Debo ser cuidadoso. Mi acercamiento a los
videojuegos ha sido brevemente con títulos como Smash. Bros., HALO, Street
Fighter, Soccer, algunos títulos de 007 y, por supuesto, algunos números
con Dragon Ball Z (suena
más divertido de lo que realmente es). Por lo que entro en blanco a la película
que ahora me ocupa -o al mundo, finalmente- y de la que me gustaría hablar no como
cinéfilo (en el fondo un poco) sino más como escritor, porque aunque los
videojuegos son gráficas y mucha labor digital, también son historias.
Algo me comentaron sobre que The World of Warcraft fue
el primer videojuego en línea, y del cual millones de personas quedaron
encantadas hace años. Supongo que por eso era de esperar que la entrega fílmica
ganara más adeptos o, por lo menos, la tranquila aceptación de sus fans. Si
esto se ha dado, es algo que ignoro. No pretendo menospreciar, difamar o
demeritar el trabajo de sus productores, guionistas ni director, por lo que
intentaré ser lo más objetivo posible, sin caer en el exceso.
Warcraft es entretenimiento. Sí, lo es. Montón de efectos
especiales, seguro. También creo que es un conjunto de historias entre
mezcladas.
En serio. Correcto, prometí ser objetivo.
La película dirigida por Duncan
Jones me habla de un universo donde las criaturas que tanto
vemos salir de la mitología cobran vida, y no sólo eso, sino que tienen su
propio estilo de sociedad, magia, creencias y metas (¿o deberé decir ganas de
sobrevivir?). También tenemos el mundo de los humanos, un mundo que parece
copia de muchos otros universos (no quiero explicar cuáles para no despotricar
el asunto); tomando como excusa central la huida, encontramos sutiles
referencias al abuso de poder, de conocimiento, al efecto que un individuo (o
personaje) puede tener sobre los demás, breves esbozos sobre la esclavitud,
sobre lo que significa que una especie quiera sobrevivir a costa de afectar a
otras, magia, encantamientos, a un hechicero que te chupa la vida como lo hizo Parallax en Linterna verde (2011), traición y también reflexiones
filosófico-teológicas como aderezo. ¿Suena desordenado? Probablemente. Lo
siento, casi percibí la cinta de ese modo.
Pero hay más. También, cuando la cinta
lleva ya un metraje de "desarrollo", nos introducen invisible y
palpablemente una pseudo-historia de amor. Llegando a ese punto, yo pensé
"¡Espera! ¿En qué momento nos dijeron que estos dos se gustaron? No creo
que sepan lo que es el coqueteo" y no sólo eso, sino que también, en el
grupo de magos, tenemos a un aprendiz (Ben Schnetzer) que se parece
bastante a Enrique Iglesias por
el peinado que le ponen (casi me imaginé al cantante haciendo trucos de
magia...) y pues, es el héroe. Tiene que serlo. ¿O es que la historia nos ha
timado?
La fórmula narrativa sigue una historia
muy sencilla: raza X escapa de Mundo Tal y la raza Y no está de acuerdo, pero
en la raza X hay un personaje que quiere el poder y la obediencia de TODOS y
pues así no se puede (¿dónde está la democracia?) y por estar en
"territorio ajeno", se desata la guerra, pero entonces, uno como
espectador piensa "Algo tuvo que pasar para que raza X acabara en
territorio de Y ¿gato encerrado? Quizá" y ¡sopas!, que te das cuenta de que
tenías razón.
La premisa sobre el bien y el mal aquí
está expuesta, pero de tal forma que termina siendo PREDECIBLE, al nivel de las
mayúsculas; claro que es una cinta entretenida, pero original en su tratamiento
no mucho. Desconozco el videojuego, pero incluso sin esa base, la película
resulta previsible. Sí, tiene buenos efectos, muy padres, pero en poco más de
dos horas, el que nos busquen contar fábulas sobre alianzas, amoríos, venganza,
lealtad, mitología fantástica (la cual es interesante por cierto) terminando siendo vacío, además de
que meten, sin explicación argumentativa alguna, referencias bíblicas, las
cuales, en contexto, resultan exageradas. Bastante.
Todo en poco más de dos horas. ¿Sobre los
personajes? Unos sobresalen más que otros: el aprendiz de mago, el protagonista
de la foto, el protagonista humano que vieron en el póster y el ejército. Unos tienen motivaciones claras, otros no tanto, y eso provoca un desbalance en la historia, la cual no es para todo público, me ha quedado claro. Entretiene, sí, tiene diálogos graciosos y otros inesperados, pero es verdad que deja muuuuchos cabos sueltos, intención evidente de un posible universo fílmico creciente.
De momento, una cinta regular.
De momento, una cinta regular.
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