Con Géminis, Ang Lee ofrece, de la mano de Will Smith, una genérica cinta de acción que aporta poco al género.
Tipo de artículo:
Comentario crítico.
No
vi esta cinta en cines. Me despertó un poco el ánimo saber que la dirigió Ang
Lee, la misma mente visionaria y con alta capacidad para el género de la
acción como lo es también Luc Besson. Y al conocer un poco el estilo de
Lee, suponía que me hallaba ante una película llena de acción. Pero ¿acción por
acción o acción con propósito? Y tras las primeras críticas que salieron sobre el
filme, la opinión señalaba que Lee no logró algo destacable más allá de lo
técnico en una cinta que —ahora compruebo— toma una premisa agotada y la
tergiversa con pequeños giros en la trama (ya sean manejos de la cámara,
efectos prácticos impresionantes, motivaciones inesperadas en personajes cliché
o incluso finales irrisorios, etc.).
Por
esta serie de datos en torno a la calidad del proyecto, mi apuesta era
descubrir si Will Smith sobresalía en la cinta o si, por el contrario, volvía a
caer en proyectos flojos con el único fin de cobrar su cheque. No niego que
Smith me cae muy bien y siempre le daré oportunidad, porque si no me transmite
toda la gama de emociones que un ser humano puede comunicar, al menos sí me entretiene,
y Géminis no es la excepción, pero determinar si el resultado, en este renglón,
es eminente o digno de mención, es de dudosa respuesta. No lo confirmo
completamente. Digo, si al reparto incluyo a la siempre carismática e
intrigante Mary Elizabeth Winstead (quien ha participado en Cloverfield 10,
Swiss Army Man, The Returned, SkyHigh, Scott Pilgrim
vs. The World¸ entre otras…) obtengo una cinta con un toque de emoción,
porque Winstead dota a sus personajes de una extraña humanidad, no importa qué
personaje elija.
Así,
cuando la trama inicia no da respiro y no se cansa de repetir que Henry Bogan (Smith)
es una suerte combinada de Wolverine + Sniper, volviéndose EL MEJOR en su
campo. ¿Y qué “campo” es este? Matar. Para tal “status, si buscas jubilarte
(eso quiere el protagonista), quedan dos opciones: o continúas siendo el mejor
hasta que mueras o desistes y permites que te aniquilen para ser reemplazado
por “carne fresca”, o sea, alguien más joven. Es aquí cuando en su planteamiento
flácido Lee da un “giro” e introduce a un Will Smith más joven con el evidente
y descarado objetivo de inyectarle suspense a esta película, que bien podría
haber funcionado si tan solo no hubiera algo llamado CORTOS/TRAILER/AVANCES DE
PELÍCULA, porque me da la casualidad de que la cinta está MUY bien armada como
para dar indicios —no destripes— de lo que el protagonista enfrentará. Tú, yo o
cualquier otro espectador, cuando surge la primera secuencia de persecución construida
impecable técnicamente, te CLAVAS en la cinta y comienzas a formular hipótesis
sobre quién es el enemigo/obstáculo que Bogan enfrenta y que le cuesta derribar,
pero con los endemoniados cortos que existen y que arruinan en gran medida el “factor
sorpresa” la única parte en blanco que me toca rellenar como espectador es
anticiparme a la reacción del héroe cuando descubra que su enemigo… es él mismo.
Más joven, y mal conseguido, claro está. Porque los efectos parecen sacados de Beowulf
y distraen mucho al momento de salir a cuadro.
Dejando a un lado la metáfora aleccionadora sobre las oportunidades generacionales, Lee no se detiene para salpicarme de muchas ideas en una película cuyo guion está compuesto, para su desgracia, de múltiples referencias a otras cintas del género o incluso más allá. ¿Menciono un poco? De acuerdo. Looper, The Island, El Vengador del Futuro, The Body Snatchers, entre otras; siendo de Looper de la que más se nutre Géminis. Porque en El Vengador del Futuro es el individuo que le niega al gobierno el apoyo y busca que el Yo-Futuro del personaje viaje al pasado a matar a su Yo-Más joven. En La Isla, de Michael Bay, es el descubrimiento de la llamada unicidad y, estelarizada por Ewan McGregor y Scarlett Johansson, la cinta de acción plantea una noción socio-científica muy interesante, y así sucesivamente.
No es una premisa nueva ni de lejos, pero me sorprende un poco de [Ang Lee] la mezcolanza de ideas ya preestablecidas, aunque lo cierto es que velozmente recupera mi confianza entreteniéndome con escenas de acción tan, pero TAN REALES que me quedo embobado y dejo que la magia de la película me envuelva y me calle cuando la acción toma la palabra y relega el drama, el misterio (y no sé cuánta cosa más) a un segundo, tercer, cuarto ¿quintuple?, plano…
Es
en esos momentos en los que la cinta mejor funciona, donde resetear mi
conocimiento, me da vueltas y, aunque mi intuición de “lo prestado” sigue ahí,
Lee me lleva por derroteros inesperados para la cinta, pero viejos dentro del
cine mismo, como el villano Clay Varris, interpretado por Clive Owen, que busca matar a Bogan por… por… porque es un rebelde y no le queda claro que lo que el gobierno
quiera, SE HACE. PUNTO. Así, la motivación de Varris no pasa de caricaturesco,
poco creíble, poco interesante y, nada más de verlo, solamente me sirve como recordatorio de que
todos envejecemos.
Conclusión:
Ignora
todo lo que has visto antes sobre el género de la acción y la sci-fi y entonces
disfruta Proyecto Géminis.
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