Crítica a Gods of Egypt


Entretenida y con esplendorosos efectos visuales, Gods of Egypt es una interesante mirada a la mitología de una de las culturas más antiguas del mundo. 

Antiguo Egipto. Anubis, Seth, Horus, Osiris...y el amor. Tal combinación es suficiente para predecir una aventura visualmente arrebatadora, quizá un tanto artificial en sus aspectos técnicos, pero no por ello menos apreciable. Dioses de Egipto (Gods of Egypt) nos narra el ascenso de Horus, heredero de Osiris, que está por recibir el trono de Egipto y proclamar su  lugar como un poderoso rey dispuesto al bien de su pueblo. 

...Pero cuando Seth se presenta y anuncia sus intenciones, la historia toma el giro esperado y necesario para que arranque una trama de redención, búsqueda, perseverancia, triunfo, venganza, maldad, soberbia...y diversión. Es importante reconocer que los efectos que la cinta tiene son espectaculares, funcionan orgánicamente con la propuesta de la historia. De esa manera podemos disfrutar la presencia, un poco curiosa, de Geoffrey Rush como el abuelo de todos ellos; lo mismo aplica para la adecuada interpretación de Brenton Thwaites como Bek, el muchacho en busca de rescatar al amor de su vida. 

La historia sí entretiene, además de que honestamente se da el lujo de presumir su repertorio de efectos visuales, diseño de producción, montaje y maquillaje; cada uno de los departamentos funciona adecuadamente; el elenco es bueno y no sentimos ningún engranaje fuera de lugar, pero eso sí: el detalle que pudo haberse pulido era el rumbo de la historia, además de su extensión. Mientras encontramos aquí una edición compleja en su detalle y construcción, parece que al director Alex Proyas se le va la historia de la mano, pues predecible en ciertos momentos y esperada en su desenlace, tarda mucho en llegar a la solución de la columna narrativa que presenta. Eso sí, cuenta con algunos giros de trama lógicos e interesantes, y nos muestra uno de los mensajes más antiguos pero vigentes del cine: el amor lo puede todo. Sí, puede que suene cursi, pero al final es éste la columna vertebral de la historia. Independientemente de esto, un aditivo interesante es la mirada al antiguo Egipto y la mitología que se nos enseña desde la secundaria, explicando por qué Egipto ha sido una cultura próspera y con una cosmovisión propia. 

Muy recomendable para pasarla bien, entretenerse, deleitarse con los efectos, las actuaciones y, contrario a Londres ha caído, aquí vemos a un Gerald Butler más cómodo en su interpretación. 

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