Quizá en esta ocasión sí se me podría culpar por no estar al tanto de ciertas películas que causaron impresión por la época en que se estrenaron, bien por el tema a tratar o por la habilidad de su director. A este pequeño arrepentimiento me ha traído Contagio, cinta que en 2011 Soderbergh dirigió sobre un virus que se esparce por el mundo, y cómo los especialistas interpretados por Jude Law, Laurence Fishburne, Kate Winslet, entre otros, luchan por hallar la cura antes de que el caos domine el mundo.
Si lo pongo así suena poético, y algunas de sus escenas llevan esa dosis. Probablemente lo más importante de la propuesta que me ocupa -algo tarde, claro, mi peca minuta- sea la crítica social e individual que pareció insertar el director en la película sobre un mal del que se conoce poco y arrasa con la mayor parte de la humanidad. Mientras tenemos pequeñas tramas subyacentes de romance que aligeran la carga dramática de la historia principal, es un acierto reconocer que éstas logran cumplir sus ciclos y contribuir a una atmósfera de "normalidad" en una cinta que apela a un género de mortalidad.
Matt Damon no es uno de los científicos protagonistas que luchan contra este "mal", sino que da vida al esposo y padre de la familia que trae los primeros indicios de este mortal enemigo. Así, cuando el filme sigue sus desesperados pasos por proteger a su familia de una enfermedad indecible, es que la película respira un poco y toma carices más humanos, más cotidianos, dotando de cierta sensación familiar sobre la protección de una familia para que el espectador se sienta identificado. Si este elemento no hubiera aparecido en la cinta, la empatía generada, sin duda habría sido muy leve. Elementos así no son ignorados ni descartados por su director, quien dirigió a Jude Law en la película Efectos secundarios (2o13) y que también fue crítica socio-médica en su momento, claro que mucho más enrevesada...
Regresando al tema. La agilidad con que se cuenta la historia es un atributo agradecido para no perdernos como público en una película que no se cansa de mandar a la cama a sus personajes tras un contagio invisible. Nunca dejamos ese aire de esperanza, y la película ni se molesta en arrebatárnoslo, pero también es vital inyectarle cierto realismo para que sus valores de producción no se vean exagerados en ningún momento. Podría no ser una novedad el arco dramático (las motivaciones) de Banks (Law) al convertirse en el faro de esperanza, en el epicentro de salvación, pero es verdad que sí funciona como punto de análisis y presión a las autoridades en un pequeño ángulo donde observamos cómo debemos presionar a los medios que buscan minimizar la verdad para evitar atentar contra la "Seguridad Nacional". En este punto, Soderbergh nos indica que es un hecho que todo acontecimiento es mermado por el bien de la mayoría.
Rumbo a encontrar la cura, las tramas subyacentes avanzan, hay interesantes giros de tuerca que no hacen más que humanizar a los personajes, quienes además de poseer el conocimiento para resolver el problema, también nos enseñan sus debilidades; sin olvidar claro el lado político, donde los poderosos siempre obtienen primero el antídoto. Y justo en el clímax encontramos la causa, y por mi cuenta, sí quedé asombrado por la claridad con la que el director nos relata la facilidad con la que las enfermedades pueden transmitirse. Tener el contacto no es malo, el error está en no cuidarse, y la película lo demostró en 2011.
"Así que aquí estoy una vez más" hablando sin ver, prejuicios desde los juicios en ojos ajenos. Y la verdad es que cuando salió esta película le di poca importancia por su tema, que me resonaba mucho por la memoria de otra allá por 1995 llamada 'Epidemia' con Dustin Hoffman.
ResponderBorrarCon una premisa tan paralela, tal vez lo único que veía diferente era la escala. O tal vez me equivoque en su totalidad y estamos ante otra postura sobre el discurso de las enfermedades.
POr lo que alcanzo a discernir en los comentarios de la crítica es que mucho del análisis de ambas propuestas recae en la denuncia al manejo de los intereses del poder. En una el dedo acusador señala a la milicia, en otra a los políticos, pero el uso del poder para el beneficio de unos cuantos es algo que tristemente reside en el código genético de la humanidad. Si los siete pecados capitales son los que son no por diabólicos sino por ser los más humanos, los que casi sin falta cualquier mortal puede poseer y ejecutar.
Me intriga el reparto, pues estamos ante luminarias de la talla de Law, Winslet y Cotillard. Creo que también por ahí se cuela Gywneth Paltrow, no me acuerdo. Y el despliegue de sus habilidades histriónicas podría ser razón suficiente para darle oportunidad a la cinta, pese al reciclaje temático.
Por el lado de Soderbergh, con una filmografía tan inestable donde encuentras propuestas interesantísimas como "Sexo, Mentiras y Video" pero también churrazos de "Magic Mike", es dificil proponerlo como garantía. Es más bien un volado, como puede ser buena como puedes tener una liebre que maulla.
Como sea, ésta puede estar formada en una kilometrica lista de obras (películas, libros, álbumes...) bajo el título de 'Pendientes'.
Mmm ¿será que el director es muy rebuscado en sus planteamiento y un servidor no es capaz de ver su entramado? Probablemente es que su narrativa se distingue, apoyándose mucho de los aspectos técnicos para convertirla en una película que debemos ver por la enseñanza de la salud que implica.
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