El Vínculo (Il Legame)


 

                            Ópera prima de Domenico Emanuele de Feudis que, 
aunque tiene sus convencionalismos tanto en 
su premisa como en su ejecución, goza de giros inesperados.




Por EdSQ.


Recientemente Netflix estrenó la ópera prima de Domenico de Feudis y aunque su obra puede hablar bien de él por la forma como está narrada, también debo aclarar que el resultado final no cuenta algo novedoso en lo que a cinta de género se refiere. Puedo añadir como puntos a favor que este primerizo realizador sabe construir atmósfera tétricas que constantemente ofrecen la sensación de que algo no anda bien en el entorno que rodea a los personajes. 

Puede ser también que el director haya decidido inspirarse en clásicos o en cintas que hayan manejado premisas similares, porque no faltan. La propuesta entonces, repetida una y mil veces, presenta a la familia de Francesco, que regresa a Puglia, su ciudad natal, para que su prometida, Emma, y su hija de 10 años, Sofía, conozcan a su familia. Sin embargo, esta vuelta a casa llena de inquietud a Emma, pese a que su hija está feliz pasando las vacaciones en casa de sus abuelos, pronto empiezan a tener lugar sucesos muy extraños que harán que Emma tenga que combatir contra una misteriosa y perversa maldición que intenta apoderarse de Sofía.

No es algo nuevo y lo sabemos: la idea de que una familia pase una temporada en la casa de la pareja y sienta que en el lugar hay algo maligno, extraño, inesperado, no es nuevo. No obstante el director, aparentemente consciente de la labor titánica en sus hombros, sale librado al contar esta historia, caracterizándola con su estilo; esto significa que invariablemente echa mano tanto de un hábil manejo de la cámara, la dirección correcta de actores como del entorno en sí. Inspirado en hechos reales casi religiosos que suceden al sur de Italia (sí, el entorno es un personaje adicional que deslumbra con sus hermosos paisajes y tomas), de Feudis opta por relatar progresivamente los conflictos que le pasan a la cría, enriqueciendo en ello la trama, haciendo de la hija de la pareja la principal víctima —y, honestamente, a falta de secundarios unidimensionales que aparecen y desaparecen, alimentando pobremente la sensación de angustia en la mamá—, aunque sea Emma el eje narrativo principal y su novio solamente sirva como un puente de diálogo entre los recién llegados y los dueños del lugar. 


En hora y media el relato tiene que avanzar sí o sí y, por lo mismo, el conflicto hace lo propio y la intuición de Emma no tarda en ser realidad. Algo sucede alrededor, su hija está vinculada y en peligro. Los secretos salen a la luz y, gracias al guion que se salva de los lugares comunes en el género gracias a sus giros de tuerca, surge la verdad escondida de la trama, pronto queda claro que "las apariencias engañan", que los "villanos" son héroes y que el verdadero mal es un espíritu sin nombre que sufre de despecho amoroso, todos deben sacrificarse de una u otra forma para evitar que surja y acabe con todo. 

Simple. Sencillo... casi irrisorio. Pese a que es un buen trabajo final adolecido por lo trillado, Domenico y sus co-guionistas Daniele Cosci y Davide Orsini nunca explican o justifican qué clase de demonio es el que acecha a la familia, únicamente mencionan raíces u orígenes folklóricos y rituales para "situar" la historia o dotarla de algún fundamento histórico-geográfico. 


Por lo demás, es una cinta muy situada en el promedio y genérica que rumbo a su final tiene sus mejores apuestas, instantes y detalles a relucir, pero que en el grueso de su primera hora, todo es suspense y pistas, no sustancia que ofrecer. Aun así, vale la pena darle un vistazo por sus elementos estéticos. 

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