Milagro en la celda 7 (7 Kogustaki Mucize).




Como Yo Soy Sam, pero con más humanidad. 

9.5

Tipo de artículo:
Reseña. 

Memo (Aras Bulut Iynemli) es un hombre con discapacidad que lleva una vida feliz junto a su madre (Celile Toyon Uysal) y su hija Ova (Nisa Sofiya Aksongur). La niña de 6 años le adora porque siempre está dispuesto a jugar con ella. Es como tener un amigo de su misma edad, sin embargo, se pregunta por qué no es como los otros padres.



Preciosa película turca que retrata las peripecias de un papá con su hija. No tengo que añadir más, o tal vez, pero lo suficiente para no arruinarte la película, en caso de que no la hayas visto. ¿Qué me pareció? Una tierna y profundísima historia de corazón que guarda gran “parentesco” con Yo Soy Sam, solo que la presente oferta audiovisual viene con más corazón. Más humanidad y, por supuesto, más vulnerable. Hay quien me dice que la cinta explora el sufrimiento como un camino certero rumbo a la paz interna. Pero yo pienso NO es tan relevante y, si lo trata, no lo justifica como debería. Porque me parece que Milagro en la Celda 7, si bien es una PELÍCULA INCREÍBLE, hermosa y sensible, explica y argumenta algo más importante, más… «divino»: cómo nuestras vidas están conectadas y con algo de esperanza, nuestra semilla de acción puede influir en nuestro entorno, para bien y para mal. 



Sobre la superficie, la cinta explora los efectos de la alegría inocente en el ser humano, personificada en el protagonista Memo, a quien le sigo los pasos de inicio a fin. Bueno, casi de inicio: la historia completa es un flashback mental de su hija, aparentemente lista para contraer nupcias. Su papá, siguiendo las memorias, se transforma en el conducto narrativo, emocional, lacrimógeno, humano, vulnerable y brillante. Son como cinco momentos en la película que me sacan la lágrima, ya sea porque sufre maltrato o porque él, niño mentalmente, termina decepcionado; o porque la vida le da un “no” tentativo, temporalmente, momentáneo. Y lloré, sí. Oh, sí. La cinta es preciosa como viaje emocional, dura cuando aborda el terreno militar; porque el contexto de la cinta es, en su mayoría, “carcelario”. ¿Por qué así y no de otra forma?



Mi primera respuesta a la tesis es que Mehmet Ada Öztekin baraja bien sus opciones como realizador, y al decidir presentar [casi toda] la historia en la cárcel, le da un sentido de purgación, limpieza. No para Memo, sino para el conjunto de reos con los que han decidido emparejarlo. Y si llevas leído hasta acá y no has visto la película, seguramente te preguntas ¿Y qué hace un personaje así en una cárcel, en un entorno TAN hostil? 


Ah, bueno… ve la cinta para entender esto, pero ojo: nada es gratuito y sí, uno de los tantos aciertos de la película —que inesperadamente me gustaron— es que toca el tema de la religión de un modo tan orgánico, tan natural, que incluso me gustó en la cinta. Porque la idea de “el sufrimiento es un puente entre emociones y resultados/logros” no me gusta mucho y siento que es determinista, pero aquí la premisa funciona y bastante bien. 


Y dentro de ese funcionamiento, hay comedia y drama; como todo se desarrolla en una cárcel, pues lógico que también hay espacio para las “esferas de poder” y sus respectivos intereses. Un poco predecible, pero no totalmente justificado. Casi parece algo… tozudo, empedernido. Y aunque está ese tema del interés político está ahí, importa poco porque la gracia y la magia encontradas en la inocencia de Memo es más poderosa, rompe con los obstáculos, cambiando la percepción ajena, rompiendo prejuicios con la acción, no con la palabra. Y ESE ES un mensaje valiosísimo; imprescindible. Más para estos tiempos. 


Conclusión:

Milagro en la Celda 7 es una joya en su género, una experiencia profundamente gratificante, que puede gustar a unos y desencantar a otros. Como sea, es imperdible.

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