Denzel Washington y john Travolta estelarizaron este "thriller" hace algunos años, una cinta que sigue algunas de las reglas narrativas de la acción con escasos -sino remotos-, toques de crítica socioeconómica. Uno es un despachador y el otro un sujeto que fue engañado y ahora quiere vengarse de las autoridades secuestrando un tren en la ciudad de Nueva York. ¿El resultado? Una película que por instantes entretiene, por momentos cansa y en otros se embarca en la psicología inversa como método para construir sus giros de tuerca y correspondientes análisis éticos.
Washington y Travolta compartiendo créditos es uno de esos momentos donde actores de diferentes "etapas de oro" comparten el talento para ofrecer una cinta que debe posicionarse como acción deslumbrante y donde arrebatarte el aliento en pos de "saber qué pasará a continuación" debe convertirse en una ley, una máxima o, por ponerlo de un modo más estricto, una garantía. La realidad es que en tópico, tratamiento y contexto, la película busca abarcar mucho sin llegar a concentrarse sólida y formalmente en un solo concepto.
Esto porque primero se nos presenta cómo se da el secuestro, lo que de algún modo me recuerda a la reciente cinta Bus 657, donde presenciamos un secuestro "en movimiento", el tipo de conflicto que origina toda clase de giros y acontecimientos que incrementan debida y gradualmente la tensión en el espectador. Y en papeles, el que alguna vez fuera el famoso protagonista de Saturday Night Live logra esa mirada de malhechor, especialmente con el bigote y su apariencia robusta. Travolta consigue un personaje contundente, práctico y que resulta más astuto de lo que aparente con relación a la galería de villanos que el género ofrece. Caso semejante, pero como víctima, está Washington, quien tiene que lidiar con las demandas de un antiguo criminal que perdió todo y ahora debe recuperarlo. Aquí veo un cruce de temáticas y es el siguiente: un tipo que debe frenar el intento de homicidio de otro sujeto que sólo quiere recuperar lo que le fue arrebatado, y como sucede siempre, esto se planea a costa de otros, del prójimo. Igualmente más reciente tenemos a Money Monster, donde las finanzas son abordadas, solamente que en la cinta de Scott esto es elemento tangencial, literalmente.
Se trata, para casos simples, de una cinta que, observada de lejos, presume su fuerte en el talento del dúo actoral; uno bueno pero con un acontecimiento poco ético en el pasado, el otro criminal que busca el reconocimiento en la oscuridad ajena y, de paso, logra la admisión de que la mente criminal puede surgir en cualquier durante un mal día. Quitando eso, sus secuencias son largas y mañosamente recubiertas de múltiples diálogos cuya evidente función es alargar la tensión dramática. Lo logra a medias.
Se trata, para casos simples, de una cinta que, observada de lejos, presume su fuerte en el talento del dúo actoral; uno bueno pero con un acontecimiento poco ético en el pasado, el otro criminal que busca el reconocimiento en la oscuridad ajena y, de paso, logra la admisión de que la mente criminal puede surgir en cualquier durante un mal día. Quitando eso, sus secuencias son largas y mañosamente recubiertas de múltiples diálogos cuya evidente función es alargar la tensión dramática. Lo logra a medias.
Sin embargo, ajeno a sus pormenores técnicos producto de la construcción del guion, hay una particular escena en la que el alcalde pregunta algo a sus edecanes, un detalle que el criminal sabe de antemano gracias a sus experiencias. Y esto, a nivel geopolítico, me parece ilustrativo, pues dimensiona a la cinta en un nuevo campo de matices un tanto alejados de las referencias antes citadas. Hablamos aquí de una condición sociológica que permite a otros, gracias a determinadas experiencias, estar un paso adelante del resto. Un poco como la ley del más fuerte, pero con astucia y golpes de la vida de por medio; al escenario no entras con un plan elaborado, sino con diez. Ryder (Travolta) lo sabe y teniendo ese as bajo la manga se dispone al secuestro en pleno transporte público.
El uno levantado por la mayoría es una noción económica básica que conocemos y que aprendemos al cursar la preparatoria. Es un concepto también llamado "multi-nivel". Muy interesante se vuelve Rescate del Metro 1-2-3 en este sentido, pero restándole este dato incorporado a la cinta, y las actuaciones de sus protagonistas, palidece ante muchas otras películas del género.
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