Jon
y Nico comparten un destino. ¿Cuál es? Descúbrelo. No destriparé la cinta, que
es bastante buena, creando el suspenso y confabulando las pistas —pocas, claro
está— para llevarme al final sobre la víctima y el victimario del evento. La
película poco explora el libre albedrío, el destino y la idea latente de que
somos piezas pequeñas de un reloj más grande y complejo, pero el interés aquí
no es ese. Solamente los ocupa como herramientas narrativas que inciden en las decisiones
de sus personajes para llevarme, como espectador, al final al que desea llegar,
aderezando el viaje con el discurso del equilibrio universal.
Hubo
una referencia similar en Smallville, en la temporada 5, capítulo 12 me
parece que es. Cuando Clark pierde a Lana en un accidente, éste corre con
Jor-El para pedir su ayuda a lo que la voz contesta “No importa cómo alteres el
orden de los hechos, el universo siempre encontrará el equilibrio”. Y eso es
justamente lo que ocurre en El Aviso: no importan mis esfuerzos, la
vida, el destino, Dios, ¡no sé!, las fuerzas de la naturaleza se abren camino y
aquí no es la excepción.
Jon
busca desesperadamente salvar a su amigo, y cree que lo conseguirá estudiando la
secuencia numérica oculta en testigos y en eventos ocurridos en el mismo local hace
más de 50 años; por esta razón, la trama presta más atención a las
averiguaciones de Jon que a la condición médica de su mejor amigo, porque —después
de todo— el punto aquí es contar cómo Jon descifra el misterio, más allá de que
su amigo recupere la vida, o que su cuñada esté angustiada al extremo por
perder a su amado. Estos momentos, conmovedores ciertamente, son contexto, no
paja, pero sirven para cimentar en el personaje protagónico las anclas morales
de lo que debe hacer, estableciendo así una finísima línea emocional entre su
deber e impulso como profesional y como amigo de alguien que se aferra a lo más
básico para no perder el don más presionado.
Ciertamente El Aviso es una cinta muy entretenida, que me permite deambular en un misterio y con la economía de personajes a cuadro en los momentos necesarios, paso un rato de lujo. Si a eso le añado el tercer acto, cargado de tensión y un misterio conveniente, obtengo un buen producto “adrenalínico” y mortal, que me carcome por dentro al intentar yo adivinar qué pieza caerá antes y por qué. Buena jugada, buena producción. Buen elenco.
Conclusión:
El Aviso es una buena oportunidad para distraerse, ofrece una historia muy agradable, interesante y que atrapa al momento. No es una obra maestra, pero sí es muy decente.
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