The Hollow Child es una propuesta canadiense bastante aceptable.
6.9
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Tipo de artículo:
Comentario.
Familia. Bosque incierto y misterioso. Quietud. Hechos inexplicables. Una
pretendida atmósfera y un terror ambiguo. Estos elementos interesantes que
pueden contribuir a una película, o arruinarla. Quizá pienses que te hablo de The Hole in the Ground, propuesta de terror del año pasado, pero no… te hablo de The Hollow Child, que para estos lares fue bautizada como Espíritus en el Bosque. Ambos títulos le ayudan; me encuentro ante una película cuya premisa central es la misma de la previamente mencionada, la diferencia estriba en algunos elementos que “condimentan” el guión y de una exitosa atmósfera narrativa que contribuye a crear emociones sugerentes a lo largo del metraje. Los elementos que comenzaron este artículo fueron los elegidos para caracterizar a la cinta predecesora sin realmente ayudarla a sobresalir en el género.
Sin
embargo, para la presenta cinta la premisa viene acompañada de personajes
sencillos, aunque inexplicablemente definidos. Me asombró honestamente
encontrarme con personajes delineados para el tipo de propuesta aquí, especialmente
la protagonista, de quien sé que sufre por abandono. Así que, ¿qué le queda
sino rechazar las muestras de afecto y buscar la aprobación en su nueva “familia”?
Un papá que desde el inicio le transmite su desconfianza, sin justificar del
todo por qué no la quiere, o una mamá pusilánime que busca tener unida a su
familia y que representa el estereotipo de la madre que cree en lo que ve.
Con esta falta de apoyo que habla de una ruptura emocional lejos de sanar, Samantha
encuentra el único refugio apenas saludable en su amiga, (rubia protagónica con
más de dos dedos de sentido común) entendiendo que su fortaleza interior será
su mayor aliada.
Momentos
íntimos con su única amiga o con el chico del colegio que se deja manipular
porque le gusta Samantha son claves para definir su universo quebrado y ávido
de afecto sin saber cómo obtenerlo. Por eso Samantha crea el conflicto de la
cinta: su hermana menor ha desaparecido en el Bosque (¿por qué son tan
siniestros?) y tras una intensa búsqueda y frenesís emocionales con la familia,
pierden la esperanza… hasta que la pequeña perdida aparece ante Samantha en la
noche más espeluznante de toda la cinta. Con el cántico de fondo… (¡Ay, Frozen!).
Si
a The Hole in the Ground la nutres con algo más que terror vacío, es
seguro que obtienes algo. Por eso, The Hollow Child “sobresale” (con
comillas porque no es un triunfo destacado, es la evidencia de una película de
género apenas alcanzando nota aprobatoria). Su atmósfera está bien hecha y su música
(cánticos como el que Elsa esquizofrénica escucha) coadyuva a fomentar un aura
de misterio metafísica y una constante sensación de sobrenaturalidad.
Sí hay un par de escenas que me dieron más la sensación de ver mini-conflictos más propios de series que de una película, o incluso hay personajes que pueden funcionar más para otros formatos y géneros, pero todo cliché está dispuesto para la cinta, para llenarla con lo que hay, y la formación/definición de personajes ayuda a profundizar lo que se puede en una cinta que —finalmente y por amor a la naturaleza que rige el universo— encuentra peso en un mal con un discurso filosófico tan inesperado, interesante como inverosímil: la humanidad está rota y debe ser reemplazada, principalmente porque no valora lo que tiene y destroza todo a su paso. Es, por supuesto, un juicio por el mero mal de la película, y agradezco que la atmósfera, en ESE momento, provoque tensión, porque si hubiera habido silencio, habría sido muy anticlimático.
Y si bien el final es engañoso y da para una posible secuela, la película obedece a las reglas del género y no permite que los secundarios sobrevivan, solamente deja en el aire la idea de un mal inmortal, uno que pervive… donde sea, quien sea y como sea.
Sí hay un par de escenas que me dieron más la sensación de ver mini-conflictos más propios de series que de una película, o incluso hay personajes que pueden funcionar más para otros formatos y géneros, pero todo cliché está dispuesto para la cinta, para llenarla con lo que hay, y la formación/definición de personajes ayuda a profundizar lo que se puede en una cinta que —finalmente y por amor a la naturaleza que rige el universo— encuentra peso en un mal con un discurso filosófico tan inesperado, interesante como inverosímil: la humanidad está rota y debe ser reemplazada, principalmente porque no valora lo que tiene y destroza todo a su paso. Es, por supuesto, un juicio por el mero mal de la película, y agradezco que la atmósfera, en ESE momento, provoque tensión, porque si hubiera habido silencio, habría sido muy anticlimático.
Y si bien el final es engañoso y da para una posible secuela, la película obedece a las reglas del género y no permite que los secundarios sobrevivan, solamente deja en el aire la idea de un mal inmortal, uno que pervive… donde sea, quien sea y como sea.
Conclusión:
Espíritus
en el Bosque
es una propuesta canadiense simple y efectista que, contra todo pronóstico, ofrece
un mínimo de sustancia en una premisa ya conocida. Agradezco los condimentos.
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