Parasite



Un retrato cínico, humorístico, crudo, cómico e impactante es Parasite, del director Bong Joon-ho.

10
Tipo de artículo:
Comentario crítico

Cuando vi El Expreso del Miedo (sin conocer el material base), quedé extrañado, fascinado y pensativo simultáneamente. Sin yo conocer completamente su obra, sé que Joon-Ho Bong es un director coreano con futuro, un realizador cuya capacidad asombrosa para contar historias no para, es casi ilimitada; ofrecen siempre tramas diversas repletas de potentísimos sentidos narrativos; busca con sus propuestas dejar en el espectador la semilla de la reflexión. Esto es importante, porque Bong me parece un autor cuyo sello es el realismo. Me inunda con la cotidianidad y base de lo “común” se apoya para impresionarme. Lo ha logrado. Parásitos es, tal vez, una de las mejores obras que he visto en al menos 5 años, porque así como otras cintas que fungen como críticas o sátiras de lo humano, ésta no se detiene en construir un reflejo de lo que soy, de lo que tú, o el tipo de la esquina, es. No, Parásitos es, ante todo, un ejercicio de introspección. 


Una breve sinopsis para no destriparte la historia: una familia de pocos recursos en Corea del Norte, gracias al conocido de un miembro de la familia, ésta obtiene la oportunidad de trabajar en la mansión de una adinerada familia y es cuando la protagónica ve aquí una oportunidad para salir de la pobreza. 


Lo interesante, naturalmente, es lo que deviene de la oportunidad como concepto primario y cómo Bong da rienda suelta a dos imprescindibles elementos aquí: su imaginación y su capacidad para situar momentos de suspense y comedia en lo que realmente podría ocurrir. Veo instantes en los que creo que el conflicto central explotará, pero de nueva cuenta el director le da un giro verosímil a la historia, alargándola y creando “oportunidades” para los protagonistas. Y lo mejor es que con cada giro de tuerca me da la posición, o espacio más que nada, para juzgar si el «bueno» debería “triunfar” sobre lo «malo». Porque el guion concede piedad en diversos momentos a la familia aventajada. ¿Hasta qué punto? A mitad de trama me lo planteé, e incluso llegué a creer que la tortilla se voltearía; barrunté que la suerte cambiaría de lado, pero es cuando Bong me da más comedia inesperada —nunca suelta la ironía o desaprovecha para introducir orgánicas críticas que van desde lo visual hasta lo auditivo y emocional— y me sumerjo más y más en la trama… 


De verdad la pasé muy bien con esta película. Mi dualidad emocional era o reír o sentir miedo por los personajes. Por todos. Porque ocurre que todos están bien construidos, delineados, o casi todos… en dos escenas estimé que el hijo de la familia principal estaba “tieso” en instantes en los que debería haber mostrado más emoción, pero el conjunto de Parásitos es tan bueno, tan formidable, que pasaré por alto ese aspecto de la cinta. Porque además de lo cotidiano, rindiendo homenaje al título de la cinta, Bong dota de la atmósfera de la historia con algo particular: karma. Como un juego de ajedrez, el guion no para de mover las piezas, re-acomodarlas y sorprenderme con las consecuencias mediatas o inmediatas de las acciones profesadas por uno o varios personajes. Sencillamente impresionante, porque Bong nunca pierde de vista un solo elemento; se percibe a gusto con su historia y se nota; no deja nada suelto, y si de repente lo parece, lo devuelve de otra forma totalmente distinta. 


Y además de la historia me maravillé con los interiores, que resultan un acierto adicional y casi un personaje más como contraste psicológico entre la opulencia material y la penuria por sí; esto puede ejemplificarse un poco con la escena climática, desarrolla diferente a como lo imaginé, pero llena de simbolismos que sigo masticando. No me esperaba un final así de crudo, pero… la vida real es inesperada y eso no lo niego. Los momentos de gracia son muchos, las sorpresas varias y casi imposibles de predecir, los diálogos fungen como mecanismo dinámico no explicativo que permite el curso natural de los eventos. Aunque algunos contenidos emocionalmente, pero eso no lo veo como algo “exclusivo” de esta cinta, sino en general de aquel lado del mundo. 

Conclusión:

Parásitos es una película que NO puedes/debes perderte, que dará mucho de qué hablar y que nos enseña hasta qué punto el ser humano es un parásito en donde sea.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario