Mezclando estilos.
Mi primer acercamiento con HALO fue en una reunión con varios amigos. Cuando en su momento el famoso juego de video rompió los límites de la narrativa audiovisual gráfica y ganó adeptos por lo revolucionario de su concepto (mostró a una humanidad rebelada contra fuerzas superiores, un sentimiento comunitario y posibilidades claras y efectivas); siendo un parte-aguas para su propio sector de entretenimiento; después entró el llamado Gears of War... para la presente ocasión, aprovecho a comentar mis impresiones respecto a la antología conocida como Leyendas, estrenada hace casi 10 años.
Cada una de las historias que exhibe tiene por objetivo abordar un espectro distinto en relación a la mitología de este universo tan fascinante y misterioso como seductor. Ya sea una trama particular de cualquiera de las creaturas que vimos en las entregas para consola, explicaciones prologistas en torno a la humanidad y su avance tecnológico con miras a sucesos alienígenas o bien encuentros de batalla con diferentes soldados.
Y aprovechando esta increíble oportunidad para narrar, por decirlo así, distintos enfoques de un mismo evento, este proyecto goza de la riqueza creativa y visionaria de diversos directores y guionistas (en su mayoría orientales por obvias razones); así, su libertad creativa va desde estupendos diseños de personajes (coloridos, opacos, dramáticos) hasta la dirección misma de la historia (dramas humanos, crítica tecnológica, posibilidades de expansión interplanetaria, consecuencias bélicas, entre otros); jugando con arquetipos clásicos para construir así una historia que empatice con la audiencia; volverla una historia universal sobre la superación, la mortalidad, el dramatismo y, sobre todo, la valentía.
Aunque, eso sí, la antología parece tomar inspiración de verdaderos clásicos, como ALIEN o incluso 2001. Algo que si bien embona con la atmósfera de esta "cinta", termina siendo un pretexto para determinadas escenas y su lectura visual; los puristas probablemente disfrutaron la referencia general y el drama humano que plantea la animación, portentosa a ratos y desgarradora en otros. La animación, por cierto, permite potenciar los valores del discurso en cuestión (superación, sobrevivencia, compañerismo, valentía) al desempeñarse como un elemento a favor.
Son ideales que, conjugados aquí, tienen más sustento y espacio para leerse en los momentos clave de la narrativa (escenas de acción, tomas panorámicas, etc.) y que se contraponen con el armado técnico de la antología; no todas las historias tienen el mismos impacto o la misma libertad, así que es totalmente comprensible que una subtrama se lleve 15 minutos y otra más de cuarenta.
Aun con todo y pese al escaso margen para desarrollar lo más importante (personajes, motivaciones) sin perder de vista los argumentos más relevantes (el origen de los anillos), HALO: leyendas tiene el espléndido acierto de no olvidar construir personajes memorables en sus propias facetas. Tenemos desde una criatura vengando a su familia contra el Convenio, una soldado rescatando a su tropa aun a costa de sacrificarse a sí misma o bien una trama alterna de la humanidad uniéndose con otras especies para sobrevivir. Esto es HALO; posibilidades aplicadas y una premisa interesante: la humanidad se levanta.
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