Psicopatía diluida.
Lo que esperaría que hubiera sido un thriller con toda fórmula de ley para volverse una historia interesante se transforma, eventualmente, en una trama a medio terminar que introduce con calzador uno de los temas que conforman los aspectos más relevantes del lado oscuro de la psicología: la psicopatía. La rigidez, la meticulosidad, el deseo, la carencia, el azar, la doble identidad, la persecución y llegar al fondo de la verdad visten este parco drama policíaco sobre Spector, un padre de familia (interpretado por un efectivo Jamie Dornan, el actual rostro de Cincuenta Sombras de Grey) que esconde un secreto: es un asesino serial que mata hermosas mujeres de alrededor 30 años por mórbido placer. Para caracterizar al personaje, lo dotan de una vida familiar: una esposa Sally-Ann Spector (Bronagh Waugh, que parece más su hermana mayor que su pareja) y dos hijos: Olivia y Liam, teniendo más tiempo a cuadro la hija que el hijo y con más espacio que éste para platicarlos el que sus sueños están vinculados con la vida secreta de su papá.
Una primera temporada compuesta de cinco episodios ocasiona graves problemas en su desarrollo, todo a partir de un sucinto guion que no puede cohesionar apropiadamente los eventos y las consecuencias de cada suceso presentado aquí, centrando más la acción propia de la historia en una especie de micro conflicto intelectual donde Anderson aprovecha su talento y Dornan simplemente es rescatado por la suerte. Es por estos elementos insertados a manera de bosquejo que todo está marcado por un ritmo apresurado, pincelando con diálogos puntuales sacados de cualquier libro sobre psicología referentes a todo estudio hecho hasta el momento sobre los asesinos seriales, pareciendo más un documental que una serie de televisión a lo grande.
Podría pensar que el creador Allan Cubitt quería exponer su propia visión del crimen a manos de un psicópata y en este sentido, el trabajo de Dornan es aceptable, pero teniendo un guion que no se preocupa mucho por las congruencias narrativas, ¿tiene sentido? A su vez, y como es natural, el retrato que se hace de la vida familiar es apenas la excusa para dotar de un plano humanismo al protagonista, como "justificándolo" por su enfermedad, ofreciéndome como espectador migas de pan que no terminan de cimentarse en la trama, quitándome las confrontaciones familiares, reduciendo artificialmente la tensión la tensión, y compensándola con momentos trillados que no son tan efectivos. Ejemplo de ello la confesión del inexistente "affair" en lugar de "He cometido un crimen imperdonable".
Jamie Dornan, ya lo dije, cumple si le dejamos su mirada de tipo insatisfecho, y aunque esta primera temporada goza de un reparto femenino bastante atractivo liderado por una fría e inteligente Gillian Anderson, lo cierto es que su pretensioso acento británico molesta bastante al lucir más como una ínfula que como una característica genuina del personaje, como si se estuviera vanagloriando. Si hubiera sido una temporada con más episodios, naturalmente vería un desarrollo más coherente. Tiene su gracia y sus instantes de acción dramática, además de que las transformaciones psicológicas y varias de las motivaciones están bien delineadas, no las estimo suficientes para construir un relato como es debido, y con Dornan y Anderson jugando al gato y el ratón, pues...
Podría pensar que el creador Allan Cubitt quería exponer su propia visión del crimen a manos de un psicópata y en este sentido, el trabajo de Dornan es aceptable, pero teniendo un guion que no se preocupa mucho por las congruencias narrativas, ¿tiene sentido? A su vez, y como es natural, el retrato que se hace de la vida familiar es apenas la excusa para dotar de un plano humanismo al protagonista, como "justificándolo" por su enfermedad, ofreciéndome como espectador migas de pan que no terminan de cimentarse en la trama, quitándome las confrontaciones familiares, reduciendo artificialmente la tensión la tensión, y compensándola con momentos trillados que no son tan efectivos. Ejemplo de ello la confesión del inexistente "affair" en lugar de "He cometido un crimen imperdonable".
Jamie Dornan, ya lo dije, cumple si le dejamos su mirada de tipo insatisfecho, y aunque esta primera temporada goza de un reparto femenino bastante atractivo liderado por una fría e inteligente Gillian Anderson, lo cierto es que su pretensioso acento británico molesta bastante al lucir más como una ínfula que como una característica genuina del personaje, como si se estuviera vanagloriando. Si hubiera sido una temporada con más episodios, naturalmente vería un desarrollo más coherente. Tiene su gracia y sus instantes de acción dramática, además de que las transformaciones psicológicas y varias de las motivaciones están bien delineadas, no las estimo suficientes para construir un relato como es debido, y con Dornan y Anderson jugando al gato y el ratón, pues...
Quedaría ver si la segunda temporada presenta más calidad.
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