Lo que inicia como una posible auto-parodia al final resulta ser una cinta con un tono de misterio cardiaco por donde se le vea. Y es que, te digo, la cinta protagonizada por Elijah Wood (lo recordarás como Frodo o como el protagonista de la discutiblemente sinsentido The Hooligans) y Sasha Grey se ubica en un discurso social sobre los riesgos de jugar con la tecnología en una época en la que parece estar en su pleno apogeo.
Todo parece real y tan sospechoso, pero a la vez intrigante, y por eso es llamativo. Él actúa bien, le crees el papel del inocente, víctima de la injusticia propiciada por la fama; mientras que Grey es una famosa actriz inmersa en el rol de "damisela en peligro", pero no completamente (y si has visto la película, sabrás por qué lo digo). Aquí la temática, en principio, es sencilla. Nick Chambers (o sea, Frodo...¡perdón! Elijah...) es un chico como cualquier otro que recibe la invitación de su idolatrada actriz Jill Goddard para una cena gracias a un concurso que ganó.
Esto es lo que te narran de volada al principio, especialmente para contextualizarte y que estés en la jugada, sin perderte un solo minuto de la aventura. Al menos ésa fue la intención...
Cuando Chambers recibe la ayuda de un aparente miembro de seguridad del hotel en que se hospeda para asistir al ansiado evento, todo da un giro. Sí, el giro que esperamos para que la trama arranque. Las cosas se salen de control, y el arco psicológico (su motivación, deseos, miedos, evolución...) cambia. Ya no es el inocente, pasa a ser algo así como un anti-héroe, donde hace las cosas que no debe simplememente para no ser descubierto. El tono le da esa frescura a la película, aunque siendo honestos la edición que responde al cuidado de las secuencias no es precisamente la más original, pero te mantiene con la atención al detalle, algo que se agradece.
El filme goza de momentos cómicos, pero éstos son casi al principio. El resto del metraje, la propuesta opta por un tono de misterio con agudos salpicazos de policías y persecuciones, que van en favor de una narrativa que atrape al espectador. Y como dije arriba, el discurso tecnológico, un poco como sombra de lo que Foucault dijo alguna vez, pues llega un momento donde la técnica se sobrepone al ser humano, lo despoja de todo control y dejamos de tener certeza alguna sobre nuestro entorno. No basa la película totalmente en esta idea, pues de haber sido así, tendríamos un melodrama cibernético cargado de un sentido negativamente filosófico; no todos los personajes aportan realismo a la historia, y algunos hasta resultan exagerados, restándole credibilidad a lo que vemos. Ya no digamos las breves exageraciones que encontramos a mitad de la cinta, pero vamos, es perdonable con las tomas que se le hacen a la actriz.
El concepto de la identidad, de la importancia de no caer en mentiras virtuales hechas por hackers son ideas que se subrayan por momentos, pero con tal matiz que nos lleva a pensar en las desventajas de lo que significa no tener sitios protegidos y cómo los usurpadores pueden tener infinidad de maneras para infiltrarse en cualquier tipo de estructura. Todo está ahí, y al siguiente puede no estarlo. ¡Kabum! Así es el sistema, y probablemente la película le insufle tensión de más a esta cuestión; no deja de ser inquietante, no mucho menos importante el cómo se resuelve todo. Por ahí la intención fílmica parece desdibujarse, con tal magnitud, que luce más a decisión creativa de último minuto antes de rodar la escena que a algo propio del guión (énfasis en los efectos digitales del clímax).
Saldrás con una idea extraña de lo que le ocurre a las celebridades que rebozan egoísmo de cada poro de su piel, pero también con una opinión particular sobre el mundo de los usurpadores digitales y sobre la poca fuerza de voluntad de su protagonista. Entretenida, pero más que eso, con ingeniosos giros argumentales.
Mmmmmmm... no sé si pensar que se trata de una cinta regular con buenas intenciones o una cinta con malas intenciones y resultados positivos. En especial cuando me topo con líneas como "[...]pero vamos, es perdonable con las tomas que se le hacen a la actriz."
ResponderBorrarPuedo pensar que se trata de una 'Garganta Profunda' de la era digital (donde claramente la fijación está en vouyerismo) en función de los resultados sobre las intenciones.
Con respecto al discurso foucaultiano, lo siento más accidental que intencionado, y es que cuando el filósofo francés hizo sus observaciones se puede comparar a cuando Bradbury escribió 'Fahrenheit 451', se proyectaban al anuncio de lo que estaba por alcanzarnos.
Hoy no sólo ya nos alcanzó, nos rebasó. Estamos tan inmersos en esa tecnología que para la mayoría se trata de un factor orgánico (¡Vamos! ¡¿dónde estoy comentando, chingá?!), es poco probable (no imposible) que se detengan a contemplar a ese monstruo engullidor de mentes y señalarlo como el 'conejo blanco' de Neo.
"En nuestros cables veloces disfrutamos de estar 'conectados' sin tocarnos, Gracias Dios por el internet.
Contemplamos en nuestras pantallas nuestras vidas completas, que desperdicio de miradas"
En esos dos polos, difícil.
BorrarPero es verdad: igual y la cinta enfatiza la subversión humana en favor de la tecnología. Tan ensimismados estamos que podemos no darnos cuenta.