quien. Yo por lo pronto tengo la mía, y mientras el drama tuvo lugar, un acierto en términos de producción y diseño es que la película nos permitió gozar de locaciones en Tlaxcala, bellas locaciones que se antojan para vacacionar. Sus dos protagonistas, Ludwika Paleta e Iliana Fox se roban las cámaras con su carisma, estilo y belleza, después están los niños del cuento, y al final el paisaje. 

En medio de infinidad de películas americanas y extranjeras, considero que Rumbos Paralelos no es sólo un tema interesante con reflexiones familiares, sino también personales, con ideas que nos hacen llorar y permitir pensar qué haríamos si estuviéramos en ese lugar (que nos puede pasar a todos) y más allá, concientizarnos sobre la importancia de la familia desde su raíz más básica: los padres. 



2 comentarios:

  1. Los dramas mexicanos en los últimos 15 años tienen un desbalance extremo: o se tornan oscuras, pesimistas y ultra-deprimentes, o se vuelven una autentica telenovela digna de Veronica Castro. Lo que es peor, el drama en México ha tenido muy pocos escaparates taquilleros desde 'El Crimen del Padre Amaro' pues después de ésta, las dominantes consecuentes han sido primordialmente comedias (hasta pareciera un bucle en el que regresamos a la época del cine de ficheras).
    No descarto que ha habido buenas propuestas y algunas hasta originales y estremecedoras; un
    ejemplo bizarro sería 'Somos lo que hay' una película de terror psicológico que a pesar de no ser taquillera, se ha convertido en la primera película mexicana con un reboot gringo: "We are what we are"
    Ya me fui por las ramas... como sea, voy a tomar tu palabra de buena y dejar el juicio hasta
    aquí. Sólo espero que no haya sido otra 'No se aceptan devoluciones' o 'La Otra Familia' donde quedaron mucho a deber en el desarrollo de la trama y la forma en que se resuelven los conflictos.

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    1. Sí, el tono puede ser ése inevitablemente, pero en esta ocasión hablamos de un tema que es interesante. Incluso podemos estar frente a un tema de "doble filo" sobre algo en lo que todos nos hemos visto involucrados de una u otra manera. El concepto es importante, probablemente peque en ciertos ángulos, pero no deja de ser relevante. Y esa importancia familiar es la que nos conduce a verla. Se disfruta, vista de lejos.

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