Antes de pasar a comentar películas más recientes, quiero abrir aquí un pequeño, mediano o amplio espacio de reflexión sobre aquellas cintas que marcaron el cine de antaño y que, se quiera reconocer o no, marcaron un parte-aguas en la forma de narrar historias. Por esta concepción de lo humano, de lo social y de lo político y lo universal, creo que Metrópolis, de Frintz Lang, es al día de hoy una cinta de culto. Pero no me quedaré en el simple hecho de corroborar este juicio.
Es la segunda ocasión en que me encuentro con referencias ante piezas magistrales como la que ahora me ocupa, y por ello quiero dedicarle este homenaje. En Metrópolis encontramos de todo: humor, crítica humana-social-política-intelectual, drama y romance. No me parece nada extraño que una película con los recursos técnicos propios de la década de los 20 por allá de 1900 haya sido capaz de formular premisas mucho más profundas que muchas cintas actuales. Es bien sabido y discutido el que hoy Hollywood está en un aparente proceso de decadencia, apostando más por lo técnico que por la narrativa, reduciendo la calidad, ¿por qué no encuentra un equilibrio?
Desde sus primeros minutos, Metrópolis me lanza una crítica a la rutina, a la manera en que la clase trabajadora vive, explotada por la industria y por las repercusiones del poder en manos de un solo individuo, desembocando en las naturales consecuencias de esa circunstancia social -vigente, por cierto en algunos sectores del mundo-, y que incluso me habla de la "des-humanización" colectiva. Y en esa crítica a la rutina, expone unos breves comentarios analíticos a la comedia, como sólo las cintas mudas sabían ejecutar en aquella época. Es de ese ángulo narrativo de donde se extraen, y de una forma divertida y épica, la concepción del héroe rescatando a la dama del villano de la película.
Y como soy hijo de la época posterior, encuentro referencias en historias más actuales, pero a reserva de señalarlas, más bien quiero expresar mi desconcierto ante el hecho de que es inaudito que, al igual que pasa con el conocimiento, como pueblo, como sociedad, no somos muy capaces de avanzar y cosechar la creatividad a niveles más profundos de los que cabría esperar. Hollywood ya ha dado esos intentos, algunos loables, otros risibles, pero si bien Metrópolis es un claro ejemplo de eficiencia, de calidad narrativa y de cómo se puede contar algo incluso sin grandes avances técnicos, la historia cuenta mucho.
Sobre la misma: la película sigue los acontecimientos a partir de la óptica de Freder (Gustav Fröhlich), hijo del dirigente que está por casarse con María (Brigitte Helm), quienes impiden que la clase obrera atente contra el imperio industrial de Metrópolis. Para evitar la guerra, los protagonistas apelarán al sentimiento para menguar la tergiversación y la violencia ocasionadas por un mal uso de la razón en la clase obrera.
Entre sus varias lecturas, Lang nos regaló una reflexión alegórica en la que conjuga intelecto vs. ignorancia; riqueza vs. pobreza, un discurso en el que el pobre levanta al rico, pero a base de escasez de pensamiento plasmada en la ya mencionada rutina; incapaces de desarrollar su humanidad, su sentido crítico en forma, situación que el dirigente Jon Fredersen (interpretado por Alfred Abel) aprovecha para manipularlos inconscientemente.
Y esta especie de manipulación, que mayormente se da en la afluencia de masas, encontraremos la luz en el individuo reticente, más por amor y curiosidad que por reflexión en sí; este individuo habrá de rescatar a su amada, trayendo de paso el amor y la justicia. Hay breves escenas que apuntan a señalar flaquezas que aún hoy cargamos, como el descuido, como la propensión a los errores, y la propagación de la ignorancia a niveles sociales ya conocidos, sin embargo, encuentro la escena del agua de la ciudad desbordante como una exquisita metáfora sobre las consecuencias de arrastrar males milenarios que, si no son correctamente analizados, pueden representar nuestra destrucción cosmogónica, conceptual y biológica. ¿Ahogarnos en nuestra propia ignorancia? ¿En nuestros pecados?
Y además no es lo único que señaló Lang, pues también demostró con simpleza y claridad la falta de discernimiento por la que pasamos todos, sin advertir lo verdadero de lo falso, o lo válido de lo injusto, sirviéndose de la creación de la robot como ejemplo de la arriba mencionada des-humanización por la que hoy día atravesamos, donde nos vemos más proclives a seguir lo tecnológico -valga la paradoja- que a lo humano, a lo sensible.
Basado en la geografía de los griegos con sus ciudades-estado, parece evidente que Lang recoge implícitamente la importancia de alimentar el conocimiento, nuestra unión -la escena del rescate colectivo es un regaño a la desintegración social- y el espíritu que nos define, más aún la diferencia de pensamientos y y doctrinas se ve plasmada entre el dirigente y el científico que construye la robot.
Desde sus primeros minutos, Metrópolis me lanza una crítica a la rutina, a la manera en que la clase trabajadora vive, explotada por la industria y por las repercusiones del poder en manos de un solo individuo, desembocando en las naturales consecuencias de esa circunstancia social -vigente, por cierto en algunos sectores del mundo-, y que incluso me habla de la "des-humanización" colectiva. Y en esa crítica a la rutina, expone unos breves comentarios analíticos a la comedia, como sólo las cintas mudas sabían ejecutar en aquella época. Es de ese ángulo narrativo de donde se extraen, y de una forma divertida y épica, la concepción del héroe rescatando a la dama del villano de la película.
Y como soy hijo de la época posterior, encuentro referencias en historias más actuales, pero a reserva de señalarlas, más bien quiero expresar mi desconcierto ante el hecho de que es inaudito que, al igual que pasa con el conocimiento, como pueblo, como sociedad, no somos muy capaces de avanzar y cosechar la creatividad a niveles más profundos de los que cabría esperar. Hollywood ya ha dado esos intentos, algunos loables, otros risibles, pero si bien Metrópolis es un claro ejemplo de eficiencia, de calidad narrativa y de cómo se puede contar algo incluso sin grandes avances técnicos, la historia cuenta mucho.
Sobre la misma: la película sigue los acontecimientos a partir de la óptica de Freder (Gustav Fröhlich), hijo del dirigente que está por casarse con María (Brigitte Helm), quienes impiden que la clase obrera atente contra el imperio industrial de Metrópolis. Para evitar la guerra, los protagonistas apelarán al sentimiento para menguar la tergiversación y la violencia ocasionadas por un mal uso de la razón en la clase obrera.
Entre sus varias lecturas, Lang nos regaló una reflexión alegórica en la que conjuga intelecto vs. ignorancia; riqueza vs. pobreza, un discurso en el que el pobre levanta al rico, pero a base de escasez de pensamiento plasmada en la ya mencionada rutina; incapaces de desarrollar su humanidad, su sentido crítico en forma, situación que el dirigente Jon Fredersen (interpretado por Alfred Abel) aprovecha para manipularlos inconscientemente.
Y esta especie de manipulación, que mayormente se da en la afluencia de masas, encontraremos la luz en el individuo reticente, más por amor y curiosidad que por reflexión en sí; este individuo habrá de rescatar a su amada, trayendo de paso el amor y la justicia. Hay breves escenas que apuntan a señalar flaquezas que aún hoy cargamos, como el descuido, como la propensión a los errores, y la propagación de la ignorancia a niveles sociales ya conocidos, sin embargo, encuentro la escena del agua de la ciudad desbordante como una exquisita metáfora sobre las consecuencias de arrastrar males milenarios que, si no son correctamente analizados, pueden representar nuestra destrucción cosmogónica, conceptual y biológica. ¿Ahogarnos en nuestra propia ignorancia? ¿En nuestros pecados?
Y además no es lo único que señaló Lang, pues también demostró con simpleza y claridad la falta de discernimiento por la que pasamos todos, sin advertir lo verdadero de lo falso, o lo válido de lo injusto, sirviéndose de la creación de la robot como ejemplo de la arriba mencionada des-humanización por la que hoy día atravesamos, donde nos vemos más proclives a seguir lo tecnológico -valga la paradoja- que a lo humano, a lo sensible.
Basado en la geografía de los griegos con sus ciudades-estado, parece evidente que Lang recoge implícitamente la importancia de alimentar el conocimiento, nuestra unión -la escena del rescate colectivo es un regaño a la desintegración social- y el espíritu que nos define, más aún la diferencia de pensamientos y y doctrinas se ve plasmada entre el dirigente y el científico que construye la robot.
La falsedad de la identidad, y la manipulación en la masa son los temas que se abordan gradualmente en la cinta. Precisos, totalmente ciertos y reflejos de lo que somos y que no cambiamos por múltiples razones, son apuntes, entre muchos otros, que Metrópolis integra para convertirse, desde 1927, en prácticamente una obra de arte, una cinta de culto, la primera de varias que espero reflexionar aquí en su momento.
Y pues no hay nada que distinguir, la película es oro puro en su esencia, premisa, moraleja y conclusión.
Curiosidades de Metrópolis:
ResponderBorrar1. Freddie Mercury (Voz del grupo “Queen”) era fan incondicional de la película y deseaba crear un videoclip homenaje. Así que compró los derechos de la cinta para evitar cualquier demanda contra la propiedad privada. El videoclip en cuestión es “Radio Ga Ga” (incluido en el disco “The Works”) y contiene escenas de la película. Fué, además de su videoclip mas caro hasta la fecha, un gran éxito para la banda.
2. La película ha sido acusada en numerosas ocasiones de ser propaganda nazi, Fritz Lang lo negó rotundamente en las pocas ocasiones en las que habló sobre la cinta.
3. “Metropolis” era la película favorita de Adolf Hitler.
4. Se considera la 2ª película de ciencia-ficción de la historia. La primera fue Viaje a la luna (1902)” de Mèliés.
5. En el 2001 se rodó una especie de remake de animación japonesa, basado en un manga que a su vez se suponía que era la adaptación de la película de 1927 en viñetas.
6. Es una de las películas más caras de su época: costó aproximadamente cinco millones de marcos (aproximadamente 200 millones de dólares).
7. En total, la película contó con más de 37.000 extras: 25.000 hombres, 11.000 mujeres, 750 niños, 1.100 hombres calvos, 100 de raza africana y 25 asiáticos
8. Se rodó durante 2 años
9. fue la primera en entrar en el registro de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO
10. No existía una copia que pudiese clasificarse “completa”. Durante mucho tiempo se creyó que lo que se tenía en los archivos era un negativo original incompleto, y copias de cintas acortadas y reeditadas. Se creía que se había perdido más de un cuarto de la película original.
11. E Julio de 2008 la revista alemana "ZEITmagazin” anunció que se había descubierto en el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken una copia completa de 16 mm de la película original (Fué enviada a Argentina en 1928). Al examinar la cinta, los expertos descubrieron que contenía casi todas las escenas perdidas: ¡25 minutos!
12. En Octubre 2008, se anunció que la biblioteca de cine de la Universidad de Chile podría tener una copia de 9,5 mm. Esta copia podría haber pasado desapercibida porque habría sido mal etiquetada “por error” durante la dictadura chilena.
13. La copia que podemos encontrar hoy en día es la versión restaurada de 2001, una restauración digital que ha podido recuperar y mejorar la calidad de la imagen. La versión que incorpora las escenas encontradas en Argentina fue estrenada en la Berlinale 2010, con la banda sonora original (de Gottfried Huppertz).
14. Parody, la mujer de cristal y metal, es un robot esculpido por Rotwang, usando a Maria como guía, este robot el que inspiró al mítico C-3PO de Star Wars (1977).
15. Fue un fracaso en su momento. Metropolis fue uno de esos casos pues cuando se estrenó fue alabada por su apartado visual, pero su narrativa fue calificada como mala. Incluso, el escritor inglés H. G. Wells, dijo que era la “película más tonta que haya visto”.
16. La película estuvo a punto de ser suspendida debido a que fue acusada de explotación infantil, "Durante la filmación muchos niños sufrieron hipotermia"
17. cumplió 90 años de su estreno (1927) el 10 Enero del 2017. Su historia se desarrolla en el año 2026.
18. Uno de los cuatro carteles originales de Metropolis es el más caro de la historia, al se subastado por 690 mil dólares. Heinz Schulz-Neudmann fue el encargado de diseñar el póster para el largometraje de Frits Lang.
19. En el videoclip Sugar de la banda System Of A Down se muestra una parte de la escena donde los trabajadores marchan hacia el trabajo.
20. El videoclip de Madonna, Express yourself está inspirado en el film, recreando una historia de amor entre un obrero y una mujer de las clases altas.
-Tacos al Pastor
Completamente de acuerdo: es una maravilla fabulosa, un pilar indiscutible de la cinematografía internacional y tan vigente en su momento como lo es ahora. Para muchos se consideró panfleto propagandista porque su crítica fue muchas veces —torpemente— interpretada en la literalidad cuál manual de uso. Quizás la única cosa con lo que hace ruido hoy en día la premisa, está en la pobreza como sinónimo de ignorancia, porque el tejido social está ya tan revuelto que hasta absolutos orangutanes iletrados han llegado a ocupar la estafeta de liderazgo.
ResponderBorrarPersonalmente siempre pensé que era más bien una fábula a la adolescencia evolutiva de la humanidad. Ese hiatus en el que estamos atorados desde hace más de dosmil años y que parece no dejarnos dar el siguiente paso. Sino por ésta por aquella razón. Esa obstinación por promover la tecnología sin conciliarlo con un desarrollo humano ha logrado proveer más armas que herramientas. Y el desarrollo no se trata sólo de la apertura y la aceptación, o de la conciliación que tan románticamente planteaba Lang. El desarrollo humano también permite atender el bien mayor en favor de la humanidad. Así como Freder entendió que no se podía mantener la opulencia a costa de la vida de obreros, el avance científico debe incluir un sentido ético responsable antes de que sea demasiado tarde.
Otro detalle que noté ya años más tarde fue un paralelismo al Mundo Feliz de Huxley, y ha decir por el tiempo podría hasta suponer que el autor británico se inspiró en la película o al menos le sirvió de pretexto para exponer su propia visión de los problemas sociales.
Hay dos cosas dignas de subrayar en esta crítica para entender la magnitud de obra en presencia: la historia funciona por ser fundamentalmente un engendro aventurado del humanismo y los aires de grandeza que surgieron después de la ilustración y la revolución industrial, ese punto histórico en que el hombre parecía invencible, cuya voluntad podía expandirse hasta horizontes inconmensurables. Y si se trata de ciencia ficción es para suavizar el contenido, pues es más fácil asimilar algo que ocurrirá en otro momento o en otro mundo que aceptar lo que ocurre al doblar la esquina. Además de unos fabulosos efectos visuales, porque una buena historia y una imagen espectacular no están peleados, de hecho es eso el gran favor que tiene el cine y que visionarios como George Méliès y Serguéi Eisenstein buscaron promover, dándole a grandes historias la oportunidad e materializarse y sorprender a la imaginación.
El otro detalle está en la industria, pues ésta es muy anterior a la existencia misma de Hollywood. Metrópolis es una obra del expresionismo alemán y que como muchos de sus colegas se refugiaron en el cine como lienzo creativo para promover sus ideas. Eso no le gustaba al partido nazi y pronto estos cineastas huyeron buscando asilo político en estamoshundidos, digo Estados Unidos, con lo que en congregación y con plena libertad creativa se fueron consolidando como industria hasta formar lo que hoy se le conoce como Hollywood.
Si esa industria ha perdido la noción que tanto la caracterizaba no se debe a otra cosa sino al espíritu de Rotwang, insaciable y voraz que no parece dejar florecer esa humanidad que conectara a la máquina y la idea con el corazón. El desarrollo humano seguirá en la banca otro rato más.
Como dato curioso quisiera agregar que hay una versión experimental allá por 1984 de la película original en la que se tiñó el celuloide de color, jugando con la psicología del color, donde por ejemplo las escenas de la verdadera María eran sin color y las escenas con la María-Robot eran rojas, subrayando alerta. Se acompañó a esta versión con música del compositor italiano Giorgio Morder para apelar al moderno sonido electrónico de la época ochentera.