Hoy día es tremendamente difícil encontrar una película que ofrezca emoción, intriga, misterio y el típico discurso social sobre la seguridad y el peligro sin caer en los "clichés" y el "es predecible". Pensemos en Londres ha caído (Dir. Najafi, 2016) o en Asalto al Poder (Dir. Emmerich, 2013), por mencionar ejemplos recientes. Es verdaderamente difícil elaborar una historia en la que la intriga no abandone ni a la trama ni al espectador. Por eso creo que, aun cuando no es memorable al 100%, Justo en la mira (Vintage Point, Dir. TRavis, 2008) se muestra como una cinta honesta donde el espectador es el mayor protagonista de todos al tener la misión de encontrar al culpable antes o al mismo tiempo que los agentes del Servicio Secreto.
Estelarizan Denis Quaid, un actor que ha demostrado talento en pantalla sin importar el género de que se trate. Recuerda Juego de Gemelas (1998), El día después de mañana (2004), Mi nuevo jefe (2004), Enemigo mío (1985), por mencionar algunas de sus cintas. Está consciente de su talento y lo demuestra, destilando una confianza y porte en pantalla de la que creo carece un poco Butler en cintas hermanas, pero eso sí, parece que el chicle del zapato no se descarta, pues contamos también con la presencia de Matthew Fox (LOST), quien tiene un desempeño genérico y odioso, lo que como personaje lo convierte en algo que debes dejar en la mesa sin poder decidir si lo tiras al suelo o lo colocas en un estante a manera de homenaje.
Y ese es justo un problema en la construcción del guión de la película: no siempre puedes tomar partido por todos los personajes. Digo, hay otras presencias que endulzan la vista y el corazón, como lo son Zoe Saldaña y la famosa Sigourney Weaver que pese a que salen en la primera escena de la cinta, al menos como parte de la tensión dramática, conmueven sus esfuerzos y participación. No puedo olvidar en este renglón a Forest Whitaker (¿recuerdas su brillante papel en The Arrival?), quien resulta emotivo en todo momento, dotando de carisma y bondad a una cinta que mayormente se apega a los criterios de la acción, el suspense y el vértigo narrativo. Si bien su arco narrativo es más breve en comparación de los demás, es en definitiva un actor que me agrada ver siempre en pantalla.
Es por esto que encontrar a Ayelet Zurer (Lara Lor Van en Superman) me sorprende como una villana que no termina de definir su papel en el embrollo que es Justo en la mira. Agrada, de repente brinda momentos de acción y cierto matiz villanesco, pero realmente no tiene un rol definido y aporta muy poco a una trama que avanza con o sin personajes; mejor dicho, avance con los hechos, con los acontecimientos.
Así, con las piezas armadas y sin queja alguna en los apartados técnicos que funcionan, de hecho, bastante bien con la trama, todo avanza hacia su tercer acto, una vez que las "diferentes perspectivas" han sido dadas para que el espectador arme el rompecabezas o falle en el intento. No es una película desconocida en su totalidad, pero sin duda es muy emocionante. Disfrutamos los papeles principales, siendo William Hurt una revelación en su personaje, dotado de una jerarquía que no le vi, curiosamente, ese mismo año con HULK, de Louis Terrier. Pecado mío, quizá. Pero al final no importa porque, después de todo, antecedentes o no, Justo en la mira es disfrutable de principio a fin. Pierde un poco de vigor rumbo al mero final, pero es totalmente normal una vez que el misterio se evapora y la acción arranca.
Estelarizan Denis Quaid, un actor que ha demostrado talento en pantalla sin importar el género de que se trate. Recuerda Juego de Gemelas (1998), El día después de mañana (2004), Mi nuevo jefe (2004), Enemigo mío (1985), por mencionar algunas de sus cintas. Está consciente de su talento y lo demuestra, destilando una confianza y porte en pantalla de la que creo carece un poco Butler en cintas hermanas, pero eso sí, parece que el chicle del zapato no se descarta, pues contamos también con la presencia de Matthew Fox (LOST), quien tiene un desempeño genérico y odioso, lo que como personaje lo convierte en algo que debes dejar en la mesa sin poder decidir si lo tiras al suelo o lo colocas en un estante a manera de homenaje.
Y ese es justo un problema en la construcción del guión de la película: no siempre puedes tomar partido por todos los personajes. Digo, hay otras presencias que endulzan la vista y el corazón, como lo son Zoe Saldaña y la famosa Sigourney Weaver que pese a que salen en la primera escena de la cinta, al menos como parte de la tensión dramática, conmueven sus esfuerzos y participación. No puedo olvidar en este renglón a Forest Whitaker (¿recuerdas su brillante papel en The Arrival?), quien resulta emotivo en todo momento, dotando de carisma y bondad a una cinta que mayormente se apega a los criterios de la acción, el suspense y el vértigo narrativo. Si bien su arco narrativo es más breve en comparación de los demás, es en definitiva un actor que me agrada ver siempre en pantalla.
Es por esto que encontrar a Ayelet Zurer (Lara Lor Van en Superman) me sorprende como una villana que no termina de definir su papel en el embrollo que es Justo en la mira. Agrada, de repente brinda momentos de acción y cierto matiz villanesco, pero realmente no tiene un rol definido y aporta muy poco a una trama que avanza con o sin personajes; mejor dicho, avance con los hechos, con los acontecimientos.
Así, con las piezas armadas y sin queja alguna en los apartados técnicos que funcionan, de hecho, bastante bien con la trama, todo avanza hacia su tercer acto, una vez que las "diferentes perspectivas" han sido dadas para que el espectador arme el rompecabezas o falle en el intento. No es una película desconocida en su totalidad, pero sin duda es muy emocionante. Disfrutamos los papeles principales, siendo William Hurt una revelación en su personaje, dotado de una jerarquía que no le vi, curiosamente, ese mismo año con HULK, de Louis Terrier. Pecado mío, quizá. Pero al final no importa porque, después de todo, antecedentes o no, Justo en la mira es disfrutable de principio a fin. Pierde un poco de vigor rumbo al mero final, pero es totalmente normal una vez que el misterio se evapora y la acción arranca.
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