Memo
(Aras Bulut Iynemli) es un hombre con discapacidad que lleva una vida feliz
junto a su madre (Celile Toyon Uysal) y su hija Ova (Nisa Sofiya Aksongur). La
niña de 6 años le adora porque siempre está dispuesto a jugar con ella. Es como
tener un amigo de su misma edad, sin embargo, se pregunta por qué no es como
los otros padres.
Preciosa
película turca que retrata las peripecias de un papá con su hija. No tengo que
añadir más, o tal vez, pero lo suficiente para no arruinarte la película, en
caso de que no la hayas visto. ¿Qué me pareció? Una tierna y profundísima historia
de corazón que guarda gran “parentesco” con Yo Soy Sam, solo que la presente
oferta audiovisual viene con más corazón. Más humanidad y, por supuesto, más
vulnerable. Hay quien me dice que la cinta explora el sufrimiento como un
camino certero rumbo a la paz interna. Pero yo pienso NO es tan relevante y, si
lo trata, no lo justifica como debería. Porque me parece que Milagro en la
Celda 7, si bien es una PELÍCULA INCREÍBLE, hermosa y sensible, explica y
argumenta algo más importante, más… «divino»: cómo nuestras vidas están
conectadas y con algo de esperanza, nuestra semilla de acción puede influir en
nuestro entorno, para bien y para mal.
Sobre
la superficie, la cinta explora los efectos de la alegría inocente en el ser
humano, personificada en el protagonista Memo, a quien le sigo los pasos de
inicio a fin. Bueno, casi de inicio: la historia completa es un flashback
mental de su hija, aparentemente lista para contraer nupcias. Su papá,
siguiendo las memorias, se transforma en el conducto narrativo, emocional, lacrimógeno,
humano, vulnerable y brillante. Son como cinco momentos en la película que me
sacan la lágrima, ya sea porque sufre maltrato o porque él, niño mentalmente,
termina decepcionado; o porque la vida le da un “no” tentativo, temporalmente,
momentáneo. Y lloré, sí. Oh, sí. La cinta es preciosa como viaje emocional, dura
cuando aborda el terreno militar; porque el contexto de la cinta es, en su
mayoría, “carcelario”. ¿Por qué así y no de otra forma?
Y
dentro de ese funcionamiento, hay comedia y drama; como todo se desarrolla en
una cárcel, pues lógico que también hay espacio para las “esferas de poder” y
sus respectivos intereses. Un poco predecible, pero no totalmente justificado. Casi
parece algo… tozudo, empedernido. Y aunque está ese tema del interés político
está ahí, importa poco porque la gracia y la magia encontradas en la inocencia
de Memo es más poderosa, rompe con los obstáculos, cambiando la percepción ajena,
rompiendo prejuicios con la acción, no con la palabra. Y ESE ES un mensaje
valiosísimo; imprescindible. Más para estos tiempos.
Milagro
en la Celda 7 es
una joya en su género, una experiencia profundamente gratificante, que puede
gustar a unos y desencantar a otros. Como sea, es imperdible.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario