Una
carrera de trenes. Denzel Washington y Chris Pine. Dos talentos que han
funcionado en diversos géneros y películas. Interpretan a Bill Coulson y Frank,
quienes trabajan en el negocio ferroviario diariamente. El conflicto de la
historia surge cuando uno de los compañeros de la misma empresa, ubicado en
otra sección, se confía y pierde el control de un tren, trayendo consigo
pequeños momentos de explosiones y una urgente necesidad de detener a como dé lugar
el tren, que termina siendo el “villano” de la película.
A esta
encrucijada se unen Rosario Dwason, y
Kevin Dunn como uno de los jefes principales de la empresa, cada uno con una
misión dentro de la compañía. Al sartén se unen la serie de individuos, carros,
coches y personas que sufrirán las consecuencias del egoísmo de uno, dotando a
la cinta de su dramatismo necesario, al tiempo que matizan a los protagonistas
con un pasado genérico lo suficiente como para empatizar con ellos. Washington
es el trabajador veterano en espera de su jubilación mientras que Pine es el
entusiasta colega que espera sacudirse el estigma novato trabajador fuera de su
zona de confort.
Así, la
cinta se convierte en un ensayo sobre cómo la sociedad laboral se compone de
niveles y los de abajo son los primeros en pagar el precio, o salvar el día. Imparable quiere ser una cinta de acción
vertiginosa, pero en realidad aprovecha sus momentos de lentitud para explorar
psicológica y socialmente a sus personajes. Tiene sus “impresionantes”
secuencias de acción, donde aparentemente nada detiene el tren, y otra serie de
momentos donde el problema atisba la solución en el horizonte. A estos
aperitivos acompañan una serie de dimensiones otorgadas por los familiares de
los personajes, que son construidos milimétricamente de la misma manera:
rechazan cualquier contacto con los protagonistas, pero al estar éstos en
problemas, acuden en su ayuda. Exagerado y poco convincente.
Por su
parte, Rosario Dawson juega el papel de la gerente, o al menos eso parece por
sus constantes miradas de pánico y sus obvio deseo de reparar la incompetencia
de otro. Algo que casi le vale su puesto, pero que confiando en los capaces,
logra demostrar por qué es la líder indicada. En una película que teóricamente no
rebasa las dos horas de duración, más allá de las valientes actuaciones de
Washington y Pine, la cinta ahonda en las relaciones interpersonales de un modo
un poco apresurado y con tácticas dramáticas zanjadas con una pala muy sucia,
volviendo a la metáfora del sartén, Imparable
ofrece adrenalina y entretenimiento, aunque su tonalidad y atmósfera recuerden
a otras cintas del veterano actor.
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