Con ROMA, Cuarón entrega una crítica social fundamentada en un realismo acústico inusual.
9.0
Tipo de artículo:
Análisis.
De un par de años para acá he pensado que la magia de las grandes cintas no estriba en una intensidad visual, sino en lo sutil, en lo "no dicho", en lo metafórico/alegórico y no en lo presente o lo exacerbado. A veces, en lo simple yace una belleza inesperada que termina cautivando, pues noto que lo que compone dicha sencillez no es lo que yo espero. Algo así es ROMA. La nueva propuesta de Cuarón llega revestida de una cotidianidad reforzada por una cámara en blanco y negro para retratar con la mayor fidelidad la época en que se sitúa: los años 70 de la Ciudad de México.
Cuarón me cuenta el porvenir de una familia, pero la historia sigue los pasos silenciosos, humanos, dolorosos y dudosos de Cleo (Yalitza Aparicio), una mujer que se dedica al que-hacer del hogar de su patrona Sofía (Marina de Tavira) hasta que queda embarazada y queda inmersa en una encrucijada: localizar al papá de su creatura y revelarle la verdad a su jefa sin que ello le cueste su empleo, verdadero meollo que da pie para conocer, desde una perspectiva realmente íntima, nuestra nación hace 50 años.
Con una cámara fija envidiable que "suspende" el espacio-tiempo de la cinta, todo está narrado con una quietud pasmosa, una quietud que me permite absorber los diversos detalles visuales que el director coloca ante mí, ya sean desde una lámpara de noche, un gesto de duda o un grito en un desierto emocional que puede helar la sangre al máximo. Con sus herramientas técnicas, a mi juicio Cuarón me relata la mayor metáfora de la película: la soledad que viven ambas mujeres (la patrona y la empleada) por determinados eventos de su entorno, ya sea un esposo que huye o bien un embarazo no deseado. ¿Por qué su patrona le habla de soledad en un momento de furia? ¿Por qué el tipo que poseyó a Cleo la amenaza con una pistola? ¿Por qué le ocurre la desgracia en el hospital?
Y a estas adversidades, la calamidad en el hospital es cruda y despiadada, reafirmando la soledad a la que es confinada Cleo (la soledad de su patrona es narrada con otras metáforas y ejemplos visuales donde brilla la molestia y frustración como valores de escena. El confinamiento emocional al que las conduce el destacado director es crudo en su presentación, silencioso, como ya lo señalé, pero también mortal, porque da cuenta de una humanidad insatisfecha, imprudente, pero sincera y sin ambages. Respecto a Cleo, cuando se exculpa, su escape se convierte en una magnífica metáfora visual que tiene lugar en un entorno de paz, mucho de esto en compañía de su patrona.
Cuarón me cuenta el porvenir de una familia, pero la historia sigue los pasos silenciosos, humanos, dolorosos y dudosos de Cleo (Yalitza Aparicio), una mujer que se dedica al que-hacer del hogar de su patrona Sofía (Marina de Tavira) hasta que queda embarazada y queda inmersa en una encrucijada: localizar al papá de su creatura y revelarle la verdad a su jefa sin que ello le cueste su empleo, verdadero meollo que da pie para conocer, desde una perspectiva realmente íntima, nuestra nación hace 50 años.
Con una cámara fija envidiable que "suspende" el espacio-tiempo de la cinta, todo está narrado con una quietud pasmosa, una quietud que me permite absorber los diversos detalles visuales que el director coloca ante mí, ya sean desde una lámpara de noche, un gesto de duda o un grito en un desierto emocional que puede helar la sangre al máximo. Con sus herramientas técnicas, a mi juicio Cuarón me relata la mayor metáfora de la película: la soledad que viven ambas mujeres (la patrona y la empleada) por determinados eventos de su entorno, ya sea un esposo que huye o bien un embarazo no deseado. ¿Por qué su patrona le habla de soledad en un momento de furia? ¿Por qué el tipo que poseyó a Cleo la amenaza con una pistola? ¿Por qué le ocurre la desgracia en el hospital?
Y a estas adversidades, la calamidad en el hospital es cruda y despiadada, reafirmando la soledad a la que es confinada Cleo (la soledad de su patrona es narrada con otras metáforas y ejemplos visuales donde brilla la molestia y frustración como valores de escena. El confinamiento emocional al que las conduce el destacado director es crudo en su presentación, silencioso, como ya lo señalé, pero también mortal, porque da cuenta de una humanidad insatisfecha, imprudente, pero sincera y sin ambages. Respecto a Cleo, cuando se exculpa, su escape se convierte en una magnífica metáfora visual que tiene lugar en un entorno de paz, mucho de esto en compañía de su patrona.
Es donde entra el espíritu de la película. Si bien la soledad es tétrica, aterradora y ni tú ni yo la queremos, ronda nuestras vidas como la muerte acecha en cada pasillo, y ambas dimensiones se conjugan para darle a la vida ese aire de incertidumbre que la hace tan famosa. Apoyada por el cariño de los hijos de su patrona, Cleo lucha contra su propia culpa, contra su impotencia femenina, aclarada en un par de escenas del filme, y contra el desinterés del muchacho que egoístamente la poseyó. ROMA me habla, si me quiero ver muy metafísico, de la piedra que nos encontramos en el camino, por propio deseo o imposición ajena, una piedra que nos obliga a mirarla y nos dice que no debemos prescindir de su presencia. Es una piedra que, sin importar las circunstancias, se encuentra en nuestro camino: la piedra puede simbolizar una responsabilidad o una pérdida. Una libertad o una obligación. Una posibilidad abierta o perdida. Un camino a seguir o una puerta cerrada. ¿Por qué huye el papá? ¿Por qué la mamá suelta una verdad con crueldad en un momento de aparente tranquilidad?
Esta dualidad persiste en casi toda la película, con metáforas visuales complejas, difíciles de digerir; abstrusas. Y se empecina en crear un espacio de manera silenciosa, abierto por diálogos o encendido por actos prohibidos o pasionales, instigados por lo moral o lo emocional. Hay de ambas. ROMA. Y parte de lo crudo reside en usar hasta lo más banal como una lejana alegoría del recuerdo sobre el origen mundano: la caca de perro que pisa constantemente la patrona es, para ella, un recordatorio de su hogar terrenal, distinto al de muchos hombres (incluido su esposo). Entonces aflora su furia, su ira e impotencia. El descuido de Cleo da pie a no perder de vista este hecho implícito. Sin embargo, aunque es parte del mensaje, esto no me quita el habla y me arranca lágrimas de dolor, lo más duro es la escena del hospital. Si no has visto la película, prepárate para dicha escena; si ya la viste, seguramente lloraste, como yo lo hice. Lloras por lo desgarrador, por lo cruel del destino, porque la mala fortuna, en apariencia así plasmada, al final puede ser la manera de liberar al individuo de carcomerse, de despojarlo de un sinsentido o una culpa impuesta por factores ajenos. ROMA.
Esta dualidad persiste en casi toda la película, con metáforas visuales complejas, difíciles de digerir; abstrusas. Y se empecina en crear un espacio de manera silenciosa, abierto por diálogos o encendido por actos prohibidos o pasionales, instigados por lo moral o lo emocional. Hay de ambas. ROMA. Y parte de lo crudo reside en usar hasta lo más banal como una lejana alegoría del recuerdo sobre el origen mundano: la caca de perro que pisa constantemente la patrona es, para ella, un recordatorio de su hogar terrenal, distinto al de muchos hombres (incluido su esposo). Entonces aflora su furia, su ira e impotencia. El descuido de Cleo da pie a no perder de vista este hecho implícito. Sin embargo, aunque es parte del mensaje, esto no me quita el habla y me arranca lágrimas de dolor, lo más duro es la escena del hospital. Si no has visto la película, prepárate para dicha escena; si ya la viste, seguramente lloraste, como yo lo hice. Lloras por lo desgarrador, por lo cruel del destino, porque la mala fortuna, en apariencia así plasmada, al final puede ser la manera de liberar al individuo de carcomerse, de despojarlo de un sinsentido o una culpa impuesta por factores ajenos. ROMA.
¿Qué enuncia Cuarón con una milicia recorriendo una calle sin ton ni son? ¿Por qué el elemento del agua persiste en la película? ¿Es el mensaje de la ubicuidad del destino? ¿De que, no importa qué hagamos, hay factores o elementos azarosos que siempre nos perseguirán, en las buenas y en las malas? ¿Por qué vemos una escena que refiere al milagro en una escena de rechazo? Estas y otras preguntas azotaron mi mente a medida que avanzaba en la narrativa de la película, y dado que es una cinta que necesita visitarse al menos cinco veces, dejaré abiertas las interrogantes; Cuarón recurre al sonido, más que la imagen, para transmitir los dolorosos recuerdos de una época previa.
Para un servidor, es una época que puedo observar, no asir, y me queda claro que el dolor, la posibilidad de la esperanza y el poderoso silencio fueron elementos que permanecen incluso ahora. Porque, como lo expresé antes, hay más riqueza en la posición del desventurado que en la del privilegiado, porque hay más interés, más profundidad e historia en quien desea y no puede que en quien tiene y nunca se impuso límites, análisis o cuestionamientos. ROMA me lleva de la mano por una época difícil, intensa en su silencio, desgarradora y sin piedad para transmitir mensajes sobre libertad y encarcelamiento emocional, pero sobre todo, para dar cuenta de una sociedad machista que apresa a muchas mujeres, no importa la época en que vivan.
Para un servidor, es una época que puedo observar, no asir, y me queda claro que el dolor, la posibilidad de la esperanza y el poderoso silencio fueron elementos que permanecen incluso ahora. Porque, como lo expresé antes, hay más riqueza en la posición del desventurado que en la del privilegiado, porque hay más interés, más profundidad e historia en quien desea y no puede que en quien tiene y nunca se impuso límites, análisis o cuestionamientos. ROMA me lleva de la mano por una época difícil, intensa en su silencio, desgarradora y sin piedad para transmitir mensajes sobre libertad y encarcelamiento emocional, pero sobre todo, para dar cuenta de una sociedad machista que apresa a muchas mujeres, no importa la época en que vivan.
Conclusión:
ROMA no es una cinta lenta, al menos no como la imaginé. Recurre a una cámara quieta que me deja, como espectador, absorber todos los detalles posibles, pero en su quietud hay espacio para el sonido, para la belleza de la fotografía (muy nítida, por cierto). Tiene momentos intensos si miras desde una postura distinta, si te "sales" de ti para adentrarte en la piel del personaje. Su silencio, su monotonía, su ruido o sus giros de tuerca componen una trama elaborada con una belleza distinta a lo esperado. Es cuestión de contemplarla, de olvidar completamente la acción continua y adentrarse, con paciencia, en una historia inusual. Debes ver ROMA con ojos setenteros, con ojos de poca piedad, compasión y objetividad. Una cinta cuya belleza y conmoción radica en lo que no dice a primera vista, sino en lo que susurra al oído después de varias repeticiones.
Me será imposible mantener un ojo objetivo en esa ocasión, pues tiene rato que admiro enormemente la trayectoria del Cuaras, casi casi desde el principio (obvio no desde el principio porque cuando se estrenó 'Sólo con tu Pareja' estaba yo muy morro y pendejo para siquiera voltear a verla, esa la aprecié rato después) cuando vi 'La Princesita' y no me explicaba todavía quién era ese imbécil cuya capacidad creativa convertía un cuento de hadas genérico en una fábula anti-bélica llena de momentos visualmente preciosos y un onirismo mágico cuyo único contraste había encontrado en las hermosas pesadillas de Tim Burton; luego llegó 'Children of Men' y nunca más dudé: este vato es el mejor cineasta mexinaco de su generación, y no sólo eso, es de los llamados 'Tres Amigos' el que abre camino: el primero en tener éxito comercial fuera del país, el primero en hacerse de la estatuilla y el primero en romper los paradigmas mercantiles con el streaming. Ahora que hemos llegado a ese punto, no tengo mucho que agregar a lo ya dicho de 'Roma', tanto bueno como malo. Y no pienso decir que a aquellos que no les gustó son una partida de ignorantes (insensibles tal vez) y burros ni nada de eso porque no todo el cine es para todos y ésta en particular es además muy íntima y particular para siquiera sugerir que habrá un público amplio al que llegue.
ResponderBorrarEn efecto estamos ante una cinta contemplativa, plagada de simbolismos y metáforas desde su primerisísimo cuadro, y lo más absurdo del asunto es que los símbolos no son sólo visuales sino sonoros. Cosa de por sí horrible para el espectador promedio cuyo fin último es el entretenimiento inmediato, ya ponerlo a escuchar e interpretar de los sonidos ambientales ya es un acto de violencia que pocos están dispuestos a tolerar. Luego viene la trama: un retrato personal en la sociedad chilanga cuyo eje central cae sobre los hombros de Cleo, una empleada doméstica mixteca radicada en el lecho de una familia pudiente durante el transcurso de los años 1970 a 1971. ¿A quién le va a interesar ver el quehacer de la casa por dos horas y media? Hueva gigante, ahí se la ven...
La siguiente lectura está en lo técnico, Cuarón demuestra fidelidad a las palabras de Lubezki cuando afirmó que 'Cuarón fue un amigo y un maestro' pues su trabajo como Director de Fotografía lleva en sí mismo una sensibilidad monstruosa, llevando de la mano esa nostalgia añeja de un tiempo muerto, congelado en plata-gelatina para la contemplación del pasado en miras de recuerdos ensamblados entre detalles (a eso me refiero con que cada punto está plagado de una idea abstracta). Aunado al efecto atmosférico el director se apoya en un equipo de producción que logra una tarea titánica al recrear con total precisión ese punto del país con un tino y una exactitud nunca antes vistas en una película de producción nacional, simplemente brillante.
Ahora tenemos el acto de denuncia, la protesta, el señalamiento de todas las cosas negativas en la sociedad mexicana y que en todo su error siguen sin cambio desde hace 50 años. La desigualdad social, la discriminación cargada de polarización, el aparato político inoperante y actuando en contra del bienestar popular desde siempre, la opresión a la figura femenina en todas sus formas, la vida cotidiana como prisión urbana, el estigma de las familias disfuncionales.
De ninguna manera podría decir que se trate de una obra de arte, como tampoco creo que sea la mejor película mexicana del año, en mi personal opinión ese título corresponde a 'Sueño en Otro Idioma', ¡vaya! ni siquiera es la mejor película del director, pero de que es buena lo es y vale la pena darle su justo lugar porque tan sólo su diseño de producción y edición de sonido valen para dar cátedra.
Y eso esto último por lo que admiro tanto al Cuaras: cada película, cada proyecto, cada trabajo terminado es un acto de transgresión en innovación tal que eleva la vara otro tanto, obligándonos a mejorar el séptimo arte.