Me acuerdo que cuando Louis Leterrier dirigió la primera, allá en 2013, también dirigió la reinvención de HULK ese mismo año. En ambas producciones, el director demostró que podía -y puede, claro- contar historias sencillas sin perder la esencia del tema que busca retratar (en el caso que ahora me ocupa, los trucos y la evidencia pública) a la vez que echa mano de entretenidos, bien definidos e interesantes personajes para desarrollar con un estilo propio temáticas tanto individuales como universales.
En esta ocasión, repite algunos de los elementos de la primera Los Ilusionistas (Now You See Me, 2013) y recurre a otros nuevos para construir una historia muy entretenida, muy transparente, pero con uno que otro desgaste. En términos de elenco, pues Isla Fisher es sucedida por Lizzy Caplan, quien sí logra llenar el rol de su personaje, pero no supera lo hecho por su carismática predecesora. Jesse Eisenberg, Mark Ruffalo, Woody Harrelson, Dave Franco, entre otros, comparten créditos nuevamente en esta historia donde los trucos y los señuelos están a la orden del día para despistarte y hacerte creer que tienes la ventaja.
El inicio de la aventura comienza con diálogos enigmáticos que corren a cargo de Thaddeus (Freeman), los cuales me parecieron geniales, sembrando parte del camino mientras te dirigen hacia el primer giro de trama (cuando lo veas, no podrás ocultar la emoción). El guión no es complicado, es sencillo, no si prestas atención a cada detalle, pero no por fácil deja de ser interesante. El ingrediente activo de la primera parte (el truco, la ilusión), forma parte de la secuela, pero si en la pasada era la idea principal, aquí Jon M. Chu (lider creativo) le agrega un aderezo especial al emparedado: la venganza.
Nuestros famosos Jinetes regresan, y lo que en la cinta anterior era una magia especial de seguridad, desde luego ilusión, pero esencialmente misterio por el "truco final", aquí hablamos de una confrontación con quienes son, con su entorno y con la lealtad que los une. Al mismo tiempo es un filme de venganza por el regreso de ciertos personajes. Siendo honesto, este elemento no me pareció muy innovador, sino una excusa para equilibrar el plato de "tu jugada, por favor". Es muy entretenida, tiene algunos chistes bien pensados, sí, sin embargo la historia apuesta por convertirse en una jugada de cartas para que tú como espectador sigas las piezas e intentes adivinar qué sucederá después. En algunos casos, es predecible, y en otros parece que puedes ser capaz seguir la corriente, más todavía con sus tres giros de tuerca (el primero ¡sensacional!) que suben de nivel la emoción mas no la tensión de la narrativa.
Y es que, sin revelarte mucho para que cuando la veas la disfrutes como lo hice yo, la historia no es difícil: Jinetes regresan al espectáculo, les tienden una ingeniosa trampa, son "contratados", usan sus habilidades, después son traicionados, se levantan de la caída, se unen, planean y contraatacan de una forma espectacular y a escala mundial, que es donde a mi juicio el guión se separa de su primera parte.
Es una cinta donde la "carta" que se pierde al inicio aparece al final con todo el sentido de una película de aventura, cierta adrenalina y misterio. Además, claro, de que te ofrece una que otra reflexión sobre los millonarios que viven del ultraje a la población (cof, cof, Slim, ¿Gates? ¿Trump?, cof, cof) violando su privacidad y despojándola de sus posesiones; adicionalmente nos regala alegorías sobre la marginación a las clases sociales, y breves apuntes sobre las denuncias a las organizaciones clandestinas, el detalle en contra es que estos temas están metidos como calzador entre truco y medio, por lo que podrías no apreciarlos a la primera. Algunas secuencias en primer plano te perderán si eres de fácil de distracción, aunque también es verdad que la historia, como un acueducto, te lleva por mil caminos; los efectos visuales están increíbles, y pues en sus apartados técnicos, la película presume su gran presupuesto.
La película te sigue confirmando que Morgan Freeman es inmortal (el wey lleva como más de veinte películas y sigue sin envejecer más); Michael Caine tiene la misma jeta de abuelo cansado y...pues da gusto ver a Daniel Radcliffe en filmes más adultos. Se desenvuelve bien, pero de fondo sigo viendo a Harry, algo similar con Eisenberg, a quien considero un actor brillante, pero al que se le quedó su risa de psicótico Luthor.
Con todo, por momentos puede pesarte por el rápido movimiento de cámara, pero no dejará de impresionarte con los robos, los trucos, los efectos en primer plano, y con una historia sencilla pero bien realizada. Juzgando ciertos diálogos, todo indica una tercera parte, pero eso dependerá de las ganancias. Por lo pronto, la recomiendo ampliamente.
Como ya había mencionado en otro lado: "Existe una opinión divida respecto a la película predecesora (Now You See Me, 2013) entre los que la odiaron y los que la amaron... Y estamos los que nos pareció simplemente... coqueta. En esta ocasión repetimos postura."
ResponderBorrarNi ésta ni la anterior me parecieron 'WOW', pero sí entretenidas, pintorescas y bastante frescas en el sentido de que tiene una propuesta visual y narrativa que no compagina con la cascada de estrenos veraniegos saturados a más no poder.
Me inclino más por la primera por la novedad y por la química del elenco, pero sobre todo por el ritmo. Las persecuciones 'bad guy, good guy' de parte del agente Rhodes fueron más interesantes que las que proponen el personaje de Radcliffe o su padre putativo. No obstante, ese montaje de 'Magic Moments' (Perry Como) con el viaje a China me dio mucha risa.
Se ve que los actores se divirtieron a lo grande, en especial tres: Radcliffe, Caplan y Harrelson con sus respectivos papeles. Lástima que no fuera tan dinámica como la cinta anterior.
A lo mejor y tienes razón en la "ausencia" de química entre esta y la pasada, pero igual es divierte y te pone a pensar, que es un logro.
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