Debo reconocer que el prólogo, con el tono más socio-filosófico que he leído en una novela, es uno de los aciertos más sólidos que encontré en la presente La conquista del aire. Es una novela interesante y densa, pero también con muchas pausas, especialmente en la interacción entre personajes. Vamos por partes. Un poco de la historia que te des una idea: Carlos Maceda tiene dos amigos, una pareja conformada por Guillermo y Martha. En una cena de amigos como cualquier otra, él le pide a sus dos amigos la cantidad de ocho millones de pesos, curiosamente la cantidad que ellos tiene en el banco (bueno, un poco más), esto con el objetivo de levantar su empresa, la cual pasa por una crisis financiera.
Correcto, la situación nos suena familiar. Un momento con el que todos nos sentimos identificados ¿o no? Bueno, esta premisa, basada en la confianza ("crédito" viene del latín creditere que significa confianza), es la que desencadena una comedia sumamente dramática en la que no sólo el trío de personajes protagonistas se ven envueltos en un marco de aventuras subsecuentes al préstamo, sino en un conflicto de intereses y empatías donde hasta las parejas de otros amigos en común terminan involucrados.
Belén Gopegui, en su prólogo, parece anunciar la novela como un poderoso medio de reflexión social, desea ver en ella algo más que un instrumento para entretener, lo que es sensato por el tipo de novela que aquí nos presenta. Ella es oriunda de Madrid y sabemos que Europa ve con mucho mejor ojo el arte que acá en América. Gopegui, con hábil retórica, insta a entender la novela como portadora de logos, de sentido y razón, como portadora de una hipótesis filosófica básica: ¿Es el dinero lo que constituye la esencia del hombre? Mucho se ha comentado acerca de la premisa central de la novela (la evolución del ser humano), pero por el tratamiento me atrevería a decir que aborda más una circunstancial notablemente terrenal: la forma como la vida empresarial influye en las relaciones personales. Queramos o no, es un ámbito poco cuidado, poco explorado, precisamente por la influencia misma que éste tiene en nosotros. Hoy día la gente vive más pensando en sobrevivir, que en buscar un crecimiento íntegro, humanista y sano.
No hay culpa, el mundo es así. Pero en este sentido, la obra cobra mayor significado. De esta misma forma las vidas de Guillermo, Martha, Santiago, Luz, Carlos y Ainhoa quedan a la intemperie, más por los deseos interrumpidos, callados y las verdades ocultas que por ausencia de motivos. La conquista del aire aborda frágilmente sus uniones al principio, porque conforme nos acercamos al final la psicología de cada uno se densifica. Así, tenemos un Carlos reflejo de un mundo inestable, donde las promesas son sucedidas por más promesas; a Martha, ejemplo de la ilusión y madurez profesional, Santiago como ejemplo de la duda personal, de la inseguridad ante las decisiones y una versión un tanto infantil de lo que es la reputación (esto último identificado más en su "relación" con Leticia); Guillermo como aquella persona que se mueve de la confianza a la impaciencia, estando por ocasiones deambulando por la indiferencia (y qué decir de los personajes secundarios). Esta es una novela con personajes comunes y a la vez estereotipados.
La novela juega bien sus cartas en el rubro social. Aunque también es cierto que la excusa que detona toda la historia pasa a transparentar subtramas de tal forma que alarga escenas de un modo extravagante, tal es el caso de la segunda reunión de los protagonistas.
Como dije: pienso que el propósito de la novela es la lección sobre lo que el trabajo LE hace a la gente, cómo la cambia psicológicamente, y cómo, por ello, la gente reflexiona su posición en la vida. Porque sí en algo la historia es consistente, es el reflejo que hace de la fragilidad laboral, de los activos y los pasivos (economía) y cómo el planear una vida no siempre tiene un matiz específico, sino que hay que aceptar que recibimos diariamente todo tipo de cambios. Si bien la novela tiene la intención de manejar centralmente a Carlos, Guillermo y Martha, es al primero al que desarrolla más, pues al abordar dramáticamente a los secundarios, se pierde un poco el panorama sobre las consecuencias que los demás viven.
Es una novela entretenida en general. ¿Qué aprendí? Digamos con su lectura reafirmé la inestabilidad laboral, y que en las relaciones humanas es mejor hablar con la verdad que seguir un capricho infantil, porque de éstos los tenemos todos.
Nuevamente, el prólogo, que habla de la búsqueda de sentido y la reorientación a ver la novela como fuente de criterio, es lo mejor de la presente obra.
Aunque se sienta imitar a Kubrick el título hubiera sido más chistoso con un 'o': "La Conquista del Aire ó cómo te pido dinero y después me hago güey". Por cierto, no estoy familiarizado con la novela y ciertamente el escenario y los sucesos me recuerdan a David Safier.
ResponderBorrarJajajajajaja tienes razón. Tal vez el subtítulo habría quedado mejor así. Pues la trama cumple, como lo dice la calificación :) Tiene sus puntos a favor, pero en definitiva el prólogo de sus aciertos más grandes.
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