Crítica a MEGAMENTE.



Una divertida alegoría a los súperhéroes.

Tal y como otros críticos señalan, el filme cumple con un propósito, que es adentrarnos en el mítico mundo de los súper-héroes, pero en esta ocasión desde la perspectiva del villano. Seamos honestos, ¿a quién no le gustaría ser un villano? Por lo que sé y he visto, los villanos suelen ser más tridimensionales que los héroes (y aquí por esta aseveración podrían lincharme o incluso querer pegarme), es decir, sujetos, personas más creíbles. El inicio de la película es una fuerte referencia a Superman y, quizás, a Zod, uno más azulado quizá. El Villano, en apariencia brillante, lo siente más suave en comparación a lo que podría esperarse de él, y es justamente esta característica, lo que le quita el toque de temerario. La única excepción a esta situación la encontramos en el Guasón, porque lo que de él asusta es su carácter impredecible, pero ya de entrada sabemos que el tipo es increíblemente brillante. 

   Bueno, regresando al tema, tenemos al villano y al héroe, aunque la historia está enfocada en "El Malo". Es curioso ver la clara referencia los cómics y especialmente a Superman, pero además de que es también "exageradamente poderoso", tiene el EGO alto, pero alto en serio. En este sentido, el villano es más atractivo, en tanto no resalta mucho. La historia de Megamente explora con paciencia y un atinado enfoque el mundo desde el villano, cómo se sienten y cómo responden a sus fracasos contra el bien. Dándonos cuenta de que el objetivo, como todo "YIN-YAN", es una eterna lucha. Noto que en esta clase de mitologías, la dicotomía siempre puede estar presente para darle un sentido temático. 

Pero todo cambia, y es cuando el objetivo, la "motivación" en términos de guión, llega al Primer Punto de Quiebre en su trama, pues notamos que el súperhéroe parece experimentar una debilidad en una situación que aparentemente puede matarlo. Total, el sueño del villano se cumplió. ¿Hasta qué punto? Aquí es cuando la propuesta de la historia se torna interesante, por un lado para pasar el rato y por otro, cae en clichés necesarios para aportar algo nuevo a un mundo temático conocido de sobra por el público. Es padre ser héroe, pero como dice El Duende Verde en Spiderman 1 (dirigida por Sam Raimi y protagonizada por Tobey Maguire) "La gente, más que al héroe mismo, ama su derrota ante la adversidad". Puntos de vista. 

Sin embargo, son estos clichés necesarios un punto a favor en la presente historia, porque recurre a elementos ya conocidos por el público para presentar algo nuevo, una perspectiva y vaya que lo logra. Además de la historia central, que es la eterna batalla entre el héroe y el villano, pasamos a un segundo plano donde el villano experimenta la convivencia de cerca con la que podríamos considerar la "dama en apuros", la Reportera (¡Espera! ¿Una alusión a Luisa Lane? Qué novedad), y el villano, mientras la trama se desarrolla, se acerca poco a poco a la vida de ésta, sin imaginárselo además. 

Entonces, encontramos que el perfeccionismo no es bien querido por todos, pero vaya que día a día luchamos por obtenerlo. El sueño de toda vida, toda ilusión. La película avanza y predecimos que el villano se siente vacío al percatarse de que eliminó para siempre aquello que en realidad no quería matar, porque le otorgaba sentido a su vida: el héroe. 

El Segundo Punto de Quiebre llega y con más giros, a mi parecer. El villano se acepta como es, acepta su propósito en la vida y, al mismo tiempo, deja de ser villano para convertirse en héroe. Notamos, al final del Segundo Punto de Quiebre, que las cosas no suceden como se esperaba tras un intento fallido de inversión, donde se intenta enmendar el daño causado. 

Es en este punto de la trama, donde junto al villano y a la reportera, con más matices de chica guerrera que de mujer delicada, descubrimos que el héroe nunca murió, sino que sólo inventó una coartada para huir de lo que consideraba una vida monótona y sin sentido, situación entendible porque puede pasarnos a todos, pero, he aquí una importante lección: no todo lo que brilla es oro, en el sentido que cuando pensamos que algo o alguien tiene todo y es vanagloriado y amado por el mundo, puede resultar la persona o cosa más carente de un sentido interno, íntegro y por sí mismo. 

Al final, la película toma un nuevo giro, el héroe, ya retirado de esta misma vida, se alegra y se "pierde" entre la multitud. Mientras que el villano salva a la ciudad y eso hace que la gente logre verlo de otra manera, dándose cuenta de que no escogió ser villano, lo descubrió y, posteriormente, una nueva forma de ser. La película repito, aunque no está exenta de elementos trillados, ofrece frescura en la propuesta que ofrece y eso es bueno en este género de películas. 

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