Hermana Muerte






Una interesante propuesta del género.





Una producción española en NETFLIX que se coloca en el famoso, polémico, dificilísimo y llamativo género del terror. Dicho así, ¿qué esperar, cuando tenemos cientos —sino miles de propuestas— que inundan la cartelera cada semana? ¿Qué hay de diferente en esta ocasión? Que Hermana Muerte habla del mal como resultado del Karma y utiliza un poco de ciencia para matizar la cuestión. Y además lo hace ingeniosamente. 


Y es que todo ocurre en un convento, en el siglo de 1900 (porque ya sabemos que en esas épocas la comprensión del mal no es como ahora, que si se nos aparece un demonio, juntamos agua del fregadero o preparamos una trampa electromagnética y adiós demonio…), lleno de monjas de distintas generaciones: combo completo. ¿Qué más se puede pedir? 

El ritmo cuece lento la trama, una primera mitad diferenciada en la que somos testigos de las “desventuras” y los aparentes secretos que esconde el convento (porque, claro, debemos añadirle subcapas a una trama ligeramente confusa y que tiene intenciones de desviarnos), lleno de ruidos de agua corriendo, risas infantiles pseudo demoníacas, sillas que se mueven (BOOO!!) y más… Hasta aquí todo, ABSOLUTAMENTE TO-DO luce genérico; ya visto antes, pero dos de las monjas presienten la inestabilidad del convento, sienten que algo más ocurre y lentamente se adentran en el misterio (la escena de los panques sobra un poco y es un susto aislado; aporta poco). 



Y rumbo a la médula del tercer acto descubrimos la verdad: una monja fue violada, dio luz a una creatura que, evidentemente por las condiciones en que vivía, NO podía mantener a su hija y menos que el mundo se enterara. Más allá de lo evidente (el asesinato de su descendencia, su eventual suicidio, las monjas ocultando su verdad), lo verdaderamente interesante de esta propuesta radica en que los sustos que el fantasma emplea son simplemente una forma para comunicarse y hacer justicia por lo que sufrió: La silla cayéndose no es un miedo porque sí, es la silla que cae al piso al momento en que se suicida; las aguas agitadas en la tina representan la matanza de las monjas, y así… Aquí el mal no es un escarmiento porque sí, no es un intento por reunir almas en descuento para que el demonio tenga comida, aquí es un grito de auxilio derivado de la impotencia humana. Y cómo desarrolla esto la película es genial. 

Pido que más producciones emulen dicha creatividad y salgan del molde.

             

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